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¡Klaatu… Verata… Nim(cof)hjsjummejum!
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10 mar 13 Etapa ciclista: La Canchuela – Fangorn – Bejarano – Las Ermitas – Reventón (03/03/2013)

El domingo 3 de marzo realicé una nueva etapa en Córdoba, con mis colegas del Club Bartocalvos. Fue una etapa que empezó esquinada. A primera hora de la mañana recibía un mensaje de Mané, comentando que aún estaba de empalmada y que no iba a salir a rodar. Bueno, esa clasde cosas pasan de cuando en cuando. Pero el principal problema vino a la hora de empezar a rodar sobre la Fuji, que para la ocasión había llevado a Córdoba. La tarde anterior había reemplazado la cadena, que estaba más que trillada, por una nueva. La había estado probando, y sin problemas. Pero al rodar un poco, camino de casa de Ángel, el punto de partida, ésta empezó a saltar en todos los piñones. El diagnóstico estaba claro: me había cargado la corona de piñones por no reemplazar la cadena a tiempo. No me quedaba más remedio que volver a casa y coger la Ghost. Sólo que, al hacerlo, me cargué el soporte del velocímetro. La mañana, desde luego, estaba empezando de fábula.

Retorné al punto de partida. Allí habíamos quedado Ángel, Kike, Marcos, Jose y yo. Habíamos quedado a las 8:30h con la idea de encontrarnos con Antonio a las 9:15h en la entrada de Medina Azahara, y realizar la subida a La Canchuela. Pues con tanto percance, no pudimos salir hasta las 8:50h. Kike y Jose se habían adelantado, así Ángel y Marcos me llevaron a toda velocidad por el Canal hasta llegar al punto de encuento, si bien dimos un extraño rodeo por el Patriarca Bajo, por aquello de pisar poco asfalto.

Una vez en el punto de encuentro, sacamos por primera vez a la luz las equipaciones del club: nos deshicimos de chaquetillas (o en mi caso, me puse el maillot por encima de ésta), para realizar la primera salida oficial del club con todos los participantes equipado con la equipación. Había costado meses conseguirlo, pero al fin lo habíamos hecho.

Retomamos la marcha a las 9:15h, canal adelante, camino de la Vereda de La Canchuela. Era una incógnita el saber cómo nos íbamos a encontrar la Canchuela, después de las lluvias. Incógnita que quedó pronto resuelta. Los primeros tramos de la subida se encontraban perfectamente aposentados, por lo que pudimos hacer una subida bastante buena. Marcos y Ángel iban en cabeza, y yo no me quedaba haciendo un mal papel. Sin embargo, otro nuevo inconveniente hizo acto de presencia: se me soltaron las bridas del sensor ANT+, lo que me obligó a hacer una parada para remendarlo. El resto de la etapa me daría guerra, aflojándose y moviéndose de sitio cada dos por tres.

Una vez reanudada la marcha, llegamos hasta la primera cancela, y el desvío por el nuevo trazado de la vereda. A partir de ahí la subida se complicó un tanto por la abundante presencia de barro; por suerte barro no arcilloso, por lo que no se quedaba pegado a las ruedas. A partir de ese punto empezamos a encontrarnos con abudantes ciclistas, lo que hizo el rodar algo más entretenido.

Pasamos el Valdío de Pedrajas, y nos dirigimos hacia el Rosal de las Escuelas. Pasamos la segunda cancela, y tras un rodar bastante alegre, decidimos dirigirnos a Trassierra atravesando Bosque de Fangorn. Para ello, dejamos La Canchuela y tomamos la carretera hasta el cruce de Trassierra, en cuya gasolinera hicimos una breve parada de avituallamiento.Eran las 10:50h, y llevábamos ya 22 kms. de etapa.

IMG-20130303-WA0006.jpg

Tras la parada, entramos en Bosque de Fangorn. Contra lo que me esperaba, no se encontraba especialmente embarrado, por lo que las bajadas las pudimos hacer bastante bien. Una vez pasado el puentecillo, intentamos realizar la subida de la piedra; todos sin éxito, salvo Ángel, que lo consiguió al segundo intento, subiendo con la BigHit. Luego de pasar el mirador, iniciamos un divertido descenso hacia el Pinar de Torrehoria. Esta parte del Bosque estaba algo más embarrada, por lo que me tomé el descenso con calma y precaución.

Una vez en el Pinar, tomamos la pista que conduce al Lagar del Caño del Escarabita. Esta parte, como era de esperar, se encontraba plagada de inmensos charcos. Y aunque al principio hicimos por evitarlos, una vez que nos llenamos de barro, empezamos a ser más laxos en esta labor. O en mi caso, directamente pasaba de evitar los charcos y los cruzaba por en medio.

Tras llegar al Caño, tomamos la pista que enlaza con la entrada del Bejarano, esquivando la Fuente del Elefante. En esta parte estábamos ya con las bromas, saltando en charcos para salpicar a los demás, y haciendo pequeños piques. En uno de ellos, Antonio metió le metió el hombro más de la cuenta Ángel, con el resultado de que éste último dio con sus huesos en el suelo. Afortunadamente sin mayores consecuencias.

Pasamos el Bejarano, pletórico de agua, y nos dirigimos a su primer venero, el rebosadero del acueducto romano. Allí fue donde tomamos la foto conmemorativa de la etapa:

IMAG0478.jpg

Tras esto, continuamos en dirección al Jardinito. Esta parte de las Siete Fincas estaba bastante más embarrada, y además, observamos el efecto de los recientes temporales, que se traducían en árboles desarraigados y partidos, que en parte bloqueaban el camino. Realizamos la subida de El Jardinito, con incluso un pique entre Kike y Marcos, que les hizo subir a toda velocidad. Sumamente divertido :mrgreen:

Una vez en las Siete Fincas, optamos por realizar el enlace con las Ermitas a través Los Pajaritos. Dejamos la carretera, y tomamos una pista a mano derecha, que abandonamos, posteriormente, a la altura de un poste de la luz, para tomar un sendero que nos llevó directamente a la carretera de las Ermitas. Sendero que hicimos a toda velocidad, al ir yo en cabeza, Marcos no dejaba de echarme el aliento en la nuca. :mrgreen:

Cuando nos reagrupamos, realizamos el descenso de la vereda de las Ermitas (por mal nombre los chorizos) hasta la entrada de las Ermitas. A esas alturas Jose, que acumulaba un gran desgaste tras algunas semanas sin salir a rodar, empezó a manifestar graves problemas con su freno trasero, lo que hizo que en un momento determinado a punto estuviera de cascar un poste de la luz con la cabeza. Ante esto, por precaución, decidió evitar la bajada por Los Pobres, y realizar un descenso algo más convencional por el Reventón, ante lo que me decidí a acompañarle, por si tuviera algún tipo de problema.

Realizamos con calma la bajada del Reventón, que se encontraba tremendamente concurrida, y nos reagrupamos con nuestros compañeros al la entrada de Los Pobres. Bajamos sin más inconveniente hasta el final de la carretera de Las Ermitas, y allí, en vez de bajar pos asfalto, hicimos el descenso de La Milla. Bueno, al menos lo hicieron Marcos, Ángel, Kike y Antonio. Jose no estaba en condiciones técnicas de hacerlo, y yo tenía cosas mejores que hacer que partirme los dientes. Así que en la bajada me despisté y perdí a los cuatro fenómenos de vista. Jose y yo acabamos saliendo a una pista del Patriarca. Posteriormente, nos encaminamos a la cantera mozárabe, donde nos reencontamos con nuestros amigos, ya que La Milla baja por la cantera.

Por último, salimos del Patriarca bajando por el salto de la meseta, donde Antonio estuvo en un tris de dar con sus huesos en el suelo, y de perder el carnet de padre al rebotar en el sillín. Tras las risas de rigor, enlazamos con la carretera de la Albaida a la altura del chuletero El Rancho Grande, donde hicimos una parada de homenaje.

2013-03-03-rancho_grande

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: S/D
  • Distancia (según el GPS): 41’48 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 28m 14s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 09m 20s
  • Velocidad media: 11’952 km/h
  • Velocidad máxima: 44’68 km/h
  • Pulsaciones medias: 145 pulsaciones/min
  • Pulsaciones máximas: 184 pulsaciones/min
  • Consumo medio de calorías: S/D
  • Consumo máximo de calorías: S/D
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: S/D
  • Consumo total de calorías: 3596 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 100B MTB

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: La Canchuela – Fangorn – Bejarano – Las Ermitas – Reventón

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25 sep 12 Etapa ciclista: Montecobre – Bosque de Fangorn – GR-48 – Lagar de la Cruz (15/08/2012)

El 15 de agosto, ya de vuelta de Galicia, tuve el inmenso placer de volver a rodar por la Sierra de Córdoba. En esta ocasión tuvimos una salida un tanto atípica: una salida mixta con miembros de Los Califas. Y es que aparte de Marcos, Ángel y yo salieron con nosotros otros tres integrantes de este club. Otra de las particularidades de esa salida es que empezamos a rodar a las 7:30h, ya que era jornada laborable, y aunque yo me encontraba de vacaciones, otros de los integrantes del grupo no eran tan afortunados.

Así pues, salimos del Camping y nos dirigimos a la vereda de Trassierra, que abandonamos para realizar la subida de Montecobre. Pronto los Califas empezaron a marcar su ley, con lo que Ángel y yo empezamos a sufrir sobre la bicicleta. Y es que en mi caso, las etapas gallegas no habían servido de mucho en lo referente a coger forma.

A las 8:35h ya habíamos subido hasta el Mirador de las Niñas y -según los Califas- ya íbamos con retraso. Así que sin solución de continuidad bajamos hasta el cruce de Trassierra y entramos en el bosque de Fangorn, que atravesamos no sin algún que otro percance, afortunadamente sin mayores consecuencias. Una vez fuera del bosque de Fangorn, nos encaminamos a toda velocidad al Lagar del Caño del Escarabita, desde donde ascendimos hasta tomar la pista que lleva directamente a las fuentes del Bejarano.

Desde allí tomamos el GR-48 camino hacia las Siete Fincas. A esas alturas, con la lengua arrastrando, iba quedándome descolgado poco a poco. Ángel y Marcos aminoraron algo el ritmo para no dejarme completamente atrás, pero iba sufriendo como un condenado. Una vez alcanzamos el tramo de asfalto de las Siete Fincas, los Califas siguieron su camino, ya que tenían que llegar a tiempo al trabajo. Marcos y Ángel, por su parte, aflojaron el ritmo para no hacerme trizas a esas alturas.

Paramos un momento en casa de Carlos para recuperar el resuello y hacer una breve visita. Tras ello, continuamos hasta el Lagar de la Cruz, a donde llegamos a las 9:35h. Allí nos cruzamos con mi primo Jose y sus colegas de bici, pero iba tan hecho polvo que no me di ni cuenta. Vista la hora, decidimos bajar por carretera a Córdoba, para que Marcos pudiera abrir la tienda a una hora razonable. Así pues, bajamos hasta el Camping, donde nos separamos de Marcos, y Ángel se quedó en casa. Yo llegué a la mía, hecho trizas, a las 9:50h. Una etapa durísima donde las haya, y en la que tengo la constancia de que los Califas se iban conteniendo. ¡Que fieras!

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: 33’52 km
  • Distancia (según el GPS): 32’379 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 07m 53s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 2h 18m 13s
  • Velocidad media: 15’72 km/h
  • Velocidad máxima: 56’58 km/h
  • Pulsaciones medias: 149 pulsaciones/min
  • Pulsaciones máximas: 174 pulsaciones/min
  • Consumo medio de calorías: 1080 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1330 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 58m 54s
  • Consumo total de calorías: 2457 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 83AB

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Montecobre – Bosque de Fangorn – GR-48 – Lagar de la Cruz

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24 sep 12 Etapa ciclista: Los Morales – Bejarano – Minas Romanas – Siete Fincas (29/07/2012)

La segunda salida del último fin de semana de julio fue una salida sumamente especial. Aunque en un principio habíamos quedado tres amigos (Marcos, Mané y yo) para salir a rodar en una etapa exploratoria que tenía por objetivo principal alcanzar las minas romanas del arroyo Bejarano, finalmente acabamos saliendo tan sólo Marcos y yo. La hora escogida para salir, las 10:00h, tampoco fue especialmente acertada, pero había sido uno de los requisitos que Mané solicitó para poder acompañarnos, por lo que accedimos a salir más tarde de la cuenta. Irónicamente Mané finalmente no estuvo en condiciones de salir, por lo que Marcos y yo acabamos haciendo en solitario una etapa ciertamente exigente, a una hora avanzada, en uno de los días más calurosos del año.

Realizamos la subida de Los Morales, lo cual fue una auténtica tortura por el asfixiante calor que hacía en la zona a esa hora del día. Aun así, logramos llegar al Lagar de la Cruz apenas pasadas las 11:00h. Continuamos siguiendo el GR-48, atravesando las Siete Fincas, hasta el arroyo Bejarano, no sin antes detenernos unos momentos en casa de Carlos e Inma a estar un momento de palique. Reanudada la etapa, tomamos la ruta Bejarano-El Molino, bajando todo el rato en paralelo al arroyo Bejarano. No dejamos de advertir un hecho curioso: al principio de la senda había colocados múltiples bidones de agua, delimitados con cinta bicolor de advertencia. Nos pareció curioso, pero no volvimos a pensar en ello, hasta que unos días después leí en el periódico que los álamos de ribera de la zona se encuentran afectados por un hongo mortal, y la única manera de contener la infección es arrancando los árboles enfermos y sustituyéndolos por nuevos plantones, que son regados por voluntarios. Una gran iniciativa, que animo a apoyar a todo el que pueda.

Continuado nuestro camino nos fuimos internando más y más en la maleza, hasta casi perder el camino. Por suerte, nos encontramos con unos senderistas (uno de ellos, Yiyo, había sido compañero mío en La Salle), que nos indicaron el camino correcto: un sendero estrecho, con una fuerte pendiente lateral que descendía siempre pegado al arroyo. Un sendero genial, pero sumamente peligroso. Tan peligroso que Marcos sufrió una caída de las que hacen época: enganchó un pedal en un tronco de árbol, de tal manera que pivotó sobre él, saliendo despedido, con bici y todo, al cauce del arroyo Bejarano, para dar con sus huesos en un frondoso zarzal, del que tuve que ayudarle a salir.

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Paramos unos momentos a que Marcos se lavara en las aguas del Bejarano para quitarse el escozor y extraer pinchos, y hacer algunas reparaciones mecánicas.

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Hecho esto, seguimos hasta las minas romanas. Entramos en la primera, rectilínea, sin más novedad que la de encontrar un enorme murciélago en su interior. La segunda, más amplia e interesante, dio para más juego. Exploramos varios ramales, llegando hasta su máxima profundidad, que se encontraba con bastantes derrumbes…

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…y anegada de agua:

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De vuelta a la salida de la cueva, nos echamos unas fotos antes de continuar con la marcha.

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Seguimos descendiendo por el Bejarano hasta llegar al río Guadiato. Allí, giramos a la izquierda, aguas abajo, hasta llegar a la Mesa de la Aldea. Desde la Mesa, en fuerte subida, ascendimos por un angosto sendero (yo siempre lo había recorrido hacia abajo) hasta enlazar con la pista que lleva a Santa María de Trassierra. Desde allí tomamos el GR-48, para dirigirnos de nuevo al Bejarano. A esas alturas de la etapa empezaba a estar bastante machacado, por lo que me vi forzado a bajar el ritmo. No en balde, eran ya las 13:00h, y el calor empezaba a ser brutal.

Sin muchos más trámites seguimos por el GR-48, pasamos junto al Bejarano y volvimos a entrar en las Siete Fincas. Nos volvimos a detener en casa de Carlos e Inma, en principio a tomar unas refrescantes cervezas, pero ya puestos, aceptamos una invitación para comer, lo que tengo que admitir que me vino de perlas, ya que además me permitió ver el G.P. de Fórmula 1.

Retomamos la etapa a las 17:20h. Decidimos acabar con el recorrido por la vía rápida, bajando desde el Lagar de la Cruz por la carretera del Brillante. Sin embargo, aún quedaba un percance por suceder: al poco de salir de casa de Carlos, sufrí un pinchazo en las Dos Columnas… ¡con un trocito de grava del aglomerado asfáltico! No quedó más remedio que cambiar la llanta, antes de proseguir la etapa. El resto del recorrido no tuvo mayor inconveniente. Marcos y yo nos separamos al entrar en el Brillante, bajando yo por Sansueña para llegar a casa minutos antes de las 18:00h.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: N/D
  • Distancia (según el GPS): 33’569 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 35m 11s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 7h 51m 28s
  • Velocidad media: 12’98 km/h
  • Velocidad máxima: 52’34 km/h
  • Pulsaciones medias: N/D
  • Pulsaciones máximas: N/D
  • Consumo medio de calorías: N/D
  • Consumo máximo de calorías: N/D
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: N/D
  • Consumo total de calorías: 4695 kcal (estimado)
  • Índice IBP de dificultad: 94BA

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Los Morales – Bejarano – Minas Romanas – Siete Fincas

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12 may 12 Etapa ciclista: Montecobre – Trassierra – Bejarano (01/05/2012)

El primero de mayo de este año realicé una etapa sumamente especial con un buen grupo de amigos. Y aunque el recorrido de la etapa fue bastante convencional, la compañía sí fue, por el tiempo transcurrido, bastante inusual: Manolo y Pablo, además de Ángel, Carlos e Inma. Y es que hacía casi nueve años que no salíamos Manolo, Pablo y yo a dar pedales. Y casi dos años que no salía a rodar con Pablo. En resumen, se trataba de una ocasión especial.

En lo climatológico, ese martes primero de mayo se presentaba complicado. Abril se había despedido con una importante cantidad de agua, y en esos últimos días del mes había llovido más que en el resto del año. Esa mañana amaneció bastante fría, lo que hizo que siguiéramos usando, el que más y el que menos, la ropa de invierno, pese a lo avanzado del año. La organización tampoco había sido muy sencilla: íbamos a salir, en principio, Manolo, Pablo, Mané, Ángel, Carlos, Inma y yo. Pero Ángel lo haría desde el cruce de Trassierra, y Carlos e Inma engancharían en Trassierra. Mané, por su parte, se suponía que iba a salir con nosotros, pero esa mañana nos enteramos que se iba a caer de la convocatoria. Casi igual que Inma, que había tenido problemas con la cerradura de su casa, y temía quedarse en la calle.

Pablo apareció por casa a las 8:45h. Venía calado de frío, y tuve que prestarle unos guantes y un bidón de agua. Pero no fue el único problema: cuando nos preparábamos para salir, observamos que su cubierta trasera presentaba un corte que hacía peligrar claramente su integridad. No nos quedó más remedio que cambiarla, reemplazándola por mi Small Block Eight. Pero cuando ya teníamos cambiada la cubierta, nos llevamos una nueva sorpresa: la rueda se deshinchaba rápidamente: la cubierta antigua tenía un pincho clavado que había atravesado la cámara, pero que al no moverse, taponaba la salida de aire. Al cambiar la cubierta, saltó a la luz el problema. A todo esto, Manolo había llegado ya, e íbamos tarde para llegar al punto de encuentro con Ángel, en la gasolinera del cruce de Trassierra, a las 10:00h. Desmontamos y parcheamos la cámara, y finalmente pudimos ponernos en marcha al filo de las 9:45h. Estaba claro que no íbamos a llegar. Por ello, opté por desechar el primer tramo de la subida de Montecobre por la Vereda de Trassierra, y realizar la subida por la carretera de la Albaida, pese al intenso tráfico.

Llegamos a la entrada de la Casa de la Ventana a las 10:20h. Allí nos encontramos con Ángel quien, harto de esperar en solitario, decidió acompañarnos en la subida. Subimos, ya los cuatro, el segundo tramo de Montecobre hasta la Torre de las Siete Esquinas, a un ritmo bastante tranquilo, pero consistente. Allí empezamos a observar que el barro iba a ser un compañero más de etapa a lo largo del día, si bien era algo que no iba a amedrentarnos. Así pues, afrontamos el último tramo de subida hacia el Mirador de las Niñas. Pablo iba en cabeza cuando tuvimos el primer percance del día: en uno de los tramos más estrechos de la subida, cerrado completamente por la vegetación, otro ciclista que bajaba hacia la Torre a tumba abierta, colisionó con Pablo. Por suerte Pablo no sufrió problema alguno, pero el otro ciclista, que chocó con la rueda delantera de la bici de Pablo, salió despedido contra la vegetación. Un choque peligroso, que por suerte no tuvo más consecuencias que un radio roto en la bici del otro ciclista.

Pasado el susto, seguimos subiendo, hasta llegar a la carretera del mirador. Una vez reagrupados, bajamos hasta la gasolinera del Cruce, y entramos en el segundo reto de la jornada: el bosque de Fangorn. El bosque, como era de esperar, se encontraba de barro hasta el corvejón. La nueva Larsen no se portaba mal, pero se notaba que no era el tipo de firme más adecuado para ella. Pablo, por su parte, lo iba pasando algo peor con la Small Block Eigth, más desgastada. Además, como complicación añadida, se quejaba de las inercias de la bici de montaña ya que, más acostumbrado a montar últimamente en su bici urbana, había perdido la costumbre.

La bajada hasta el puentecillo del bosque fue pródiga en incidentes: Manolo y yo sufrimos sendas caídas. La mía provocada por frenar más de la cuenta, que me llevó a deslizar más de la cuenta, tener que echar pierna a tierra, con tan mala suerte que la pasé por la izquierda de un pequeño tronco, mientras que la bici y el resto de mi persona pasaban por la derecha. El latigazo del tronquillo en la pierna casi me arranca la rótula. Manolo, por su parte, se cayó al verme a mí despatarrado en mitad de la bajada. Supongo que tuvo que impresionar un poco.

Culminamos la subida del bosque, y afrontamos la última bajada. Húmeda y peligrosa, pero que Ángel realizó magníficamente, como de costumbre. Yo me lo tomé con algo más de tranquilidad; Pablo no tuvo muchos problemas, aparte de sus inercias, y Manolo volvió a dar con sus huesos en la tierra.

Realizamos la bajada hasta Trassierra por carretera, donde nos esperaban Carlos e Inma. Hicimos allí una parada, donde, aparte de las presentaciones oportunas, aproveché para hincharme a jeringos. Llevaba meses con ganas de comerlos en mitad de una etapa. ^_^

Reanudamos la etapa, camino del Bejarano, recién pasado el mediodía. Ángel nos abandonó, ya que le esperaban en casa de Enrique en El Salado. Decidimos, dado lo avanzado del día, descartar el tramo de los Baños de Popea que habíamos tenido en mente realizar. Inma, que hacía tiempo que no salía en serio con nosotros, sufrió los primeros tramos de la subida hacia el Bejarano, pero se rehízo bastante bien. Alcanzamos el primer venero del Bejarano pasadas las 12:30h, donde aprovechamos para hacernos las únicas fotos del día:

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La siguiente parada de la jornada era el Lagar de la Cruz. Aunque teníamos la posibilidad de ir directamente remontando el Bejarano hasta allí, fuimos por el GR-48, algo más cómodo, y que contaba con la ventaja de que pasa justo por la puerta de la nueva casa de Carlos e Inma. Dicho y hecho. A esas alturas de la jornada el cielo había abierto bastante, y la temperatura era considerablemente más alta, aunque no llegaba a incomodar. A las 13:10h nos despedimos de Inma y Carlos, por lo que el grupo, reducido a tres, continuó su avance por las Siete Fincas.

Iniciamos la bajada por Los Morales al filo de las 13:30h. Una bajada en la que el barro ya había desaparecido, por lo que se encontraba perfecta para realizar el descenso con alegría. Sin más incidentes, salvo el deseo expresado por Pablo de haber contado con una doble en determinados tramos de la bajada, llegamos hasta Los Morales. Enlazamos posteriomente con la Huerta de Hierro, y bajamos por Sansueña. Llegamos a mi casa a las 14:00h, donde dimos por finalizada la etapa. Etapa realizada en una buena compañía (viejos camaradas, Bartocalvos…), que espero volver a repetir. :D

  • Distancia: 32’56 km.
  • Distancia (según el GPS): 32’316 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 53m 30s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 17m 15s
  • Velocidad media: 11’32 km/h
  • Velocidad máxima: 48’91 km/h
  • Pulsaciones medias: 136
  • Pulsaciones máximas: 185
  • Consumo medio de calorías: 960 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1430 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 50m 50s
  • Consumo total de calorías: 4032 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 99BA

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Montecobre – Fangorn – Trassierra – Bejarano – Los Morales

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15 mar 12 Etapa ciclista: Reventón – Siete Revueltas – Trassierra – Bejarano – Reventón (04/03/2012)

El domingo 4 de marzo realizamos una nueva etapa por la Sierra de Córdoba. Una etapa en la que parecía que nos íbamos a juntar un buen pelotón de gente: Javi Aljama, Javi Balaguer, Ángel, Mané, Enrique, Carlos y yo. Y eso que la fecha previa tan sólo Ángel y yo habíamos confirmado que saldríamos a dar pedales. Sin embargo, al final la peña se apuntó.

La mañana del 4 empezó con una baja, y dos dormidos: Enrique y Carlos finalmente se descolgaba de la etapa, y Mané y Javi Aljama se quedaban dormidos. El caso de Javi era poco preocupante, ya que íbamos a pasar -subida del Reventón- por la puerta de su casa, pero Mané, para no llegar tarde, decidió empezar la etapa sin desayunar (algo que yo, la verdad, no puedo ni plantearme). Así pues, empezamos a dar pedales a las 9:15, tras esperar de manera infructuosa a Carlos durante un rato. Empezamos a subir por Sansueña, para desviarnos a la izquierda por Platero Heredia. Allí, en vez de realizar la pared que engancha con el Brillante, tomamos la calle Álvaro Pizano que comunica, en subida más suave, con el final de la calle Mayoral. Posteriormente atravesamos el Brillante, y comenzamos la subida de la Carretera de las Ermitas, paso previo a la cuesta del Reventón. Habíamos quedado con Javi al final del tramo de asfalto. Allí fue donde nos reagrupamos, y tomamos la primera foto del día:

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Una vez descansados -porque hay que admitir que Ángel y yo íbamos marcando un ritmo algo elevado- afrontamos -no sin mucha más calma- la subida del Reventón. La verdad es que me encontraba bastante cómo rodando con la Fuji, equipada de nuevo atrás con una Larsen TT de 1.9”, bastante desgastada. Al cabo de un rato tendría que lamentar mi decisión, ya que en los tramos de grava más suelta la cubierta desgastada no daba, precisamente, lo mejor de sí. Al rato de ir subiendo empecé a tener sensaciones raras: la bici no iba como debía, y notaba demasiado las vibraciones por todos lados. Entre eso y la cubierta desgastada, no iba nada cómodo subiendo. Entre unas cosas y otras, acabamos llegando al final de la subida. Allí giramos a la izquierda, camino de la entrada de las Siete Revueltas. Y fue al entrar en el tramo de asfalto cuando pude saber el porqué de mi incomodidad: por un lado había llevado bloqueada la horquilla toda la subida -lo que en algunos tramos del Reventón no es lo más adecuado-, y por otro ¡había roto un radio en la subida! Desde luego, no era la mejor de las noticias, sobre todo teniendo en cuenta que la etapa -eran apenas las 10:30h- acababa de empezar.

Aun así, decidí continuar con la etapa.Recorrimos el kilómetro y medio de asfalto que nos separaba de la entrada de las Siete Revueltas, y abandonamos la carretera por una buena pista en ascenso. Entrábamos en terreno desconocido para mí.Terreno agradable, dicho sea de paso: arbolado, con buen firme y con buenos tramos de subidas y bajadas. Al poco de empezar la subida, llegamos a una verja que limitaba el acceso para vehículos a motor, pero que lo permite para caminantes y bicis. Nos internamos más en el bosque, en una buena bajada, paso previo a las famosas siete revueltas: una sucesión de siete -no podía ser menos- curvas al estilo Alpe d’Huez, pero en mitad de un bosque de pinos. En cualquier caso, la zona era un dédalo de caminos. No en balde Javi Aljama, en una exploración previa en solitario, había decidido volver grupas al encontrarse tal sucesión de cruces y contracruces. Y como no podía ser menos, nos acabamos despistando, aunque sin muchos problemas, gracias al GPS.

Una vez superada la subida de las Siete Revueltas, entramos en una zona de descenso en las inmediaciones del cortijo del Bañuelo -primero- y de la urbanización del Caño -después-. Esta última urbanización nos sorprendió bastante, pues la verdad es que ninguno de nosotros la conocía. Ya en la urbanización tomamos la pistas asfaltada que la cruza de norte a sur, aunque no tardaríamos mucho en abandonarla, por una calle que a mano izquierda terminaba en una cancela, que cruzamos. Al otro lado de la cancela se abría una pista que nos acabaría llevando hasta el Cortijo del Caño del Escarabita.

Eran las 11:30h, y el hambre -sobre todo a Mané- empezaba a apretarnos. Así que contra lo que teníamos previsto, decidimos hacer una pequeña parada para desayunar en Trassierra, en vez de continuar directamente hacia el Bejarano. Pasamos, pues, por la Fuente del Elefante y entramos en Trassierra siguiendo la pista que lleva a la entrada de la barriada. Allí paramos en en bar-supermercado de la entrada del pueblo, y nos desayunamos bien a gusto a base de dulces, bebidas isotónicas y patatas fritas. Para mi desgracia -era ya mediodía- no servían ya churros.

Reanudamos la etapa a las 12:20h. La idea era enlazar con el Bejarano a siguiendo -jeje- el GR-48, pero sufrí un pequeño despiste a la salida, que nos hizo desviarnos en dirección a los baños de Popea. Un desvío que habría sido intrascendente si no hubiéramos tenido los 500 metros de bajada -y posterior subida- que marcaron el punto más bajo de la etapa -desde la subida del Reventón-, a 336 m. de altitud. Solventado el error, nos encaminamos sin más dilación hacia el Bejarano. Javi Balaguer conocía que el tramo entre el Bejarano y las Siete Fincas había servido de trazado para parte de una etapa de la Andalucía Bike Race, y le apetecía recorrerlo. Y como era una buena manera de enlazar con la bajada de Los Morales, estuvimos de acuerdo en realizar ese tramo de enlace, aunque a esas alturas el propio Javi empezaba a notar en las piernas la dureza de la etapa.

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Llegamos a las fuentes del Bejarano a las 12:45h. Nos detuvimos de manera testimonial para echarnos unas fotos, y continuamos adelante. Poco después enlazamos con las Siete Fincas, y salimos sin demasiados trámites al tramo de asfalto. Sin embargo, tras encontrarnos con unos conocidos de Mané, se planteó realizar una modificación al recorrido previsto: en vez de seguir hasta el Lagar de la Cruz, nos propusieron enlazar por las Siete Fincas directamente con la carretera de las Ermitas, realizar la bajada de la Vereda (que tiene por mal nombre la bajada del Salchichón), y hacer la bajada del Reventón. Y en mi caso, aunque hubiera debido oponerme (la llanta trasera no tenía pinta de aguantar demasiado bien), el conocer ese enlace me hizo apoyar la variación. Variación que nos hizo subir hasta la cota más alta de la etapa (563 m.), y que hizo trizas al pobre Javi Balaguer.

Una vez en la carretera, cruzamos hasta el tramo habilitado por la pasada de la Andalucía Bike Race. Y es que la disputa de la carrera ha hecho que se haya abierto un sendero continuo bordeando la carretera, lo que hace que ya no sea necesario salir en un tramo a ella. Afrontamos muy fuertes la bajada, lo que, en mi caso, fue un grave error. Un sonoro “clang” me hizo saber que un segundo radio había dicho basta. No tuve más remedio que volver a la carretera, y bajar hasta las Ermitas por asfalto. Fue en este punto donde todo el grupo se disgregó: Mané, Ángel y Javi Balaguer hicieron la bajada clásica, Javi Aljama me acompañó un rato por asfalto, evitando el tramo en el que el camino más se separa de la carretera, y yo bajé todo el rato por asfalto, intentando conservar la llanta en las mejores condiciones. Un esfuerzo futil, ya que al llegar a la fuente de las Ermitas pude ver que llevaba la llanta bastante doblada. No me quedó otra que, en solitario, emprender la bajada a pie por la Cuesta de los Pobres. Ya me encontraría con los demás al pie de la bajada, ya que para que la rueda trasera pudiera girar un poco, me vi forzado a soltar el freno. A mitad de la bajada llamé a mi casa para que mi padre subiera a buscarme al final de la cuesta del Reventón con el coche.

Al final de la Cuesta de los Pobres, y dando la llanta por perdida, me decidí a intentar bajar con un solo freno, ya que si no la bajada se iba a hacer eterna. A esas alturas mis compañeros de etapa llegaron a mi altura. Y así, mal que bien, conseguí bajar sobre la bici, con sólo el freno delantero y con una llanta doblada, hasta el tramo de asfalto de la Cuesta del Reventón. Lo que no dejaba de tener su mérito. :mgreen: Al poco de llegar, mi padre aparecía con el Focus equipado con la baca y el portabicis. Una sincronización digna del Tour de Francia. En mi caso, di por finalizada la etapa a las 13:50h.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 29’820 km.
  • Distancia (según el GPS): 30’335 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 46m 50s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 31m 0s
  • Velocidad media: 10’7 km/h
  • Velocidad máxima: 38’8 km/h
  • Pulsaciones medias: 135
  • Pulsaciones máximas: 180
  • Consumo medio de calorías: 950 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1390 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 55m 28s
  • Consumo total de calorías: 4271 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 103CA

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Reventón – Siete Revueltas – Trassierra – Bejarano – Reventón

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