Córdoba, 3 de Agosto de 2.002.
La noche anterior a la etapa no pude dormir. Habíamos quedado a las 7:00h en casa de Manolo (en la ribera), y yo había quedado previamente con Pablo a las 6:45h para ir juntos a casa de Manolo. Ello suponía que yo estaría en planta desde las 5:45h, para ducharme, y preparar las últimas cosas con tiempo (mejunje energético que me preparo, desayuno, y últimos ajustes a la bici). Me pasé toda la noche dando vueltas, entre los nervios, y la fiesta salvaje que montó el hijo de los vecinos, que hacía que no hubiera dios que durmiera.
El caso es que salí de casa a las 6:35h para el punto de encuentro. Era una mañana bastante fría, con una ligera brisa. Llegué al punto de encuentro con Pablo, y esperé. Pablo no apareció hasta las 7:05h. Yo a esa hora ya estaba atacado de los nervios de llamar a los móviles de esta gente, y todos lo tenían apagado. Pablo venía con un mosqueo tremendo. Su abuela le había cambiado todas las cosas de sitio (jabon para la ducha, los bidones de la bici, la ropa…) y había tardado bastante en volver a organizarlo todo.
Llegamos a casa de Manolo sobre las 7:15h. Era una delicia circular por Cordoba, no había ni un solo coche a la vista. Allí ya estaban Isaac y el propio Manolo, realizando unos últimos ajustes. Finalmente, salimos sobre las 7:30h.
El camino que teníamos que tomar sale desde la antigua carretera de Castro del Río, y para cogerla hay que atravesar la zona de Sector Sur conocida como “Los vikingos”. Al poco, llegamos al puente que hace la carretera de Castro del Rio sobre la autovía. Empezamos a subir por la carretera de Castro, y, lentamente, empezó a salir el sol por el horizonte.
Era una mañana preciosa, y un día perfecto para coger la bici. Fresco, con una suave brisa que no molestaba para dar pedales, y nublado. Al poco, aproximadamente 1 kilómetro desde que sobrepasamos el puente, cogimos, a la derecha, el camino que, durante 20 kilómetos, tendríamos que recorrer hasta enlazar con la carretera de Santa Cruz, una aldea que está junto a la carretera de Granada. El camino era una pista en bastante buen estado, pero como atraviesa la campiña, es una auténtica tortura. Continuas subidas y bajadas, a cual más dura. Sobre todo, al final, pues el camino desaparece, y queda tan solo un sendero. Coincide esto con la pendiente mas dura de todo el recorrido.
Al llegar a la antigua carretera de El Carpio-Santa Cruz, giramos a la derecha. Seguimos por ella unos 5’5 kilómetros, hasta llegar a Santa Cruz. En Santa Cruz hicimos la primera parada seria de la etapa (de vez en cuando íbamos haciendo alguna, pero corta, de un minuto o dos). Llegamos a Santa Cruz sobre las diez de la mañana, y paramos a comer algo. Barritas de chocolate enérgeticas, y cosas así. Es muy bueno, el chocolate, para estas cosas. Muchas calorías y poco líquido, lo que ayuda a una digestión rápida. Abandonamos Santa Cruz sobre las diez y cuarto, por la carretera de Granada en dirección Granada. La abandonamos a los cuatro kilómetros, a la altura del Cortijo de Duernas.
Desde allí sale un camino que, a través de olivares y campos de girasoles, lleva directamente hasta Montilla. Unos doce kilómetros más. Esta parte de la etapa era bastante más llana que la anterior, lo cual se agradecía. Sólo volvía a ser un poco más duro al llegar a Montilla, que está en lo alto de un risco. Pero, por suerte, a la casa de Manolo se podía llegar por un camino que hacía innecesario subir a Montilla.
A medio camino está el Castillo de Dos Hermanas (que es la originaria Montilla, sólo que el siglo XIII la cambiaron a otro risco), y la Torre Vigía. Las veces anteriores, siempre me había quedado con las ganas de subir a Torre Vigía (una de las torres de vigilancia y comunicaciones que los califas tenían por las cercanías de Cordoba), así que esta vez, cuando llegamos, le sugerí a los demás subir.
Isaac y Manolo no estaban para muchos trotes, y dijeron que preferían esperarnos junto a la fuente que había cerca. Así que Pablo y yo desmontamos de las bicis, y trepamos por el cerro hasta llegar a la torre. Todo el cerro está labrado, y en los surcos de labor se ven restos de cerámica, piedra y otros instrumentos de la torre, que está derruida. En realidad, más que una torre es un pequeño castillo. Aún se pueden ver tres de las torres que lo componían, y se mantiene un arco en medio del patio de armas. Es una pena que esté así. Sin embargo, la vista que teniamos desde allí era preciosa. Mereció mucho la pena.
Tras esta nueva parada, continuamos el camino hasta Montilla. A esas alturas ya el sol estaba empezando a picar un poco, pero seguía sin parecer una mañana de agosto en Cordoba. Un poco antes de llegar a Montilla, tomamos el desvío que nos sugirió Manolo, que nos evitaba subir la pendiente de acceso a Montilla (unos 200 metros de desnivel en 2 kilómetros, es decir una pendiente del 10% por camino de tierra. Muy mortal), si bien era dar un pequeño rodeo. Finalmente, llegamos a la casa de Manolo sobre las 12:05h, tras solventar el ataque de un perro. Sí, se me tiró un foxterrier al pasar por otra casa. Primero intenté pegarle una patada (que no le alcanzó) y después le pegué un chorreón en los morros con el bidón de agua. Mano de santo.
Datos de la etapa
Etiquetas: córdoba, montilla, santa cruz
Tal día como hoy, 17 de marzo, en el 45 a.C. se libraba la Batalla de Munda, en la que Julio César derrotaba a los hijos de Pompeyo y sus aliados, y acababa con la 2ª Guerra Civil republicana, que, a su vez, marcaba el fin de la República Romana tal y como era conocida hasta entonces.
La batalla fue probablemente una de las más difíciles libradas por César. Llegaría a decir que muchas veces en su vida había luchado por la victoria, pero aquélla era la primera vez que había luchado por su vida. Tanto fue así, que llegó a pensar incluso en suicidarse en su momento crítico. El dictador presentó batalla en un terreno desfavorable en grado sumo, al tener que atravesar un torrente y subir a la elevada colina donde se había fortificado Pompeyo. Sin embargo, la ferocidad con que combatió la X Legión evitó que los cesarianos fueran rodeados y permitió que desplegaran su caballería. Labieno trasladó entonces sus tropas para interceptarlos, pero el movimiento fue interpretado por el resto de los pompeyanos como el inicio de la retirada, lo que precipitó el desastre. El propio Labieno, antiguo comandante de caballería de César en las Galias, así como Atio Varo, morirían en la batalla; el joven Cneo Pompeyo pocos días después, decapitado mientras huía por las costas de lo que hoy es Málaga.
La ubicación de esta batalla es aún motivo de disputas, aunque está bastante claro que se corresponde con alguna zona de la campiña cordobesa o sevillana. Desde las investigaciones de la época de Napoleón III se ha dado por buena la ubicación de Montilla, aunque hoy en día los especialistas parecen inclinarse más bien por algún lugar entre Écija y Osuna.
Para este aniversario supuestamente tendría que haberse estrenado un documental rodado en la Sierra de Cabra, del que ya hablé hace algún tiempo. Sin embargo, no hay noticias al respecto. Ni aparece en la programación de Canal Sur. Es más, en la web de la productora, hasta esta mañana aparecía una somera referencia relativa al documental, pero que esta tarde ya había sido eliminada (aunque no en su versión en inglés). Por suerte, aún sigue disponible en la caché de Google:
Una lástima, pero parece que el proyecto se ha acabado por ir al agua. Quizás tengamos que esperar a Hollywood para que se haga algo interesante al respecto.
Etiquetas: écija, cabra, canal sur, julio césar, montilla, munda, osuna, pompeyo, tito labieno