Por quinto año consecutivo he realizado el Camino de Santiago. Este año el elegido ha sido el Camino Primitivo. Este camino es el que enlaza Oviedo con Santiago por el interior, a través de Lugo. Y Lugo fue, precisamente, la ciudad escogida para empezarlo este año. Varias fueron las razones que nos impulsaron a escoger esta ciudad como punto de partida. Algunas eran válidas en el verano de 2008, cuando escogimos mi padre y yo este camino para el año 2009. Entre ellas destacaba el poder compartir estos días con otros miembros de la familia que, por su edad o preparación, no podrían afrontar un recorrido de más de 100 kilómetros sin graves inconvenientes.
Al pasar el primer tercio de 2009 estas razones quedaron invalidadas: de nuevo Ana, mi padre y yo nos íbamos a enfrentar de nuevo al reto, con lo que podríamos plantearnos algo de mayor envergadura: salir desde el mismo Oviedo y cruzar la Cordillera Cantábrica y Montes de Galicia. Sin embargo, un nuevo imperativo, laboral en este caso, hizo que nos replanteáramos salir desde Lugo: no estaba claro que fuera a poder disponer de unos días de vacaciones en verano. Tanto fue así que, apenas a una semana de la partida, estaba convencido de que tendríamos que desconvocar el viaje, y aguardar al siguiente verano.
Sin embargo, finalmente conseguí disponer de tres días de vacaciones en agosto que, sumados al fin de semana, nos dejaban cinco días para acometer la aventura. Pero esos cinco días no dejaban más alternativa que realizar un Camino corto, apenas cuatro jornadas, más un quinto día para desplazamientos. Seis, en realidad, si nos desplazábamos a Lugo el mismo viernes anterior a mis vacaciones.
Así pues, rápidamente estructuramos el viaje en cuatro jornadas, que serán narradas detenidamente en sucesivas entradas. Espero, desocupado lector, que las disfrutes, me apuntes incorrecciones o inexactitudes que puedas encontrar y, sobre todo, que puedan animarte a realizar un viaje delicioso en sus aspectos deportivos, culturales y paisajísticos:
