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¡Esta es mi escoba de fuego!
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26 abr 16 Etapa ciclista: Loma de los Escalones – Club de Golf – King Kong (03/04/2016)

El domingo 3 de abril de 2016 volví a salir a rodar con mis amigos cordobeses. Aprovechando una visita a Córdoba para la boda de mi prima Lourdes, así como una semana de vacaciones para resolver algunos asuntos en Sevilla, no iba a dejar pasar la oportunidad de volver a rodar por mi querida tierra cordobesa. No en balde estuve dando la lata a mis amigos durante más de un mes para organizar la salida. Y tras unos cuantos dimes y diretes, al final acabamos saliendo a rodar el domingo, en mi caso con unas breves horas de sueño tras la boda de Lourdes.

Quedamos a las 10:00h cinco BartoCalvos: Javi Aljama, Ángel, Mané, Inma (que se nos uniría más tarde, junto al Club de Golf) y yo. Salimos desde el Vial Norte. Era la primera vez en tres años largos que salía a rodar con Ángel, y eso ya era también algo digno de celebrar. Y con nueva montura: una excelente Ghost que le compró a Paco Herrera, en un estado excelente, y con muy poco uso. Javi vino -tarde, como suele- también con su nueva Slash de carbono. Un gran día.

Empezamos a rodar a eso de las 10:25h. Salimos de Córdoba por el Puente Romano del arroyo Pedroche, y subimos por la senda del Camino Mozárabe hasta la Carrera del Caballo. Ángel iba avisando de que estaba desentrenado, pero no paraba de tirar, como en los viejos tiempos. Yo, por mi parte, me encontraba mucho mejor de lo que esperaba con la Ghost, habida cuenta de la juega y las pocas horas de sueño, y el estar ahora más acostumbrado a rodar distancias cortas con la plegable. Pero no iba mal la cosa, nada mal.

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Subimos la Loma de los Escalones, a un ritmo relajado, pero sin pausa. En mi caso, me sentía cómodo rodando, y el entusiasmo por encontrar por paisajes largamente añorados me ayudaba a disfrutar de cada pedalada. Así, poco a poco Javi y yo nos fuimos separando, para acabar llegando destacados a Doña Enriqueta. Allí, reconstruido el grupo, volvimos a seguir con el ascenso, siempre por el trazado del Camino, hasta llegar a Arrastraculos. Nuevo reto. Y de nuevo, superado con éxito, con mi segundo mejor tiempo histórico de esa pared. Si es que cuando digo que me encontraba cómodo, no es por decir.

Pero se nos estaba haciendo tarde. Habíamos quedado con Inma a las 12:30h en el Club de Golf, rondábamos ya el mediodía, y aún no habíamos llegado a Cerro Muriano. Bajamos a toda velocidad, y allí Ángel decidió seguir hacia el Club de Golf por carretera, y Mané, Javi y yo nos quedamos para hacer un pequeño tentempié.

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Tras la breve parada seguimos los pasos de Ángel, y empezamos el ascenso al Club de Golf por carretera. La idea era llegar cuanto antes, para luego, si había ganas, seguir por la Pasada del Pino hasta Las Jaras. Pero por lo que estaba pudiendo ver, iba a ser demasiado para la burra. Se estaba haciendo tarde, y la gente no estaba aún en forma para una etapa con tanta exigencia.

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Al poco nos encontramos los cinco. Una buena subida por carretera, tras la que decidimos recortar un poco la etapa. Tomamos el GR-48 para ir al Lagar de la Cruz. Disfrutamos de un buen tramo XC, en el que empezamos a ver nubes que amenazaban el final de etapa.

IMG_20160403_125217327.jpg

Una vez en el Lagar, hicimos una parada para tomar unas buenas cervezas, disfrutadas en mejor compañía, y decidimos dar por finalizada la etapa, ya que el día se estaba poniendo bien feo, y era ya bastante tarde.

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Ángel, merced al estado un tanto precario de sus frenos, decidió bajar a Córdoba por carretera. Inma estaba al lado de casa, y Javi, Mané y yo nos decidimos por Los Morales, pero haciendo la King-Kong, recientemente abierta. Dicho y hecho, según bajábamos, empezó a chispearnos, pero no era nada que no pudiéramos afrontar. Bajamos el primer tramo de Los Morales, y luego enfilamos para la King-Kong. Y lo que Javi nos había contado de ella no era -ni mucho menos- una exageración. Un tramo salvaje, abierto a puro huevo, y con un estremecedor salto de 2 metros precedido por un palé. Espectacular.

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El resto de la bajada tampoco desmerecía. Terreno virgen, recién abierto, con mucha tierra suelta y algún que otro susto. Pero sumamente divertido. Acabamos saliendo de nuevo a Los Morales, y terminamos de bajar por Sansueña. Allí Mané y yo nos separamos de Javi, y volvimos a la Asomadilla. Una etapa algo más breve de lo que me hubiera gustado, pero de la que disfruté cada segundo. ¡Gracias a los que la hicieron posible!

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: 35’932 km
  • Distancia (según el GPS): 35’8 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 54m 23s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 16m 2s
  • Velocidad media: 12’3 km/h
  • Velocidad máxima: 55’4 km/h
  • Pulsaciones medias: 139 pulsaciones/min
  • Pulsaciones máximas: 180 pulsaciones/min
  • Consumo medio de calorías:1802 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: S/D kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: S/D
  • Consumo total de calorías: S/D kcal
  • Índice IBP de dificultad: 84 BYC
Elapsed Time Moving Time Distance Average Speed Max Speed Elevation Gain
00:00:00 00:00:00 0.00 0.00 0.00 0.00
hours hours km km/h km/h meters
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25 sep 12 Etapa ciclista: Naranjo – Carrera del Caballo – Vereda de Linares – Puente de Hierro (20/08/2012)

El lunes 20 de agosto continuamos con una dinámica de gran actividad ciclista. En este caso se trató de una etapa en la que participamos Kike y yo. La idea era hacer algo tranquilo no excesivamente rodador por las proximidades de Córdoba… objetivo que conseguimos a medias. :)

Para evitar el fuerte calor del día empezamos a rodar al filo de las 20:00h en el Barrio Naranjo. Salimos por un descenso bastante abrupto junto al castillo del Maimón, que Kike hizo a las mil maravillas con su burra, pero que a mí me dio algunos problemas más con la mía. Rápidamente llegamos al pie de puente de hierro. Cruzamos el arroyo Pedroche y remontamos por la horrible subida del otro lado de la ladera de nuevo hasta el puente. Avanzamos sin mucho problema hasta llegar a la Carrera del Caballo. Durante un rato probé la bici de Kike, con sus plataformas. Tengo que admitir que eran bastante cómodas para rodar, y firmes para agarrar el calzado, pero fiel a mis viejas costumbres, me sigo decantando por los rastrales.

Desde la Carrera del Caballo tomamos el viejo camino de la cantera que lleva hasta el lago azul. Desde allí cruzamos el canal, y seguimos el recorrido de éste hasta cruzarnos con la vereda de Alcolea. Allí no pudimos menos que tomarla para hacer la vereda de Linares. Para mi sorpresa, una vez que pasamos el puente romano, vi que en fechas recientes habían pasado por allí una niveladora. Hay que admitir que facilitaba el tránsito por la vereda, pero por otro lado le quitaba todo el encanto de la subida pedregosa, y el posterior llaneo esquivando roderas provocadas por todoterrenos. En fin, algo menos de diversión en un recorrido siempre interesante.

Al llegar a la cancela, giramos a mano izquierda para enlazar con la vereda de Linares. Como siempre, este tramo fue sumamente divertido. Y por primera vez conseguí hacerlo entero, incluyendo el cruce del arroyo Rabanales, sin llegar a poner pie a tierra. Y a partir del arroyo, como siempre, el horror. Las dos subidas brutales, especialmente la segunda, que constituyen auténticas patadas en el pecho. Pero subida que hicimos como campeones. El problema era la hora: eran las 21:00h y todavía no habíamos empezado el descenso hacia la Ermita de Linares. Estaba claro que íbamos a tener un problema con la luz.

La bajada de Linares fue, como de costumbre, sumamente divertida, aunque la falta de luz la hizo algo más complicada que de costumbre. Una vez en Linares emprendimos el camino de vuelta por el trazado del Camino Mozárabe. Atravesamos sin especiales incidentes la zona de Torreblanca hasta alcanzar la N-432. A esas alturas el sol ya se había puesto, y la luz empezaba a escasear. Tuvimos que descartar nuestra idea original de bajar por la trialera hasta Puente de Hierro, y en su lugar seguimos por el viejo trazado de la vía del tren. Suerte que las bicicletas de doble suspensión hicieron su trabajo a la perfección.

Pero aun así la luz empezó a ser prácticamente nula. Por suerte Kike llevaba su linterna del chino, si bien hacía un año que no cargaba la batería. ¿Daría para llegar a casa? Sólo había una forma de comprobarlo. Seguimos el trazado de la vía hasta que la nueva variante de la N-432 nos obligó a tomar la carretera antigua. Desde allí cruzamos por debajo de la variante, y recuperamos el trazado de la vía. No nos quedaba más alternativa que cruzar por el Puente de Hierro… en la oscuridad. Y así lo hicimos. Andando, eso sí. Tampoco era plan jugarse el tipo porque sí.

Una vez que pasamos el Puente, cruzamos el Barrio Naranjo, y el parque de la Asomadilla. Llegué, sorprendentemente de una pieza, a casa pasadas las 22:00h.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: 22’35 km
  • Distancia (según el GPS): 21’492 km.
  • Tiempo de etapa: 1h 45m 53s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 1h 56m 28s
  • Velocidad media: 12’20 km/h
  • Velocidad máxima: 32’22 km/h
  • Pulsaciones medias: 136 pulsaciones/min
  • Pulsaciones máximas: 182 pulsaciones/min
  • Consumo medio de calorías: 960 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1410 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 26m 42s
  • Consumo total de calorías: 1856 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 55BA

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Naranjo – Carrera del Caballo – Vereda de Linares – Puente de Hierro

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26 jun 12 Etapa ciclista: Nocturna Carrera del Caballo – Tubo N-432 – Santo Domingo (22/06/2012)

El viernes 22 de julio realizamos la primera etapa nocturna de la temporada en Córdoba, que espero sea la primera de muchas. Quedamos a las 20:45h en casa de Ángel el propio Ángel, Mané, Javi Balaguer, Marcos, José Anta y yo. Javi Aljama, que también tenía intención de venir sufrió los días previos a la salida un esguince de tobillo, por lo que por desgracia se tuvo que caer del cartel. Teníamos un claro objetivo para esta etapa, que no era otro que pasar por dentro del tubo que pasa por debajo de la N-432 a la altura de la Carrera del Caballo. Dicho y hecho, iba a ser divertido.

Salimos a las 21:55h de casa de Ángel, y nos encaminamos hacia Puente de Hierro, a realizar una breve bajada que Mané había experimentado en salidas precedentes. Así pues, cruzamos el Parque de la Asomadilla y el Barrio Naranjo, y no tardamos en salir a la antigua vía del tren de Almorchón. Llegamos justo hasta el Puente de Hierro, y allí Mané nos mostró la bajada: una escalofriante torrentera que se abre justo a la izquierda del pretil del puente, y que se despeña -o más bien hace que te despeñes- hasta alcanzar el arroyo Pedroches. Era descenso de bajar el sillín al tope. Mané y Ángel lo bajaron perfectos. Marcos y yo lo hicimos, a continuación, como pudimos. En mi caso, con el culo completamente apoyado en la rueda trasera. Tanto, que tenía mis dudas si en realidad estaba frenando con los frenos de disco o con el trasero. Jose y Javi, por su parte, también bajaron con precaución y sin demasiados problemas. En resumen, una bajada que era una buena manera de llegar sin dientes a casa a poco que te descuidaras.

Y la cosa no iba a hacer sino mejorar. Cruzamos el arroyo Pedroche y trepamos por una horrenda subida para alcanzar de nuevo la vieja vía. No pongo en duda que hacia abajo esa cuesta tiene que ser la bomba, pero hacia arriba es peor que un dolor de muelas. Aunque tengo que admitir que como reto no está nada mal. A esas alturas de la feria ya llevábamos las luces encendidas. Mané había sufrido un percance con su Lupichin de estreno (el bloque de baterías se había descargado sin razón aparente para ello), por lo que no le había quedado más remedio que llevar una luz del Lidl que dejaba bastante que desear, pero por suerte en ese tramo de la etapa nos apañábamos bien con el resto de luces.

Una vez en la Carrera del Caballo cruzamos al otro lado de la Nacional por el grupo de rotondas, y a la altura de la gasolinera de Repsol abandonamos la carretera, y retomamos el trazado de la vía… si bien con algún que otro problema, porque no dábamos con el sendero. Avanzamos en paralelo a la N-432, hasta llegar a la bajada que lleva hasta el tubo. En este tramo, en una pequeña subida sufrí un tirón en el gemelo derecho. Malas sensaciones que llevaban acompañándome desde hace algunas semanas habían hecho acto de presencia. No me quedaba más remedio que contemporizar un poco… o eso pensaba yo. Realizamos la bajada hasta el tubo sin más percance que una caída de Javi, afortunadamente sin mayor consecuencia. Y allí estábamos: el tubo.

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110 metros de longitud, 1’8 metros de diametro, y 50 metros de tierra por encima. ¡Era la bomba! Sólo lo había cruzado una vez con anterioridad, en el año 2009, de día, en solitario, y sin luces. Esta vez éramos seis, de noche y con luces. ¿Cuál fue el resultado? Pues el que se puede imaginar:

Una vez pasado el tubo, y a diferencia de lo que hice en el 2009, bordeamos el arroyo Pedroche por su margen izquierda, hasta alcanzar el camino de la cantera de Santo Domingo. Estábamos ya al filo de las 23:00h, y teníamos aún que llegar hasta Santo Domingo, donde nos esperaban Enrique, Juan, Carlos, Inma y algunos amigos más. Íbamos tarde, muy tarde. Por ello subimos la cuesta de la cantera hasta el cortijo de Los Velascos a toda velocidad, lo que hizo que el propio Jose, aún novato en estas lides las pasara canutas. Pasado el cortijo, bajamos hasta el arroyo Santo Domingo y seguimos avanzando hasta la cantera.

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Decidimos sacrificar parte del recorrido (subida por la cantera, para luego ir a la ermita y bajar hasta el lago desde ella), y enfilar directamente hasta Santo Domingo, y desde allí al bar donde nos esperaban. Y así, sin detenernos apenas, afrontamos la escalofriante subida de grava que antecede al monasterio, con sus rampas del 19%. Y con un calor de 31ºC. Llegamos a las 23:25h. Había sido duro, muy duro. Pero mereció la pena.

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Y es que nos pegamos un magnífico homenaje a base de morcilla, flamenquines, ensaladilla, japuta, croquetas, y por supuesto, jarras y jarras de cerveza. Valga decir que una parada que habíamos previsto de media hora, a lo sumo, se prolongó hasta la hora y media larga. Así que creo que no es necesario decir que cuando nos decidimos a volver a montar en las bicis nos encontrábamos algo perjudicados. Habíamos decidido subir el 14%, y desde allí enlazar con la bajada de Los Morales… y ya se vería desde allí. Jose a esas alturas se vio obligado a abandonarnos, merced a obligaciones familiares. Así que el quinteto restante afrontamos una nueva subida, desde el restaurante hasta la antena de comunicaciones del 14%. Habida cuenta del objetivo que teníamos por delante, y de lo alegres que íbamos, no tardamos en bautizar la subida como “Los Morares”.

No recuerdo haber hecho una subida más divertida en mucho tiempo. Divertida pese a que cada 50 metros me iba metiendo directo contra un arbusto, y dejándome las piernas hechas un cristo. Para apenas 400 metros de subida lo estábamos pasando como enanos… hasta que sobrevino la debacle: la luz del Lidl de Mané dijo basta, y dejó de alumbrar. Vista la situación, llegamos hasta la antena, y decidimos qué hacer.

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Tras evaluar las circunstancias, optamos por lo más sensato -lo cual, dicho sea de paso, es sorprendente-: recoger bártulos y volver a casa. Realizar un descenso como Los Morales a oscuras no es algo especialmente recomendable. Bajamos por la carretera del 14%, hasta tomar un enlace a mano derecha que lleva hasta el Cerrillo. Pese a que habíamos optado por lo más razonable, no íbamos a hacer todo lo razonable. Al menos el tramo final de Los Morales, el correspondiente a la Huerta de Hierro, íbamos a hacerlo. Y así fue. Conseguimos apañarnos con las cuatro luces que nos quedaban para hacer el descenso. Y ya una vez en la civilización, la vuelta a casa por Sansueña no fue más que un puro trámite. Llegamos a casa de Mané a las 1:35h, habiendo recorrido tan sólo 17 kilómetros. 17 kilómetros, eso sí, a un ritmo frenético, que nos depararon enormes dosis de diversión, sangre, sudor… y birra. :mrgreen: ¡Ah! Y un grito de guerra:

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¡¡¡Espartinas!!!

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: 16’77 km.
  • Distancia (según el GPS): 17’347 km.
  • Tiempo de etapa: 1h 28m 47s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 3h 39m 59s
  • Velocidad media: 11’33 km/h
  • Velocidad máxima: 54’28 km/h
  • Pulsaciones medias: 123
  • Pulsaciones máximas: 187
  • Consumo medio de calorías: 830 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1450 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 27m 30s
  • Consumo total de calorías: 3065 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 45AA

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Nocturna Carrera del Caballo – Tubo N-432 – Santo Domingo – Huerta de Hierro

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15 ene 12 Etapa ciclista: Los Velascos – Carrera del Caballo (06/01/2012)

El pasado día de Reyes salí con mi padre a estrenar su regalo de reyes: una bici doble suspensión RockRider 6.4 de 2011:

Rockrider 6.4

Rockrider 6.4

Comenzamos la etapa pasadas las 10:30h, con apenas tiempo para ponerme los arreos ciclistas tras haber abierto los regalos en casa. :mrgreen: Fue una etapa de rodaje bastante convencional, pero en la que mi padre pudo empezar a sacarle partido a la doble: atravesamos el parque de la Asomadilla y el Barrio Naranjo para bajar hasta el arroyo Santo Domingo. Por el camino vimos que los dueños del Castillo del Maimón están cercando uno de los campos que bordea la actual tapia del castillo, y junto a la que corre un pequeño sendero que es habitualmente usado por ciclistas. Es de prever que en poco tiempo no se pueda pasar por allí. :(

Aparte de esta triste novedad, la etapa transcurrió sin incidentes. Subimos por el sendero que bordea el arroyo hasta llegar al cortijo de Los Velascos. Luego tomamos el camino de la cantera hasta llegar al arroyo Pedroches, que atravesamos, y subimos por la pista hasta llegar a la N-432. Allí tomamos la carretera hacia Córdoba, y en la entrada de la Carrera del Caballo giramos a la izquierda para realizar el descenso del Camino Mozárabe. Después cruzamos el puente romano, y entramos en Fátima, para posteriormente volver a casa por el Vial Norte. Una pequeña etapa de estreno bastante bien aprovechada. :)

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 14’43 km.
  • Distancia (según el GPS): 13’994 km.
  • Tiempo de etapa: 1h 14m 59s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 1h 32m 12s
  • Velocidad media: 11’54 km/h
  • Velocidad máxima: 32’99 km/h
  • Pulsaciones medias: 118 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 159
  • Consumo medio de calorías: 780 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1180 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 0h 37m 56s
  • Consumo total de calorías: 1159 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 41CA

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Los Velascos – Carrera del Caballo

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29 jul 10 Entrenamiento ciclista: Vereda de Alcolea – Torreblanca

El pasado domingo realicé mi último entrenamiento en Córdoba antes de empezar la Vía de la Plata en Zamora. Y por primera vez en mucho tiempo, éramos tres los que salíamos a rodar: yo mismo, Pablo, y mi buen amigo Taran, que ha decidido pasarse de nuevo a la vida sana.

Dado que aún seguía convaleciente de mi lesión, y que el bueno de Taran tenía aún que coger algo de fondo, opté por preparar una etapa tranquila: Vial Norte, Vereda de Alcolea, para girar a la izquierda sobre el Canal del Guadalmellato y, atravesando las canteras de Asland (Cimpor, mejor dicho), aparecer en Torreblanca, por debajo de la Virgen de Linares, y volver a Córdoba por la Carrera del Caballo o bordeando el arroyo Pedroches.

Empezamos la etapa poco después de las ocho de la mañana, ya que el día se preveía caluroso. La marcha no tuvo mayor novedad hasta alcanzar el arroyo Pedroches aguas abajo del puente romano que lo cruza, donde tuvimos que sortear la primera valla del día (que no sería, ni mucho menos, la última), dado que la zona se encuentra en obras. Alcanzamos la parte asfaltada de la vereda, que recorrimos a un ritmo razonable, hasta alcanzar la zona de pista, donde tomamos una de las dos fotos del día:

Bicis en equilibrio

Bicis en equilibrio

Recorrimos la vereda hasta el punto en el que se acerca enormemente al canal de aguas, donde nos desviamos para pasar por encima de este último, no sin antes sortear dos nuevas vallas, una de ellas con advertencia de explosivos incluida. A partir de ahí el rodar se hizo más desagradable, ya que los caminos que antaño existían en esta zona han sido prácticamente arrasados con maquinaria pesada, y el terreno está bastante suelto. Aun así, conseguimos llegar hasta el camino de las canteras -no sin antes tener que saltar de nuevo otra valla-, y continuar por el camino forestal que comunica esta zona con la parte baja de Torreblanca. Desde este punto tomamos una foto de la laguna artificial que se ha formado en una cantera abandonada:

Laguna de la cantera

Laguna de la cantera

El agua de la laguna, dicho sea de paso, muestra un color sospechosamente azulado. Demasiado azulado…

Una vez más, nos vimos obligados a cruzar una verja para poder continuar nuestro camino. Aunque en este caso era más sangrante aún, ya que es un camino que los propietarios del terreno -Asland, en su día- se vieron obligados a abrir, ya que esta zona es de libre tránsito. Pues bien: el paso no puede ser más angosto, de tal manera que es complicado que pase una persona, y no digamos una bici. Tanto fue así que tuvimos que pasarnos las bicis por encima de la cerca. Y de nuevo, dentro del terreno la situación no era precisamente mejor: de nuevo la tierra se encontraba removida con maquinaria pesada, e incluso la salida, ya en Torreblanca, se encontraba dificultada merced a una profunda zanja que se había excavado junto delante del paso en la cerca.

Superadas estas dificultades, llegamos hasta la urbanización perpetrada por Sandokán en la zona de la Virgen de Linares. La atravesamos hasta llegar al viejo tramo de la N-432, donde decidimos volver realizando el descenso del arroyo Pedroches. Pero cuando nos dirigíamos hacia allí, Taran sufrió una caída en un tramo de asfalto, merced al cansancio acumulado. Visto lo visto, consideramos razonable dar por finalizada la etapa, y volver a Córdoba. Ya habría tiempo de realizar descensos. Dimos por concluida la etapa de nuevo en el Vial Norte, en el paso sobre las vías donde antaño se encontraba el Cuartel de Automovilismo.

Por mi parte, las sensaciones de la etapa fueron buenas. No tuve molestias en los gemelos, y me permitió rodar un poco por la Sierra antes de emprender mi marcha al Norte. :mrgreen:

En esta ocasión la geolocalización de la etapa corrió a cargo de Taran y su Google Nexus One, equipado con el software de Endomondo:

Editado: Por cierto, me he olvidado de incluir los datos de la etapa. La etapa tuvo una longitud de 15’8 km, que recorrimos en 1h 34m 55s (según el velocímetro). Los datos del pulsómetro fueron los siguientes: 1h 47m 25s de medición, con unas pulsaciones medias de 107/min, 159 pulsaciones/min de máxima, un consumo medio de 700 kcal/h, máximo de 1220, y 25m 0s en el rango de pulsaciones.

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