Llegamos a la parte final de esta serie de artículos sobre el nuevo servidor de virtualización, que es precisamente, la parte de virtualización. Tenía claro desde el principio que iba a hacer uso de ProxMox para implementar el servicio. Al fin y al cabo, es lo que venía usando desde hace años, en un mero PC convencional, para contener mis máquinas virtuales. ProxMox proporciona una interfaz de administración amigable a la virtualización KVM de Linux, y permite una operación profesional del entorno. Como es habitual en proyectos software libre, es posible desplegar una versión completamente funcional del entorno de manera gratuita, y contratar un servicio de suscripción para tener soporte especializado por parte de la empresa que manteniene la solución.
En cuanto al mecanismo de despliegue, como adelanté en los capítulos anteriores, opté por realizar una instalación de Debian 12, para a continuación desplegar sobre ella la configuración específica de ProxMox. Para los pasos concretos de cómo hacerlo, existe una guía bien detallada oficial de ProxMox que muestra cómo realizar dichos pasos: Install Proxmox VE on Debian 12 Bookworm.
Un detalle importante a tener en cuenta, en caso de que se desee que las máquinas virtuales tengan direccionamiento de la red donde está instalado el servidor de ProxMox (lo que es mi caso), es que es necesario crear un Bridge Linux. Existe una guía detallada al respecto: Default Configuration using a Bridge que vale la pena consultar. En este caso, puedo indicar que es más sencillo configurar el bridge desde la interfaz gráfica (aunque sea contraintuitivo), ya que la instalación de Debian 12 hace que una interfaz física ya tenga asignada la configuración de red. Desde la interfaz gráfica simplemente es eliminar la configuración de la tarjeta, crear el Bridge Linux, asignar esa configuración de IP y máscara, y vincular la interfaz física a la tarjeta. Una vez hecho esto, se aplican los cambios, y el sistema sale andando solo sin mayores dolores de cabeza.
El siguiente paso a dar para mí fue migrar las máquinas virtuales de mi antiguo entorno al nuevo. Hubiera sido una idea interesante el configurar un cluster HA con las dos máquinas, pero por desgracia no fue posible, ya que el entorno antiguo está en la versión 6.x de ProxMox y el nuevo en la 8.x, y no hay compatibilidad directa. Hubiera sido preciso escalar la instalación antigua a 7, y posteriormente a 8, y prefería dejar la antigua como estaba, para tener una máquina de respaldo en caso de desastre.
En lugar de esto, y dado que tengo un servidor NAS donde hago las copias de seguridad de mi entorno ProxMox, opté por generar copias nuevas, y posteriormente añadir este servidor como un volumen NAS externo al servidor y, una vez añadido, simplemente restaurar las copias. La adición del servidor NAS se hace desde Datacenter->Storage->Add->NFS, e indicar los datos del servidor y el cometido que se le quiere dar a ese volumen (en mi caso, VZDump backup).
El proceso funcionó sin problemas, y una vez importadas las máquinas desde el backup en el nuevo servidor, hice algunos cambios menores, como asignar mayor cantidad de RAM por máquina (4 GB a cada una), más procesadores (8 a cada una), y mapear a la máquina de la domótica dos dispositivos USB externos que tengo configurados, que funcionaron también sin mayor problema. Paré el servidor antiguo, arranqué máquinas, y todo funcionó perfectamente.
Como se puede ver, incluso con las máquinas a pleno rendimiento, el servidor está más que sobrado para atenderlas, y con unos niveles de sonoridad incluso más reducidos que con el servidor original. He notado además, como era de esperar, que las máquinas virtuales responden de manera mucho más ágil que en el entorno antiguo, por lo que todo son ventajas. Espero que este servidor dure muchos, muchos años.
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