18 dic 05 Alfista

Hace algún tiempo prometí escribir acerca del hecho de que ya estaba motorizado. Efectivamente, es así. Mis padres se han comprado un coche nuevo, un Ford Focus sedán, y yo he heredado el coche antiguo: Alfa Romeo 33 S 1.7 IE. Un clásico.

No es como el de la foto, pero casi. El mío es color blanco plata metalizado, y lleva llantas de aleación.

Lo compramos hace ya la friolera de 14 años, y si hasta ahora mi padre no ha querido cambiarlo ha sido porque es un coche especial. Después de todos estos años sigue siendo un coche precioso, con una línea enormemente atractiva. Pero lo mejor de todo está bajo el capó.

El 33 versión III es el último coche de la casa Alfa Romeo que montó el mítico motor boxer de cuatro cilindros enfrentados, si bien esta versión estaba alimentado, como indica su nombre, mediante inyección electrónica, en vez de con el doble carburador que lo convertía en una auténtica bestia. Pese a todo, sus prestaciones eran (y aún son) más que notables.

La verdad es que el coche no lo tenemos muy cuidado: el salpicadero está un poco descolgado, la puerta del conductor chirría, la palanca de cambios tiene ruidos de vibración, la tapicería está con un par de rotos, los reposabrazos de las puertas delanteras están craquelados por el tiempo, y hay que mirarle los amortiguadores traseros. Yo lo llamo el Ecto-1 porque, como en la película, para que quede chulo de verdad hay que toquetearle prácticamente todo.

Ése es mi sueño, y mi esperanza: poder restaurar el coche y dejarlo como nuevo. El coche lo vale. Y yo, hoy por hoy, ya puedo considerarme un alfista.