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De hecho, el mero acto de abrir la caja determinará el estado del gato, aunque en este caso los tres estados determinados en los que podía estar el gato eran: Vivo, Muerto y Jodidamente Furioso
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16 jul 23 Dos ratos con Ian Gibson

Hace algunas semanas tuvimos Ana y yo la oportunidad de conocer a Ian Gibson. La historia tiene su puntito, así que no me puedo resistir a contarla desde el principio. Todo arrancó la tarde de un viernes en Santiago de Compostela. Mis padres se encontraban allí, merced a un viaje por balnearios al que se habían apuntado con el Imserso, y habíamos decidido ir a visitarlos. Pero antes de acudir al balneario paramos en una librería. Íbamos a hacer algo de tiempo porque mi madre se encontraba un poco acatarrada, algo que ella achacaba a los cambios de tiempo que venía experimentando esos días, pasando del calor al frío y del frío al calor. Pero quería realizarse por si acaso un test covid, no fuera a ser que se tratara de algo más serio. Así, como decía, paramos en una librería mientras se hacía el test y obtenía los resultados. Como ese fin de semana íbamos Ana y yo a hacer un rutero organizado por el Centro de Profesores de Pontevedra por las localizaciones en Carballiño de obras de Emilio Pardo-Bazán, me dediqué a buscar algún libro del tema. Y cuando estaba buscando -y encontrando- algo al respecto, no me pude contener a hacerme con otros dos libros. Uno de ellos era “Nido de Piratas”, una crónica sobre el Diario Pueblo, y el otro se trataba de la autobiografía de Ian Gibson: “Un carmen en Granada”.

Ana, merced a su gusto por Lorca, es una gran aficionada a la obra del Sr. Gibson. Yo, por mi parte, también le tengo mucho aprecio, pero más en su parte de ficción: en concreto, resultó muy de mi agrado su novela “La berlina de Prim”. Así que compramos los tres libros, y nos dispusimos a disfrutarlos en las siguientes jornadas. Mi madre, por cierto, finalmente sí que tenía covid, así que no pudimos visitar a mis padres en el balneario de Santiago. De hecho, al día siguiente lo abandonaban para volver a Córdoba.

El caso es que empezamos a leer la autobiografía del Sr. Gibson que, aunque dura para él, a mí me traía muy buenos recuerdos de la ciudad de Dublín y los años que pasamos allí. Y en ello estábamos cuando nos enteramos que el siguiente fin de semana el Sr. Gibson estaría firmando libros en la Feria del Libro de Madrid. Nos faltó tiempo para organizar el viaje, además de conseguir algunas obras más del mismo, que Ana tenía mucho interés en el que el Sr. Gibson nos dedicara. Hubo que encargarlos, ya que toda la literatura del Sr. Gibson que Ana y yo tenemos estaba en Santiponce, y nosotros nos encontrábamos en Forcarey. Finalmente pedimos “Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca”, además de las novelas gráficas basadas en “Cuatro poetas en guerra”, “Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado” y “Vida y Muerte de Federico García Lorca”. Y allí que nos fuimos, un viernes al terminar de trabajar, para Madrid. Esa noche quedamos con nuestro amigo Pablo para cenar en su barrio; Pablo, al día siguiente, se nos uniría para ir a la Feria del Libro.

A la mañana siguiente, como decía, nos encaminamos los tres al Retiro, donde se celebra la Feria del Libro. En teoría el Sr. Gibson empezaba a firmar a las 11:00h, pero como no tenía claro cuánta gente podría haber, llegamos con bastante antelación, a las 10:30h. Y para nuestra sorpresa, allí estaba el Sr. Gibson. Y prácticamente sin cola en la caseta. No pudimos contenernos. Tras una breve espera, tuvimos la oportunidad de charlar un buen rato con él. Y es que el Sr. Gibson, gran convesador, no sólo tiene un trato exquisito, sino que se toma mucho interés por lo que le puedan comentar sus interlocutores. En este rato pudimos hablar de su obra, de Lorca, de nuestro tiempo en Dublín y lo que nos recordaba su autobiografía de esos años, y en mi caso le pude preguntar por La Berlina de Prim. Le gustó que alguien le preguntara por ella, ya que casi todo el mundo solía hacerlo sobre Lorca, como era de esperar. Cuando supo que habíamos viajado desde Galicia en exclusiva para que nos firmara los libros, nos comentó que a la semana siguiente estaría en la feria del libro de Villagarcía de Arosa, a lo que le respondimos que intentaríamos volver a verle, ya que nos pillaba cerca de Forcarey. Y así, tras firmarnos los cinco libros (tengo que admitir que fue un abuso), y decirnos que le encantaría seguir de charla con nosotros tomando una cerveza (o un albariño en Villagarcía), nos despedimos de él.

Ese día en la Feria del Libro pasaron más cosas: entre otras que también conseguí la firma de Santiago Posteguillo, y que Ana conoció a Pablo y a Piper, de Pipper On Tour, canal del que es gran seguidora. Y así, felices y contentos, pasamos un estupendo fin de semana en Madrid.

De vuelta en Galicia, vimos que, en efecto, Ian Gibson estaría firmando, unos días después, en la feria del libro de Villagarcía, que se denomina Cidade de Libro. En este caso, era una firma de libros vespertina, que iba seguida de un coloquio a la puesta de sol con otro de los autores firmantes, José Ramón Alonso de la Torre. Y allí que, como no podía ser menos, nos dirigimos. Mi idea era regalarle una botella de Martín Códax, como agradecimiento a su amabilidad para con nosotros en Madrid. Pero no nos pudimos contener, y allá que nos fuimos con otros libros: “Poeta en Granada: Un paseo por la ciudad y la vida de Federico García”, que es una estupenda guía de la ciudad de Granada, construida en torno a los lugares significativos de la ciudad en la vida de Lorca.

Una vez en Villagarcía, tuvimos que esperar una cola mayor que la de la Feria del Libro de Madrid, pero mereció la pena. Como era de esperar, al principio el Sr. Gibson no se acordaba de nosotros, pero tras un rato de charla, recordó nuestro anterior encuentro. Y si ese primer día había sido encantador, aquella tarde aún lo fue más. Y creo que le emocionó el que le lleváramos ese pequeño detalle. Luego asistimos a la charla, que fue estupenda, tanto por parte del Sr. Gibson como del Sr. Alonso de la Torre (todo un descubrimiento). Y al terminar la charla, nos volvimos a despedir. Y allí tuvimos la oportunidad de tomarnos esta foto, que para Ana y para mí seré siempre un inolvidable recuerdo de estos dos ratos con Ian Gibson:

Con Ian Gibson en Villagarcía de Arosa

Con Ian Gibson en Villagarcía de Arosa

Con estas humildes líneas quiero volver a darle las gracias por estos dos días, Sr. Gibson.

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