Las últimas semanas he estado haciendo mis primeros pinitos en una afición que he descubierto en Irlanda: la navegación a vela. Todo empezó hace algo más de un mes, cuando Ana y yo asistimos a una actividad de los Boy Scouts de Blanchardstown en el estuario de Malahide. Los nenes tenían que ganarse sus insignias de agua, y para ello se había organizado una actividad en la escuela de navegación de Fingal, sita en el estuario de Malahide. Si bien a esa actividad iba de mera comparsa, pude descubrir que la navegación a vela me llamaba mucho la atención. Y si nenes tan pequeños podían hacerlo (tanto solos en pequeños veleros de tres metros y medio como acompañados en uno más grande, de cinco metros), ¿por qué no iba a poder hacerlo yo? Así que me decidí a preguntar, y el importe de los cursos me sorprendió: lecciones de 3 horas 1 a 1 con un profesor por 50 euros, y clases de grupo de 3 horas por 25. Y es que esperaba que fuera a ser mucho más caro. Así que algunas semanas después me decidí a tomar una clase. Acudí acompañado de Marco Bonezzi, uno de los amigos que he hecho en Irlanda, y que también es un ex-GMV.
El día en lo climatológico fue un disparate: lluvia torrencial al comienzo, ventolera disparatada, sol de verano, calma chicha, nublado y vuelta a llover. Pero la actividad fue enormemente divertida. Empezamos con los Laser Pico, pequeños veleros de 3’5 metros de eslora, para 1 o 2 pasajeros. Pequeño, pero enormemente rápido con algo de viento. Volaban. Y tanto volaban que el monitor tuvo que reducirnos el tamaño de la vela, porque en un momento dado no hacíamos sino zozobrar.
Luego la cosa se calmó bastante, y pudimos incluso disputar una mini-regata, en la que tengo que admitir que Marco me barrió. Unas horas muy aprovechadas, y que no podía menos que intentar repetir.
La oportunidad se presentó de nuevo el pasado sábado, 4 de junio. Varios compañeros de IBM, a los que había hablado de la actividad, me llamaron para ir con ellos, y no podía sino apuntarme. Esta vez la actividad fue algo distinta: como íbamos 4, el monitor nos embarcó a todos en el velero más grande, el Laser 16, de 5 metros de eslora, y adecuado para 4-5 tripulantes, como era nuestro caso. El día fue mucho mejor en lo climatológico, con un sol radiante, y una brisa más o menos constante de levante. Muy divertido para navegar, pero mucho más calmado que el disparate del primer día. Eso sí, lo disfruté como un enano. Y esta vez me acordé de llevar la GoPro china, con la que pude realizar algunas tomas curiosas, como por ejemplo una virada por avante (contra el viento, o tacking en inglés)…
…o por redondo (a favor del viento, o jibbing):
La jornada estuvo rematada con unas hamburguesas en el centro de Malahide, acompañadas del otro descubrimiento efectuado en Malahide: las cervezas St. Mel´s Brewery. Son unas cervezas artesanas irlandesas que no puedo menos que recomendar.
En concreto, degusté tanto la Brown Ale como la Pale Ale, y aunque es difícil decir cuál de las dos es mejor, me quedo con la primera, pero por poco. Si no las conoces, ¡ya estás tardando en probarlas!
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