Después de las pruebas de comunicación LoRa realizadas el pasado día 2, el 3 volví a salir en los ratos en los que hay autorización para salir de casa por el coronavirus, con el objeto de realizar una prueba que complementara a las realizadas el día anterior. Según había comentado, la primeras pruebas las realicé hacia el norte y el sureste de mi domicilio en Santiponce, ya que esas ubicaciones se encuentran relativamente libres de obstáculos propios de la orografía del terreno, pero que albergaba mis dudas sobre el alcance de los enlaces hacia el oeste, debido a que las colinas donde se ubican Itálica y la propia Santiponce se interponen en cualquier línea de visión directa. Es más, las edificaciones del propio casco urbano bloquean en gran manera las señales entre emisor y receptor. Teniendo en cuenta estos condicionantes, no quería que la primera de las pruebas se desvirtuara con este entorno tan desfavorable, por lo que opté por hacer las pruebas de alcance en otras ubicaciones.
Sin embargo, también resultaba interesante en sí probar el alcance de la señal en entornos más adversos, y en el caso particular de Santiponce, me interesaba hacer la prueba porque hacia el oeste desde mi domicilio transcurre la Vía Verde de Itálica. Esta vía verde, antiguo ferrocarril minero entre el cargadero de mineral existente en Camas y la mina de Aznalcóllar, permite circular entre campos de labranza por la campiña sevillana, por lo que es bastante interesante para hacer pruebas de dispositivos IoT en zonas rurales y agrícolas. Ante todo esto, el domingo me dispuse a hacer una nueva prueba. Además, para llegar a la vía verde, es preciso atravesar parte del casco urbano del pueblo, lo que me daba oportunidad de probar el alcance de la señal en una zona con la visión directa completamente bloqueada por edificios.
Realicé la prueba a las 8:00h del domingo, y de nuevo, los resultados fueron mucho mejores de lo esperado. En la zona urbana no llegó a perderse la señal en ningún momento, pese a la falta de visión directa, discurrir entre edificios, y con la propia ladera de Santiponce bloqueando la señal. Una vez en campo abierto, donde existe vegetación densa en la cerca de Itálica que bloquea la visión, y donde el propio cerro de Itálica se interpone entre mi receptor y la vía verde, la señal se recibió en todo momento, salvo en dos pérdidas puntuales en la zona más alejada del recorrido, a 1300 metros del receptor. Incluso en el camino de vuelta, de nuevo con la arboleda de Itálica y un cerro bloqueando completamente la visión, la señal no se interrumpió en ningún momento. A continuación dejo una vista con Google Earth de la prueba efectuada y el recorrido realizado.
Como comentario adicional, me llamó la atención la gran cantidad de gente que se encontraba en esos momentos en la vía verde, aprovechando el tiempo permitido de salida por el coronavirus. Algo que he podido constatar los dos días posteriores, cuando he salido a hacer algo de bici.
Etiquetas: iot, itálica, lora, santiponce, vía verde de itálica
Escribía hace algún tiempo sobre la restauración de una Super BH L6000 que había pertenecido a uno de mis tíos, y que había igualmente adaptado para su uso como gravel, ya que no soy especialmente aficionado al ciclismo de carretera. La restauración quedó estupenda, pero pronto pude comprobar que el uso de los platos de carretera originales (52-42) no era lo más adecuado para su uso en campo. Cuando la pista tiraba algo más de la cuenta para arriba, la cosa se complicaba bastante. Así que decidí comprar unos platos específicos para gravel, de la nueva gama Shimano GRX. El desmontar los platos antiguos dio algo de guerra, ya que se encontraban tremendamente agarrados al eje del pedalier, pero finalmente pude sacarlos y reemplazarlos por los nuevos, junto con el eje del pedalier. El resultado es bastante bueno, aunque con unos platos en plata hubiera quedado mejor:
Y no pude menos que salir a rodar con ella esta mañana. Fría (en torno a 3ºC cuando salí), pero despejada y excelente para rodar. A lo tonto, a lo tonto, hice una etapa de 50 kms. rodando entre Las Pajanosas, Gerena y Valencina, combinando recorrido por vía verde, cañadas, senderos, asfalto y la ruta del agua. Precisamente la idea para la que están concebidas las gravel.
Un resultado excelente. Para llevar 6-7 semanas sin rodar, he batido algunas marcas personales en diversos tramos. Y eso con una bici de los años 80 reconvertida.
Etiquetas: cañada real de las islas, gerena, gravel, las pajanosas, ruta del agua, shimano grx, super bh l6000, vía verde de itálica
Esta mañana, mientras hacía una pequeña salida de entrenamiento con la bici por la Vía Verde de Itálica, he visto cómo una excavadora derribaba la antigua casilla del guarda que existía junto al puente sobre el arroyo del Judío, en Valencina de la Concepción:
No voy a entrar en la pertinencia del derribo de la casilla. Es algo sobre lo que me faltan datos, y desconozco qué institución -si es que ha sido alguna- ha sido la responsable de autorizar el derribo. Pero sí que quiero opinar al respecto: creo que es una pérdida el que se haya producido este derribo, ya que -salvo que mi memoria me falle- era la única casilla ferroviaria de este trazado que quedaba en pie hasta Aznalcóllar, con la excepción hecha de la antigua estación de Gerena-Empalme, por lo que hoy se ha echado abajo parte del patrimonio histórico de la zona.
Por otro lado, también me parece una pérdida desde el punto de vista de servicios: esta casilla se emplazaba al final de la actual vía verde (que debería, dicho sea de paso, prolongarse al menos hasta Gerena-Empalme o incluso Aznalcóllar), justo en el cruce con una Cañada Real, y en el sitio donde existe una pequeña área recreativa. Esta estructura podría haberse aprovechado para dar más servicios a los usuarios -que son muchos- de ambas vías de comunicación.
Espero que, al menos, quien haya autorizado el derribo haya pensado en retirar de la zona los escombros. Tengo que decir que, cuando estuve allí esta mañana, no ví ningún camión ni maquinaria para retirarlos, más allá de la excavadora y las camionetas de los operarios.
La de hoy ha sido una manera muy triste de empezar el día.
Etiquetas: cañada real de las islas, mtb, valencina de la concepción, vía verde de itálica
El día de Todos los Santos de 2012, jueves festivo, volví a salir a rodar un poco por la provincia de Sevilla, con la idea de ir recuperando algo de forma para la gran etapa que tenía pocos días después por delante: la VI Marcha Cicloturista de Fuente Obejuna, y cuya preparación había tenido que abandonar debido a una molesta y persistente lesión de espalda.
El 1 de noviembre comencé a rodar a las 9:20h, de nuevo en solitario. Tenía en mente hacer una buena kilometrada, subiendo por la vía verde de Itálica hasta el cauce del río Guadiamar, y desde allí descender por el corredor verde homónimo hasta las cercanías de Sanlúcar la Mayor, para volver posteriormente a casa por Villanueva del Ariscal y Salteras. Unos 70-75 kms. sobre el papel. Pero pronto me di cuenta de que iba a tener que abandonar dicha intención.
Salí de Santiponce para dirigirme a la vía verde por el camino agrícola de costumbre. Pero fue llegar allí y darme cuenta de que la situación, debido a las lluvias de la semana, había empeorado considerablemente con respecto al domingo anterior. El camino, pese a la pendiente, se había convertido en un auténtico barrizal que atrapaba las cubiertas y hacía casi imposible rodar. Y eso que apenas había salido de casa. Ya antes de alcanzar la vía verde me vi obligado a detenerme a retirar algo de barro de las cubiertas y del cuadro, ya que amenazaba con bloquear la rueda. El día prometía ser complicado.
Una vez en la vía verde la situación, al igual que el domingo anterior, mejoró sensiblemente, pero sin llegar a ser en ningún momento una maravilla, especialmente en el caso de mi cubierta trasera, una Small Block Eight de 2.1”, poco indicadas para ese barro pegajoso y denso. Pero lo peor aún estaba por llegar. Pasé el puente sobre el arroyo del Judío, y dejé el tramo civilizado de la vía verde. Tenía por delante unos 2.7 kms hasta llegar a la carretera, pedregosos en su mayor parte, y por tanto poco proclives a embarrarse, pero el tramo final antes de llegar a la carretera transcurría por una planicie rodeada de cultivos. Iba a ser complicado.
Y lo fue. O mejor dicho, no fue exactamente complicado. Fue imposible. En efecto, pasé sin excesivos problemas la parte pedregosa de la vía verde, pero al internarme en la planicie agrícola pronto me quedé clavado en el barro. Se formaron tres enormes pellas de barro pejagoso, en la horquilla delantera, en el freno trasero y en el cambio, que pronto hicieron imposible rodar. Tanto fue así que un grupo de marchadores de fondo, que había pasado un rato antes, me volvieron a pasar a mí, llegando antes que yo a la carretera. Yo, por mi parte, tras retirar algo de ese pesado barro de la bici, no tuve más remedio que cargármela al hombro para poder salir de ese atolladero. Pero no salí indemne. Ese barro se adhirió a mis botas de campo, convirtiéndolas en sendos bloques de arcilla que no había prácticamente manera de mover. Tardé casi un cuarto de hora en recorrer 500 metros de recta. Horroroso.
Y las noticias, al llegar a la carretera, no eran mejores. Allí me encontré con un grupo de ciclistas que me informaron de que el tramo de vía verde camino de Aznalcóllar estaba aún peor. Así que el día había quedado arruinado. Ante esto, no me quedó más remedio que tomármelo con filosofía, y rescatar lo posible del desastre. Tocaba una etapa de asfalto. Así pues, tras quitar algo más de barro, tomé la carretera en dirección a la N-630: decidí cambiar de objetivo, y subir por asfalto a Las Pajanosas. Hice una pequeña parada técnica en la Venta de Ana Velázquez para limpiar la bici y a mí mismo del nefando barro arcilloso, tras lo cual retomé mi marcha hasta Las Pajanosas, a donde llegué a las 11:00h.
Allí hice una breve parada, antes de emprender la bajada a Guillena por la carretera del zoo. Desde Guillena tenía la intención de dirigirme a Torre de la Reina y a continuación, Alcalá del Río y La Algaba. Pero al no encontrar una buena señalización de cómo hacerlo, y dado que el día empezaba a amenazar lluvia, opté por ser más conservador, y volver directamente a Santiponce por la N-630.
Dicho y hecho. Remonté de nuevo hasta la N-630 a la altura de la Venta, y volví sin más inconveniente a Santiponce, dándome incluso el gustazo de adelantar a un ciclista de carretera, por el camino, gracias a la Small Block Eight que había inflado hasta los 5 kg/cm^2 con anterioridad. Finalicé el recorrido a las 11:50h; una etapa que no se parecía en nada a la que había planificado, pero que había valido la pena.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Santiponce – Las Pajanosas
Etiquetas: las pajanosas, mtb, santiponce, sevilla, vía verde de itálica
El domingo 28 de octubre, el último del mes, salí a rodar un poco por las cercanías de Santiponce, a la poco habitual hora -a estas alturas del año- de las 8:00h. Aunque hay que decir que la cosa tenía algo de truco, porque ese día se había producido el cambio de hora, por lo que, pese a ser oficialmente las 8:00h, la sensación que tenía en el cuerpo era la de salir a la hora habitual, las 9:00h.
Se trató de una salida no programada, por lo que no conté en ella con mis compañeros habituales, tratándose, por lo tanto, de una salida en solitario. Y como tal, fue una salida un poco a ver lo que salía, sin tener un itinerario prefijado.
Así pues, salí de Santiponce y remonté un camino agrícola hasta llegar a la Vía Verde de Itálica. Las recientes lluvias caídas en la zona se dejaban notar en el terreno, que ya empezaba a encontrarse blando y embarrado. Un barro típico de la campiña sevillana, arcilloso, pegajoso, y enormemente molesto. Por suerte pronto llegué a la vía verde, y pude rodar sin problemas por ella. Pasé el puente sobre el arroyo del Judío, y seguí hasta alcanzar la carretera de Salteras.
Desde allí decidí que esa mañana iba a subir hasta el depósito de aguas del Aljarafe. Por ello, tomé la carretera en dirección a Salteras, hasta llegar a una estación de paneles solares. Allí dejé la carretera, para tomar un camino que bordeaba los paneles, con la esperanza de que se prolongara hasta la cercana Ruta del Agua. Esperanza futil, ya que al dejar atrás los paneles solares me encontré metido en mitad de un sembrado. Y puestos a haber llegado hasta allí, y viendo en lontananza la Ruta, no tuve menos que seguir adelante, sembrado a través, hasta alcanzar el camino. Cosa que pude hacer con bastante suerte, ya que esa zona no se encontraba tan embarrada como otras por las que había circulado.
El resto de la jornada no tuvo mucha más enjundia. Ascendí hasta el depósito de aguas, que se encontraba batido por todos los vientos del mundo, y posteriormente retorné a casa por la Ruta del Agua, a una hora en la que los ciclistas poco a poco se iban dejando ver por la zona.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Santiponce – Depósito de aguas del Aljarafe
Etiquetas: mtb, santiponce, sevilla, vía verde de itálica