Tras la restauración que realicé recientemente sobre una Super BH L6000, no podía tardar mucho en probarla. Aprovechando que el 4 de mayo era festivo en Sevilla, y no tenía por tanto que trabajar, aproveché para salir a hacer una salida corta y probar sensaciones. Salí de Forcarey por la Chamosa, para subir por carretera hasta Las Casetas. El rodar con la bici era bastante agradable, aunque como es un cuadro pequeño, la notaba bastante nerviosa. Sin embargo, no estaba teniendo el principal problema que había estado temiendo, que era el que la rueda delantera me tropezara con los rastrales al girar, ya que al tener el tiro tan corto, había notado que podían llegar a tropezar. Y si bien es cierto que esto era algo que podía darse girando muy en redondo a baja velocidad, con un ritmo normal de pedaleo no se estaba dando. Ya en Las Casetas, enganché con el recorrido del Camino Miñoto Ribeiro, con la declarada idea de ir hasta Quintillán, si bien no me pude contener, he hice una primera parada en Levoso, junto a una preciosa casa de piedra.
Pasado Levoso, pude comprobar algo que ya había estado temiendo, también. La bici frenaba poco en bajadas abruptas. Cierto es que las pastillas estaban aún nuevas, pero las sensaciones no eran buenas. Sin embargo, el rodar por campo sí que lo era.
Pasé la cascada de Quintillán, y me dirigí hacia la Ermita de San Amaro, donde también paré.
Desde la ermita, volví un poco sobre mis pasos, para tomar una pista a mano izquierda que subía por la montaña, para volver a Quintillán. La pista picaba bastante en algunos momentos, y tuve la oportunidad de probar la combinación de 36×50 que había montado. Suficiente para subir, pero el cambio no acababa de ir del todo fino, y saltaba un poco. Tras intentar algunos ajustes, de manera infructuosa, decidí continuar usando como máximo el 42.
Regresé a Quintillán rodando por un terreno mixto de pista forestal y camino asfaltado, que hicieron las delicias de la bici, y es que está diseñada para rodar exactamente por este tipo de superficies. Estaba siendo un acierto total, aunque notaba el manillar algo más estrecho de la cuenta. No el balde era el que había recortado para mi añorada plegable irlandesa.
Regresé a Forcarey por carretera, volviendo por Rozados, ya todo por carretera, y tomé un estupendo café con leche en la plaza del ayuntamiento. Recapitulando, tenía tres puntos claros de mejora: la patilla del cambio, los frenos, y el manillar. En lo referente al primero, tenía claro lo que hacer: había tenido que hacer uso de dos extensiones de la patilla del cambio. Encargué un solo extensor de mayor longitud, que me llegó al día siguiente. Aparte de ponerlo, aproveché para rectificar un poco la posición de la patilla, que tenía pinta de estar algo doblada. Requirió algo de trasteo, pero acabé por dejarlo todo fino. En cuanto al segundo, pedí pastillas de freno nueva, de tipo V-Brake. Pude colocarlas en el freno trasero, pero no acababan de entrar en el delantero. De momento ha quedado una configuración mixta que no me hace muy feliz, pero frena mejor. Y en lo que se refiere al tercero, subiré desde Sevilla otro manillar que tengo, más ancho, proveniente de la Fuji. Ya veremos si lo cambio. En la siguiente foto ya se aprecian los cambios comentados:
Pasados unos días, hice una nueva prueba, esta vez por Monte Seixo. Una salida corta, desde la subestación eléctrica. Fue un recorrido sencillo y corto, hasta la capilla de Santa María, primero, y después hasta el Mirador de las Tres Rías. Como el día estaba tremendamente despejado, se pudo disfrutar de una salida estupenda.
He aprovechado, también, para rodar un vídeo en las ubicaciones indicadas. Espero que os guste.
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Estos dos últimos meses he estado embarcado en un proyecto de restauración que acabo de finalizar. Dado que paso parte considerable de mi tiempo en Galicia, tenía ganas de contar con una bicicleta algo más ligera que mi querida Giant Trance X4. Y tenía claro que quería que fuera una gravel y -en la medida de lo posible- una restauración. Estuve un tiempo peinando páginas de segunda mano, hasta que di con una candidata casi perfecta. Una Super BH L6000 -bicicleta con la que tengo alguna experiencia- que no podía dejar pasar, pero que estuve a pique de hacerlo. Y la razón es que es un cuadro de talla 51, que me queda considerablemente pequeño. Aparte, el estado de la bicicleta era bastante malo, pero con un punto importante a favor: no tenía nada de óxido.
Al final, el propietario, un chaval muy majo, me la acabó regalando, con el compromiso de ponerle al corriente de cómo la iba restaurando. Y es que -me contaba- la tenía desde hacía más de un año en venta, y nadie se había interesado por ella, y estaba ya por echarla a la basura. Dándole las gracias (y habiendo cumplido mi compromiso), acabé trayéndola a casa.
Ya de vuelta en Forcarey, tocó hacer revisión de la bici. Sobre la pintura original habían repintado a mano en oro y rojo, el manillar lo habían cortado para hacer un manillar de paseo, la biela derecha había perdido el pedal (y la rosca), y la izquierda no era la BH original, sino una Shimano de los 90. El desviador trasero estaba bloqueado, y el delantero bastante oxidado, las manetas de freno estaban bastante deterioradas. En cuanto a la parte buena, el cuadro estaba libre de óxido, los frenos Sprint Podium se conservaban bien, la tija y la potencia estaban en buen estado, y las ruedas, con llantas Weinmann, estaban razonablemente bien. El sillín tenía algún agujero en el cuero, pero era algo que se podía volver a retapizar, llegado el caso. Hice un primer trabajo de dejar la bici en el chasis, para tomar decisiones a partir de ahí:
La primera, viendo que los vinilos originales eran irrecuperables, y había algunos daños considerables bajo la pintura oro y roja, fue la de dejar el cuadro en acero desnudo, decapándola del todo. Aquí conté con la impagable ayuda de mi cuñado Fernando, que estuvo algunos días entretenido conmigo, decapando, lijando y limpiando.
Hay que decir que la pintura añadida roja y oro salió facilmente, pero que la pintura original se resistió como ella sola. No hubo manera de hacerlo sólo a base de decapante, sino que hubo que tirar de lija. Pero el resultado fue inmejorable. Tanto, que estuve tentado de simplemente barnizarla y dejarla en color acero.
Finalmente, opté por seguir el plan original, y dejar el color lo más parecido posible al original de BH. Para ello, aplicamos imprimación, pintura plateada y barniz. Fue interesante seguir la evolución de las capas. Y tengo que admitir que en cada paso del proceso me sentía tentado a parar, ya que los aspectos del cuadro seguían siendo estupendos.
Dejamos el cuadro y la horquilla preparados antes de Semana Santa de 2022, y durante 3 semanas dejamos la pintura endurecer. Aparte, tenía que esperar algo de tiempo para que llegaran los componentes nuevos que necesitaba para construir la bici. El primero en ser recibido fueron los nuevos vinilos para cuadro y horquilla, que pude localizar en VinilosBici, una tienda especializada de Alcoy.
El resultado, una vez colocados los vinilos, fue estupendo. También aproveché para limpiar, desoxidar y abrillantar la dirección original, que pude reutilizar. Lo mismo que los puentes de freno. En cuanto al resto de componentes, opté por una restauración agresiva, como indica el título de esta entrada. En concreto, fueron los siguientes:
Acabé de recibir todos los materiales hace apenas unos días, y desde entonces he estado montando la bici poco a poco. El primer lugar las ruedas, que impresionaban bastante con el cassette de 50:
Luego el manillar y el sillín, que quedaban bastante bien en negro sobre el aluminio de la potencia y la tija:
A continuación, frenos y cableado:
…para seguir con las bielas, eje de pedalier y pedales:
La colocación de la rueda trasera y el desviador tuvo algunos problemas. Para empezar, el eje de la rueda trasera era 5mm más ancho que lo que soportaban las vainas. No era sorprendente, ya que la llanta original montaba una corona de 5 piñones, y ahora le estaba intentando montar un cassette de 9. Pero con un poco de persuasión, pude hacer pasar la llanta. El segundo problema, ya comentado, vino por la patilla del cambio. Era necesario hacer uso de un extensor de la misma, para poder colocar el desviador y que no chocara con el piñón grande. Mientras llegaba el definitivo, utilicé temporalmente dos extensores cortos, uno detrás del otro. Además, el desviador quedaba muy pegado al piñón pequeño, además de que el tornillo pasante de la patilla llegaba a tocar con la cadena. Ambos problemas se solucionaron fácilmente con una simple arandela. Pero el principal problema vino porque la patilla del cambio se encontraba algo desviada. Finalmente, sí que había un pequeño daño en el cuadro. Por suerte, ya tenía experiencia con ello, y contaba con una herramienta para medir y corregir la desviación. Una vez corregido todo, la parte trasera de la transmisión quedó como sigue:
Mención aparte merecen algunas piezas especiales impresas en 3D. Una de ellas fue un detalle de la tapa de los puños, meramente estético:
…pero otros han sido funcionales, y relacionados con el cableado del cambio. En primer lugar, el guiacables del eje de pedalier. Esta versión del cuadro traía un guiacables integrado en el cuadro, formado por un trozo de acero con dos pasos para los cables. No me gustaba nada, ya que se veía que arañaba la pintura. Así que opté por imprimir un guiacables, que salvara el original con un bisel. Un resultado estupendo, que pude colocar con tal sólo un poco de cinta de doble cara:
El otro detalle funcional es el tope de cable en el cuadro. Esta bici disponía de cambios en el cuadro, pero como ya he comentado, he optado por llevar el único cambio restante al manillar. En el pasado compré adaptadores STI de Shimano, pero en este caso, al tener que utilizar sólo uno de ellos, me decidí a diseñar uno, sacarlo con la impresora 3D, y pintarlo en el mismo tono del cuadro. El resultado ha sido satisfactorio:
El último detalle, antes de dar por finalizados los trabajos, fue recuperar la insignia original de BH, en vez de colocar el vinilo que venía en el kit. Tuve que repintar los detalle en plata, que se habían perdido, y colocarlos con adhesivo.
El resultado final de la restauración es el siguiente, del que me siento bastante orgulloso:
Para finalizar, aunque el cuadro me queda algo pequeño, al haber colocado el sillín desplazado hacia atrás al tope, y haber escogido un manillar recto, puedo hacer uso de la bici sin mayores problemas. Ahora se trata de hacerle muchos kilómetros.
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Estoy metido estos días en un proyecto de restauración del que ya hablaré en su momento, y para el que he estado adquiriendo algunas piezas que necesito. Parte de ellas han sido unas llantas 700c, con cubiertas de 32mm para gravel, y creo que con esto ya se puede intuir por dónde van los tiros. El caso es que, aprovechando que estoy estos días en Santiponce, se me ha ocurrido probar si mi vieja Fuji Sundance SE admitiría ruedas de más de 26”, que son las que montan de fábrica. Sobre todo teniendo en cuenta que hace ya algún tiempo, cuando la rehabilité y la convertí en una bici urbana para ir al trabajo, le puse una horquilla rígida de 26. Y el caso es que sí, que sí las admite:
La horquilla delantera las soporta de manera sobrada. De hecho, tiene pinta de haber sido desarrollada originalmente pensando en ser de 29” o directamente 700c (salvo por el hecho de que las punteras para los frenos V Brake están a la altura de 26”), así que esa parte sin problema ninguno. En cuanto al cuadro en sí, soporta también sin problemas las 700x32c, e incluso diría que puede llegar sin grandes estrecheces a 35c. En las vainas, desde luego, y con algo más de duda en la parte superior:
Esto abre una abanico interesante de posibilidades: pensando en una gravel para ir de alforjas, la Fuji soporta perfectamente la conversión, y dispongo ya en ella (incluso montado) el transportín trasero. Sería cuestión de cambiar el manillar a uno tipo gravel, junto con sus manetas, y si acaso el monstruoso plato de 48 dientes por uno más normal. Hay un pequeño matiz, que es el de los frenos: actualmente hago uso de unos estupendos V Brake Shimano XT, que no valdrían para las llantas de 700c. Esto me obligaría en condiciones normales a pasarme a frenos de disco (o unos de tipo puente, pero el cuadro de la Fuji no tiene taladro para este tipo de freno), pero he encontrado en Aliexpress unos adaptadores de frenos para que se puedan seguir usando los frenos de 26” en 700c. Algo sumamente práctico. En fin, ya veremos si al final me decido a hacer algo por el estilo.
Seguimos con los cambios en la gravel, que espero que sean los últimos en algún tiempo. En esta ocasión, el cambio ha consistido en pasar al uso de una corona de 8 piñones. La historia tiene algo de trasfondo. Originariamente la bicicleta utilizada para construir la gravel, la Super BH L6000 de mi tío Manolo, venía de casa con una corona de 5 piñones. En su día la reemplacé por una corona Shimano de 7 piñones. No fue una decisión aleatoria, sino que tenía su razón de ser. Las llantas de la bicicleta son de tipo antiguo, con corona enroscada (tipo freewheel). Al no ser de tipo moderno en formato cassette, tuve que descartar componentes modernos de carretera, por lo que equipé a la bici con una grupo algo antiguo, un Campagnolo Mirage de 8 velocidades. Sin embargo, ese grupo en concreto ya hacía uso de cassette de 8 velocidades. Al no querer cambiar las llantas originales, opté por una mezcla de grupos que había visto que era compatible, consistente en utilizar las manetas y desviador trasero Campagnolo 8 de tipo antiguo con la corona Shimano de 7 velocidades, con una compatibilidad perfecta, ya que la separación entre piñones es de 5 milímetros. En efecto, la compatibilidad era perfecta, pero tenía una contrapartida: perdía una posición de la maneta, que quedaba inútil. No me supuso muchos problemas, y durante algunos años he estado así con estupendos resultados.
Sin embargo, hace algunos meses encontré una corona genérica de 8 velocidades con el espaciado de 5 milímetros en Aliexpress, y no me pude resistir a comprarla. Además, es una corona de 32-13, frente a la 28-14 que tenía de Shimano, por lo que gano un rango más amplio de desarrollos que poder utilizar.
El proceso de instalación, por su parte, no ha sido tan sencillo como me hubiera gustado. El primer problema que encontré es que la nueva corona es algo más amplia que la anterior, y constó un poco encajarla en las vainas del cuadro. Recordemos que estaba pensado para una corona de 5. No por la corona en sí, sino porque la cadena en el piñón más bajo rozaba un poco con la patilla del cambio. Para solucionarlo, simplemente le puse un espaciador de 1 milímetro que imprimí con la impresora 3D. Así que ya tenemos otra bici más con componentes impresos. Se puede apreciar en la siguiente imagen, el anillo blanco cerca del anclaje de la rueda en el cuadro:
Además, tuve que solucionar otro problema, y es que hace algún tiempo doblé la patilla del cambio. En realidad, el desviador Campagnolo Mirage que monta la bicicleta es el segundo que tengo. El primero sufrió un accidente durante el montaje y ajuste de la bici, que hizo un pequeño destrozo en la patilla del cambio al salirse la cadena por el interior de la llanta, y tirar del cambio, destrozando éste y doblando la patilla. En su momento la enderecé, pero el resultado no había sido perfecto. Con la corona de 7 velocidades no se notaban muchos problemas, pero al pasar a la corona de 8 los piñones altos no engranaban bien. Tras investigar, pude encontrar que existe una herramienta para corregir la posición de la patilla, que me llegó hace algunos días. Tras algunos ajustes, la posición del desviador ha quedado lo suficientemente bien como para que los problemas en los piñones altos hayan quedado solucionados.
Ironías de la vida, aún no he podido probarla sobre el terreno: lleva lloviendo toda la semana en Sevilla. Y hoy, además, llueve barro, al mezclarse el tren de borrascas con calima sahariana. :S
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Otra de las actualizaciones que he estado realizando estos días ha sido sobre mi querida Super BH L6000 Gravel. En este caso la modificación ha sido menor que la anterior, pero también ha tenido su enjundia: se ha tratado de reemplazar el manillar original de 380mm por uno de 440mm, más adecuado para el gravel. Y es que hace algunos meses tuve ya una caída de importacia, en parte causada por tener un manillar demasiado estrecho. Con dicha actualización hemos pasado de esto…
…a esto:
Bueno, por el camino ya había cambiado los platos de carreras por unos de gravel, y el desviador trasero Campagnolo Mirage de pata corta por uno de pata larga. En este caso, los cambios han sido exclusivamente de manillar. Al pasar a un manillar moderno del fabricante UNO, de un grosor de 31,8mm, tuve también que pedir una nueva potencia. En este caso, opté por una potencia de 100mm de longitud y un ángulo de 17º, para poder ir más elevado. Esta potencia es de 1 1/8, por lo que necesitaba también un adaptador para el cuadro, y que el ancho de la potencia original es de 22mm.
Aproveché también para poner un encintado nuevo del manillar, que el previo estaba ya algo desgastado por el uso, y poner la tapa de la potencia con una chapa de 1906. El resultado es bastante bueno. Voy un poco más estrecho, ya que el nuevo manillar es más corto en profundidad que el anterior, pero me noto mucho más cómodo en todas las posiciones del mismo, al ir algo más alto, además de tener más anchura para controlar la bici en terrenos irregulares.
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