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Cordobés por tierra, hidalgo por mar, hidalgo por el diablo
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19 jun 16 Etapa ciclista: La Bastida – Los Toros – Trassierra – Torre Horia – La Albaida (12/06/2016)

El domingo 12 de junio, aprovechando el viaje que hice a Córdoba para el bautizo de mi sobrina Helena, hice una nueva salida ciclista por Sierra Morena. Lo que en un principio parecía que iba a ser una etapa en solitario se transformó en una bonita salida en grupo, gracias a Antonio, compañero y amigo bartocalvo, que tuvo a bien invitarme a una salida con su tío y unos amigos. Lo interesante del asunto es que me enteré a las tres y media de la madrugada, al volver de la fiesta posterior al bautizo. ¡Etapa con salida a las 8:30h en El Higuerón! Así que con poco sueño y menos descanso en mi haber, salí de casa recién pasadas las 8:00h, para encontrarme con mis compañeros de etapa en el punto de comienzo.

Tomé el camino del Canal para llegar hasta la carretera de Medina Azahara. Ahí bajé a la carretera de Palma, y no tardé mucho en encontrarme con mis compañeros de etapa, que ya me esperaban. Salimos raudos, para intentar aprovechar la mañana, ya que el día apuntaba a que iba a ser caluroso, aunque no tanto como lo habían sido los días previos en Córdoba, frisando ya los 40ºC en las horas centrales del día. Algo que, tras casi un año en Dublín, para lo que estoy perdiendo la costumbre. Y es que la etapa se aventuraba larga: subida de los Toros, si bien por una variante que no conocía, parte alta de La Canchuela, y tal vez Valdejetas. Buen reto.

Seguimos por la carretera de Palma hasta girar a mano derecha por la Canchuela, que abandonamos para seguir por el Canal en dirección a Almodóvar. Sin embargo, tomamos una subida para mí desconocida sobre el terreno, pero que me sonaba en el mapa: La Bastida. Dejamos el Canal a la altura de unas canteras mozárabes (km 19 de etapa para mí), y tomamos una pista que ascendía con unas rampas medias del 9%, pero que en determinados ratos llegaban al 14% de desnivel. Esta primera subida fueron 2’2 km de subida, en los que subimos desde los 115 metros a los 306 metros, donde llegamos a una pequeña meseta, para ascender de nuevo un pequeño repecho, justo tras lo cual abandonamos la pista que llevábamos, girando a mano izquierda, justo a la altura del cortijo de La Bastida, y en la que iniciamos un trepidante descenso hasta el arroyo Guadarromán.

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Y tras la bajada, la no quedaba otra que ascender una brutal subida -de nombre la V- de 500 metros con rampas de nuevo superiores al 15%. Terminada la subida llegamos a portela en una cancela a mano derecha que, entre vacas, nos permitió llegar a una segunda cancela, para seguir nuestro camino. Pasada la cancela, y en permanente ascenso, llegamos a una bifurcación que tomamos por la izquierda, pero que se volvía a unir algo más adelante. El paisaje había cambiado de bosque mediterráneo a dehesa ganadera, y en ese tramo la pista estaba bastante polvorienta y algo suelta, y costaba un poco rodar sobre ella. Siempre siguiendo por esta pista, llegamos a un segundo cortijo y, algo más adelante, acabamos saliendo a la subida de Los Toros. Justo a punto para empezar la subida del cortijo de La Porrada. Llevábamos ya 27 kilómetros de etapa, y aún quedaba la subida más brutal -a la postre- del día.

Giramos a mano derecha y enfilamos la subida de La Porrada, que acabaríamos culminando a las 10:35. Seguimos hacia la entrada de Valdejetas, aprovechando Antonio y yo en este trazado en descenso nuestras dobles, ya que nuestros compañeros venían todos con rígidas de 27’5 o 29”, y en este trazado las nuestras marcaban la diferencia. Cuando llegamos a Valdejetas decidimos ir por la vía rápida hacia Santa María de Trassierra. Dos de nuestros compañeros habían realizado el día anterior una etapa de carretera de 90 kms., y en el día de hoy venían algo justitos. Teniendo en cuenta que contaban con una edad que rondaba las sesentena, no puedo decir más que automáticamente se habían convertido en mis héroes.

Dicho lo cual, tomamos la vereda de La Canchuela hasta llegar a la pista del Salado, que cogimos para llegar, a las 11:15h, a Santa María de Trassierra. Allí hicimos una parada para desayunar en un bar, antes de seguir con nuestra etapa.

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Era hora de volver a Córdoba. Tras comentarlo, decidimos probar a seguir una senda que, en paralelo a la carretera de Trassierra, uno de nuestros compañeros de etapa había visto en alguna ocasión. Yo recordaba esa pista de hacía muchos años, al menos 15. Y también recordaba que llevaba casi tantos años cerrada por una verja por el dueño de la finca colidante, así que no esperaba gran cosa de esa senda. Error. Es cierto que la pista que recordaba había sido cercada, pero posteriormente se abrió una senda -señalizada además con postes blancos y amarillos- que bordea la cerca y que conduce, entre arboleda y con divertidas subidas y bajadas, hasta la entrada de la urbanización Torre Horia. Una buena alternativa para llegar rápidamente hasta la entrada de Bosque de Fangorn.

En esta ocasión optamos por subir por la pista de cemento hasta la altura del Mirador de las Niñas. Y aunque tenía ganas de hacer un Montecobre Express, iba ya con algo de prisas a esas alturas de la jornada, así que me decidí a bajar por la carretera de La Albaida, con dos de mis compañeros. Antonio y su tío, por su parte, bajaron por la carretera de San Jerónimo hasta El Higuerón. Nosotros hicimos un rápido descenso hasta el Tablero, donde me encaminé a casa, dando por terminada la etapa a las 12:45, tras 54 kilómetros de divertidísima etapa por Sierra Morena. ¿Cuándo podré repetir? Espero que pronto, ya que fue una excelente etapa en aún mejor compañía.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia: 54’1 km
  • Distancia (según el GPS): 54´139 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 38m 5s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 35m 56s
  • Velocidad media: 14’9 km/h
  • Velocidad máxima: 72’4 km/h
  • Pulsaciones medias: 140 pulsaciones/min
  • Pulsaciones máximas: 178 pulsaciones/min
  • Consumo medio de calorías:1709 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: S/D kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: S/D
  • Consumo total de calorías: S/D kcal
  • Índice IBP de dificultad: 90 BYC
Elapsed Time Moving Time Distance Average Speed Max Speed Elevation Gain
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19 nov 11 Etapa ciclista: Carretera de la Albaida – Castañar de Valdejetas – Cuesta del Reventón (13/11/2011)

El domingo pasado por fin tuve la oportunidad de realizar una etapa con la que llevaba tiempo soñando: realizar una nueva subida al castañar de Valdejetas, esta vez en otoño, cuando los castaños -árboles de hojas caducas- se visten de colores rojizos y dorados, y empiezan a dejar caer sus hojas, anticipo del invierno que, como bien sabe la familia Stark, presto se acerca.

Una etapa especial porque, sin que sirva de precedente, nos habíamos conseguido juntar ocho personas para realizar la etapa: Ángel y un amigo, Marcos, Mané, Enrique, Carlos, Javi Aljama y yo. Algo verdaderamente inusitado. Así que, dado que la ocasión lo merecía, aproveché para hacer una limpieza general en la bici, con desengrasado de cadena y coronas incluido (hecho que me tuvo unas cuantas horas danzando entre gasoil, grasa de litio y herramientas varias). A la postre tuve que cambiar la cadena de la bici, ya que se encontraba en bastante mal estado, pero el resto de la limpieza mereció la pena.

Habíamos quedado a las 9:00h en Cruz de Juárez, pero a las 8:45h ya teníamos noticia de dos bajas: Mané había caído enfermo esa noche, al igual que el hijo de Ángel, lo que obligó a ambos a quedarse en casa -e hizo que el amigo de Ángel se decidiera a salir con otros conocidos-. Así que a las 8:55h, cuando salí de casa y me encontré con Marcos, contaba con que los participantes se habían reducido a cinco. Cuatro, me dijo Marcos poco después. Enrique también había pasado mala noche con su hijo recién nacido, y tampoco acudía. Nos vi subiendo solos a Marcos y a mí, que aunque no era mala perspectiva, resultaba un tanto descorazonador teniendo en cuenta que supuestamente íbamos a salir ocho.

Sin embargo, pronto llegaron Carlos y Javi, con lo que nuestras negras espectativas quedaron en buena parte despejadas. Y poco después llegó un nuevo mensaje de Enrique, diciendo que podíamos contar con él. Cinco al final. Lo que no estaba nada mal.

Empezamos la etapa a las 9:05 en Cruz de Juárez. Allí nos encotnramos con el amigo de Ángel y sus compañeros de etapa. Comentamos un poco lo que esperábamos hacer cada uno, por si hacíamos trayecto común, pero al final partimos cada grupo por nuestro lado, si bien estuvimos en compañía hasta el Tablero. Nuestro recorrido previsto era el siguiente: subir por la carretera de la Albaida hasta el Cruce de Trassierra, desde allí tomar la vereda de la Canchuela y el GR-48 hasta la entrada del Castañar de Valdejetas -la Ruta Azul-, y volver a Santa María de Trassierra por carretera. Desde allí, en función del tiempo que tuviéramos disponible, bajaríamos bien por carretera, bien por el bosque de Fangorn y Montecobre. La razón de que la etapa tuviera ese comienzo de asfalto -tan poco habitual- era que Carlos no disponía aún del doble plato en su bici de descenso, y mover esa monstruosidad de 18 kilos por las subidas habituales (Montecobre, Vereda de la Canchuela o Alto de San Jerónimo) era poco menos que inhumano. Y que a los demás tampoco nos venía mal: Javi llevaba dos meses sin rodar, yo casi un mes, y Enrique hacía tiempo que no realizaba una etapa larga. El único que se salvaba era Marcos.

Así pues, iniciamos con calma el ascenso de la carretera de la Albaida. A las primeras rampas de la subida el grupo se empezó a fragmentar: Javi y Marcos por delante, yo en medio, y Enrique y Carlos detrás. Nos agrupamos en la entrada del castillo, y continuamos subiendo, pero a un ritmo más relajado. La subida desde el castillo tiene 4’8 kms. de longitud, y tres tramos bien diferenciados: una primera pared de un kilómetro largo, con pendientes del 13’6%, casi tres kilómetros de subida más relajada, y un último trozo de unos 700 metros, con algunas rampas del 10%. Se trataba de superar el primer escollo, pillar resuello en el segundo tramo, y acabar la subida de la mejor manera posible.

La primera pared, como era de esperar, se atragantó bastante, si bien la salvamos de una manera bastante decente. Hicimos una pequeña parada en la entrada del camino de la Casa de la Ventana, donde se cruzan la carretera y la subida de Montecobre. En principio era una pequeña parada para permitir recuperar el resuello, pero Carlos había notado un problema con su juego de bielas: bailaba de derecha a izquierda, con bastante holgura. Estaba claro que no era muy buena idea hacer toda la etapa con esa monstruosidad de holgura, porque corría el riesgo de destrozar el buje. Carlos casi parecía dispuesto a dar la vuelta y dar por finalizada la etapa, pero Enrique le dio una alternativa: como él tenía que estar en Córdoba da vuelta a las 12:30h, tampoco iba a realizar la parte de la subida al Castañar, si bien iban a tratar de llegar hasta Trassierra. Así que decidimos hacer una cosa: continuar con la subida hasta el cruce del GR-48 con la Vereda de la Canchuela, y allí decidir.

Continuamos con nuestro ascenso, esta vez por el tramo de subida más relajada. Pronto nos volvimos a quedar en cabeza Marcos, Javi y yo. Seguimos subiendo a un ritmo razonable, pero Javi empezó a notar los dos meses que llevaba sin dar pedales, y poco a poco se fue quedando. Finalmente el último tramo de subida lo hicimos Marcos y yo en solitario, aunque Marcos -tengo que admitirlo- me llevaba con la lengua fuera.

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Nos volvimos a agrupar en el cruce de Trassierra, donde nos detuvimos para recuperar algo de fuerzas. Eran las 10:45h, y el tiempo -en especial a Enrique- nos empezaba a apretar. Reanudamos la etapa, y en el Rosal de las Escuelas nos desviamos a la izquierda para tomar la vereda de la Canchuela, siguiendo la Ruta Azul.

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Pasamos junto a la Fuente de la Marquesa, e iniciamos un rápido descenso -el primero del día- hasta el embalse de la Jarosa, que nos sorprendió por el bajo nivel que alcanzaban sus aguas, que contrastaba bastante con el nivel que alcanzaban en marzo.

A partir de la Jarosa empezamos, como de costumbre, un tramo de subidas y bajadas antes de alcanzar el cruce con el GR-48. Tramo que no tendría nada de particular, salvo por el hecho de que se encontraba lleno de vacas. Algunas con sus terneritos, y con aviesas intenciones. Más de una vez tuvimos que salirnos de la pista para evitar tener un encuentro desagradable.

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Llegamos al cruce a las 11:15h. Tras un rato de palique y de descanso, Enrique y Carlos no se dejaron convencer, y tomaron el GR-48 para dirigirse directamente a Santa María de Trassierra e iniciar la vuelta. Nos quedamos solos para afrontar el resto de la etapa Javi, Marcos y yo. Nos quedaba por delante la cota más alta del día: cinco kilómetros hasta Puerto Artafi, pasando por el Castañar, y cinco más hasta Trassierra. Tres kilómetros de subida por el castañar, con pendientes del 13%. Al menos el paisaje era -o iba a ser- excelente. Esperaba no equivocarme.

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Y no me equivoqué. El otoño había empezado a hacer mella en el paraje, y los tonos verdes de finales de verano se entrelazaban con los ocres del invierno, tanto en los árboles como en el suelo. No en balde, cada palmo de terreno estaba cubierto de hojas muertas y erizos de castaña.

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La subida por el castañar, pese a lo duro, fue una auténtica delicia. Delicia compartida, por otro lado, ya que había gran cantidad de excursionistas que frecuentaban la zona. Más concurrido que la calle Cruz Conde, como llegué a comentar en una ocasión.

Pasamos junto al cortijo de Valdejetas, que da nombre al castañar. Allí tuvimos la ocasión de saludar a uno de sus habitantes; saludo que nos fue devuelto, y con bastante amabilidad. Hecho que, por desgracia, no es algo que siempre nos encontremos.

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Seguimos avanzando, inmersos en esa magnífica paleta de pintor que era el castañar. Encontramos claros de castaños, repletos de hojas caídas, y tramos ganados para el olivar, en perfecta armonía. No lamentaba, ni mucho menos, haber insistido tanto en subir al lugar. Estaba disfrutando como un enano.

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Y así, llegamos al otro extremo de la finca, y atravesamos la cerca que corta el paso a los vehículos. Realizamos un breve descenso, antes de afrontar una nueva subida, durísima, que lleva al punto más alto del castañar, antes de descender hasta Puerto Artafi.

Hicimos la vuelta hasta Santa María de Trassierra por carretera. Llegamos a la pedanía a las 12:30h, y la atravesamos sin detenernos. Al igual que Enrique, Marcos tenía que estar de vuelta en Córdoba, en su caso a las 13:30h, por lo que íbamos con el tiempo justo. Salimos de Trassierra por carretera. Íbamos a tener que olvidarnos de atravesar el bosque de Fangorn, dado que el tiempo corría en nuestra contra, y que Javi estaba sufriendo sobremanera con el final de etapa: no en balde llevaba dos meses sin coger la bici. Sólo podía quitarme el sombrero ante su pundonor. Eso, y ponerle las cosas más fáciles. A la entrada del bosque de Fangorn, optamos por una alternativa algo más relajada: tomar la pista que pasa por la urbanización Torrehoria, y que lleva directamente hasta la entrada del Mirador de las Niñas. Desde allí, podríamos bajar a Córdoba bien por Montecobre, por carretera, o bien por la Cuesta del Reventón.

Entramos en la pista. El único que aguantaba el tipo de manera digna era Marcos. De hecho, nos llevaba con la lengua fuera. Las etapas con Los Califas lo han dejado en un excelente estado de forma, y además iba con prisas… En fin. :) Llegamos a la entrada del mirador al filo de las 13:00h. Allí tomamos la siguiente decisión: Javi optaba por volver las Ermitas y el Reventón (ya que lo dejaba directamente en su casa), y Marcos, para ir más rápido, prefería bajar por la carretera de las Ermitas. Yo por mi parte ¡bajaría por Montecobre! Hubiera sido divertido, pero no. Viendo tan hecho polvo a Javi, preferí acompañarlo en su bajada por el Reventón. Así pues, nos despedimos de Marcos, y nos dirigimos por carretera a las Ermitas.

Ese trayecto por carretera no tuvo mucha más complicación, salvo por el pequeño puerto que hay que salvar por carretera. Fue en ese momento -llevábamos ya cuatro horas largas de etapa- cuando el GPS empezó a dar señales de que la batería se encontraba exhausta. No era la única, porque nosotros no estábamos mucho mejor. Quise entonces conectarle la batería externa de Dealextreme, pero ésta -oh, sorpresa- se había vuelto a estropear. Tuve entonces que activar el GPS del móvil. Javi, que había seguido subiendo, aprovechó para detenerse y recuperar azúcares a base de comer madroños de un arbusto que había encontrado. No era mala manera de hacerlo, pardiez.

Llegamos al comienzo de la bajada del Reventón a las 13:25h, y empezamos el descenso. Javi esta vez se lo tomó con calma. A mí, por mi parte, también empezaba a apretarme la hora: el GP de Fórmula 1 empezaba a las 14:00h, y no quería perdérmelo. La bajada, como siempre, fue divertida.

Tras 10 minutos de descenso, llegamos a casa de Javi. Decliné una invitación a tomar unas birras -cosa que me apetecía bastante- para volver rápidamente a casa. La hora se me echaba encima, y empezaba yo también a estar hecho polvo. Llegué a las 13:44h, con el tiempo justo para ducharme y ver empezar el GP. Un buen epílogo para una etapa sobresaliente.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 44’56 km.
  • Distancia (según el GPS): 42 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 7m 22s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 32m 46s
  • Velocidad media: 14’27 km/h
  • Velocidad máxima: 57’35 km/h
  • Pulsaciones medias: 138 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 186
  • Consumo medio de calorías: 980 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1440 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 52m 36s
  • Consumo total de calorías: 4370 kcal

Y aquí (atención, variación en el modo de publicar artículos) está el enlace al recorrido de la etapa: Carretera de la Albaida – Castañar de Valdejetas – Cuesta del Reventón

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26 sep 11 Etapa ciclista: Vereda de la Canchuela – GR48 – Trassierra (18/09/2011)

El pasado 19 de septiembre volvimos a salir a rodar Mané, Javi Balaguer y yo por la Sierra de Córdoba. Habíamos elegido para rodar un trazado que se salía un tanto de lo convencional: subir a Trassierra por la vereda de La Canchuela, para bajar al arroyo Guadarromán por un sendero que había recorrido hacía años en una Maratón MTB Sierra Morena, y enlazar con Santa María de Trassierra por el GR-48. Desde allí, si las ganas acompañaban, bajar a los Baños de Popea, y remontar el Bejarano hasta las Fuentes, para volver a Córdoba por la Cuesta de la Traición. Un recorrido ambicioso, sin lugar a dudas.

Demasiado ambicioso, teniendo en cuenta que quedamos a las 9:30h para empezar la etapa. Es verdad que el tiempo ya acompañaba, y el calor empezaba a ser más soportable, pero parecía una hora demasiado tardía como para acometer esa etapa. Ángel, de hecho, que había pensado apuntarse, desestimó el venir vista la hora a la que íbamos a salir. La verdad, tengo que admitir que era una opción razonable.

Así pues, quedamos Mané -que había dormido pocas horas a causa de una buena fiesta la noche anterior-, Javi y yo. Empezamos la etapa a las 9:40h. Tomamos el Canal del Guadalmellato, y a un buen ritmo, poco a poco nos fuimos acercando hasta el comienzo de la Vereda de la Canchuela. Llegamos a las 10:30h al comienzo de la Vereda, y empezamos la brutal subida (con una pendiente máxima del 14’5%) subiendo de manera sostenida; sin prisa, pero sin pausa. Hicimos sin descanso alguno el kilómetro y medio largo de subida que lleva hasta el poste donde in illo tempore podía contemplarse una calavera de vaca.

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(Fotografía correspondiente a otra etapa)

Descansamos un rato, antes de continuar con el duro ascenso. Es cierto que ya habíamos superado la parte más dura de todo el recorrido, pero aún quedaban dos paredes temibles por delante. O al menos, eso creíamos. Seguimos subiendo por la vereda, que alcanzaba rampas del 11%, antes de llegar a la breve bajada previa a la última rampa antes de la llegada al Cortijo de Pedrajas. Iniciamos el ascenso, en el que se evidenció de nuevo que la Larsen TT que monto en la rueda trasera se encontraba ya en las últimas, hasta la cancela que delimita la entrada en los terrenos más cercanos al cortijo. Allí nos encontramos con una sorpresa: los propietarios del cortijo, al parecer con el consentimiento del Ayuntamiento, han desviado el trazado delimitado de la vereda, haciendo que ésta dé un rodeo al oeste del cortijo de 2’6 kms., frente al kilómetro escaso del recorrido original. Preguntamos a otros ciclistas que por allí pasaban, quienes nos confirmaron que el cambio databa de unos cuantos meses atras, dicho lo cual, continuamos por el nuevo trazado: siempre era una oportunidad de conocer otra subida, y al menos en este caso no se nos impedía de manera ilegal el acceso, como en otros sitios.

Hay que admitir que el trazado alternativo era bastante chulo, con unas pendientes soportables, en vez del espanto de subida de la vereda original, por lo que la molestia de dar el rodeo en realidad no lo era tanto. Volvimos a enlazar con la vereda original justo por encima del Cortijo de Pedrajas, y justo al reincorporarnos, abandonamos el trazado para bajar hasta el arroyo Guadarromán. Recordaba haber efectuado esa bajada -como ya he dicho anteriormente- durante una de las Maratones MTB Sierra Morena que disputé hace unos años, y la recordaba muy rápida y bastante divertida. Y no recordaba mal. Mané bajó por ella como si el mañana no existiera, especialmente para tratarse de la primera vez que la recorría.

Una vez en el fondo del valle, encontramos marcas blancas y verdes que delimitaban el camino. Eso me tranquilizó bastante, porque tenía la constancia de que podíamos bajar, pero no la de que podríamos salir de allí por un camino diferente al que hasta entonces llevábamos. Pasamos el arroyo, y tomamos una pequeña senda entre fincas ganaderas. Remontamos la senda hasta la entrada de la finca de la Jarosa, que tiene una cerca, y allí giramos a mano izquierda por una cancela -la única- que se encuentra sin candado. La senda, esta vez más estrecha, empezaba una dura subida por terreno muy suelto, que corría en paralelo a la vereda de La Canchuela en el tramo que se dirige a Puerto Artafi. Superamos un par de cercas sin candado, y poco a poco nos fuimos acercando hasta el cruce de la Canchuela con el GR-48: nos encontrábamos a las espaldas de Santa María de Trassierra. Eran ya las 12:15h y llevábamos entre pecho y espalda 20’9 kms. de dura etapa por la Sierra.

Continuamos hasta Santa María de Trassierra por el GR-48. Habíamos decidido para allí para tomar un tentempié, y decidir qué trazado tomábamos a continuación. No tardamos mucho en llegar hasta el pueblo tomando la pista del Salado, si bien a la hora a la que llegamos (12:45h) casi era más propio tomarnos un vermú que una tostada, por lo que optamos por tirar por la calle de en medio, y tomarnos unos Acuarios con un plátano (que Mané complementó con un gofre que me hizo plantearme volver a entrar en el supermercado donde habíamos parado). Allí decidimos, viendo lo tarde que ya se había hecho, volver a Córdoba por la vía rápida: carretera hasta el cruce de Trassierra, y bajada -también por carretera- por La Albaida.

Dicho y hecho. A las 13:15h volvimos a dar pedales, avanzando rápidamente por la carretera. Javi empezaba a notar el esfuerzo, y las primeras rampas de la carretera hicieron estragos en él. Nos detuvimos unos instantes a la salida del Bosque de Fangorn, y nos planteamos tomar la pista que atraviesa la urbanización de la Virgen de la Cabeza y que lleva hasta el Mirador de las Niñas, para bajar a Córdoba por Montecobre. Desestimamos esta opción, ya que pese al rodeo que daba la carretera, era previsible que tardáramos menos que por la pista. Así pues, seguimos por la carretera hasta el Cruce, e iniciamos el descenso de La Albaida.

Fue un descenso frenético. Hacía pocas semanas que la Vuelta Ciclista había bajado por ese mismo trazado en la etapa que tuvo Córdoba por final, y no pude menos que intentar emular a Pablo Lastras en la primera gran bajada que hacía por carretera en mucho tiempo. No lo pensé demasiado, y bajé a todo ritmo, alcanzando un pico de velocidad de 63’49 km/h según el velocímetro y 67’7 km/h según el GPS. Muy lejano, en todo caso, a los 80 km/h que registraron los profesionales, pero que aún así me hicieron temer en algunos momentos por mi seguridad, dado lo que vibraba la bici. Los flancos de la High Roller, en todo caso, quedaron perfectamente limpios de polvo en el descenso. :mrgreen:

Una vez pasado el Castillo de La Albaida, moderé el ritmo de descenso, hasta que Javi y Mané me alcanzaron. El descenso, de 4.9 kms, lo había realizado en 6m 45s. El resto de la etapa fue bastante convencional. Volvimos a Santa Rosa por el Pryca La Sierra, y tras despedirnos de Javi, Mané y yo volvimos a la Asomadilla por la Cuesta Negra. Finalizamos la etapa a las 14:53h, habiendo recortado bastante el recorrido previsto, pero en cualquier caso, tras haber disfrutado de una excelente etapa.

El recorrido de la etapa en Google Maps es el siguiente:


Ver 2011/09/18: Canchuela – GR-48 – Trassierra en un mapa más grande

Los datos de la etapa son los que siguen:

  • Distancia (según el velocímetros): 41’72 km.
  • Distancia (según el GPS): 40’1 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 59m 36s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 20m 58s
  • Velocidad media: 13’93 km/h
  • Velocidad máxima: 63’49 km/h
  • Pulsaciones medias: 137 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 183
  • Consumo medio de calorías: 970 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1420 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 3h 0m 22s
  • Consumo total de calorías: 4212 kcal

Por primera vez en muchas etapas, he podido volver a recuperar las estadísticas completas. Todo ha funcionado correctamente: el GPS, el velocímetro y el pulsómetro. :mrgreen:

En esta ocasión, por el contrario, no hay fotos ni vídeos. Y es curioso, porque realizamos dos bajadas chulísimas, y pasamos por algunas zonas que daban ganas de pararse a fotografiar. Pero es que volvimos a ir embrutecidos. ^_^

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