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Cinco signos de exclamación. El signo claro de una mente enferma
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29 ene 16 Ragnarök

Estás en Dublín, visitas Dublinia, y de repente, te encuentras ESTO en unas escaleras:

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…y no puedes menos q sonreir, y acordarte de amigos y partidas.

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29 ene 16 Small Block Eight

Rodaje

Rodaje

Bastante rodada. Pero de eso se trata.

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26 ene 16 Canción del día (XXXIV)


Black – Wonderful Life

Hoy ha fallecido el intérprete de esta canción, Colin Vearncombe, tras haber sufrido un accidente de coche cerca del aeropuerto de Cork.

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25 ene 16 Etapa ciclista: Leixlip – Lucan (24/01/2016)

Tras la trepidante etapa del sábado, el domingo 24 me fui a rodar tranquilamente con Ana por las cercanías de Blanchardstown. En esta ocasión elegimos un nuevo trazado de la guía de paseos por cursos de agua del este de Irlanda que ya utilizamos para la etapa del Dodder de la semana anterior.

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Esta semana estamos on fire

De nuevo volvimos a tomar el cercanías, si bien esta vez en dirección Maynooth, y con parada en la cercana Leixlip. Desde la estación bajamos hasta el pequeño pueblo de Leixlip, cuyo casco antiguo se alza junto a una curva del río Liffey, el río por excelencia de Dublín. Desde allí seguimos las indicaciones de Saint Catherine´s Park, por donde iba a transcurrir nuestro paseo. Dicho parque se extiende a ambos lados del Liffey, entre los condados de Fingal y Dublín, y es una zona tremendamente agradable para pasear. En la zona se tiene constancia de la existencia de aguas termales sulfurosas, que propiciaron la creación del cercano balneario de Lucan. En su momento eran famosas las emanaciones de olor a huevos podridos propias de las aguas sulfurosas. Hoy en día se sigue pudiendo apreciar dicho olor, pero por desgracia producido por una cercana planta de aguas residuales. A veces -contra lo que indica el dicho- cambia lo esencial y permanece lo accesorio.

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Al comienzo del parque pueden encontrarse las ruinas de la hospedería de Lucan Demesne. Fue contruida en torno a 1790, y destruida pocos años después en un incendio, para no ser nunca más reconstruida. Desde allí, girando a la derecha, se alcanza una pasarela sobre el Liffey, que permite transitar por su parte derecha, en un agradable paseo entre enormes hayas.

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Poco después se llega a un dique que, en su momento, permitía aprovechar las aguas del Liffey para suministrar energía a un molino. Hoy en día, con el molino ya desaparecido, se aprovecha la acequia principal para realizar piragüismo en aguas bravas. Ciertamente un buen reaprovechamiento del entorno, ya que por lo demás, el Liffey es enormemente tranquilo en esta parte.

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El camino termina junto al balneario de Lucan, junto a la carretera. De vuelta sobre nuestros pasos, y cruzando de nuevo la pasarela, es posible seguir por la margen izquierda del Liffey, hasta llegar al antiguo molino.

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…en claro contraste con la placidez que transmite el Liffey.

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Una vez superado el molino, es posible internarse en el bosque de Saint Catherine´s. Tiene fama de ser uno de los más antiguos bosques de Irlanda, en su mayor parte constituido por hayas, contra la presencia habitual de robles, que es más corriente en estas tierras.

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El camino, no mucho después, gira a mano izquierda, convertido en un sendero asfaltado que transcurre por medio de la floresta. Muy agradable para caminar, pero algo incómodo para el ciclista, si bien no por el firme, que es excelente, sino porque al ser tan estrecho obliga a molestar de manera continua a los peatones.

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El camino enlaza de nuevo con la entrada del parque. Por nuestra parte, dimos por finalizada la etapa volviendo a la estación de Leixlip.

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24 ene 16 Etapa ciclista: Blackrock – Three Rocks – Ticknock Downhill (23/01/2016)

El sábado 26 de enero de 2016 me levanté temprano. Había llegado la hora de realizar una etapa que llevaba tiempo -en realidad, desde que me mudé a Dublín- deseando hacer: la subida a Three Rocks, una de las colinas que se alza al sur de Dublín. Lo de temprano se debe a que, cuando vives al norte de un sitio y tienes que subir a algo que está al sur de ese sitio, hace falta una buena logística. Y tiempo.

En lo referente a la logística, opté por partir desde la estación de DART (metro de superficie) de Blackrock, al sur de la bahía de Dublín. Eso implicaba coger el tren de cercanías desde Castleknock hasta la estación de Pearse, y desde allí el DART hasta la citada Blackrock. A las 8 de la mañana ya estaba en la estación. Poca gente a esa hora, y no demasiado frío. Pero hacía viento, mucho viento. Era la primera vez que realizaba el recorrido, y había preparado concienzudamente recorridos, trazados en GPX y memorizado el plano de la zona. Esto último afortunadamente no haría falta, ya que para ello llevaba dos GPS. O eso pensaba yo. Mi teléfono principal, que había puesto a cargar por la noche, estaba descargado. Y en cuanto al secundario, donde registro la etapa con los sensores ANT+, dudaba mucho que fuera a aguantar toda la etapa, mostrando además por pantalla el mapa de la zona. Por suerte había llevado la batería externa, y en el trayecto pude poner a cargar el teléfono. Aunque no dio para mucho: nivel de carga al llegar a Blackrock del 25%.

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La mañana, que había estado soleada al salir de Castleknock se había ido cubriendo paulatinamente. Cuando bajé en la estación de Blackrock pude notar que el viento era allí aún más fuerte. Iba a ser un día largo. SObre todo porque iba a subir desde el nivel del mar hasta unos 550 metros de altitud. Todos juntos, uno detrás de otro. Divertido.

Empecé a rodar a eso de las 9:10h. Esa parte era fácil. Salir de la estación de tren, atravesar el pequeño casco urbano de Blackrock y tomar la R-113, carretera de Leopardstown, hasta el pie de la colina. Subida lineal, progresiva, hasta superar la M-50 y llegar a Sandyford. Y desde allí, ya veríamos.

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Estos primeros 7 kilómetros de etapa no presentaron mayor dificultad, salvo por el viento lateral que, a poco que salías a espacios abiertos, empezaba a resultar una persistente molestia. Eso y procurar no desorientarme en el recorrido. Hasta el momento era fácil, pero una vez llegué al parque de Fitzsimonds Woods, tuve que hacer algo contraintuitivo: abandonar la R-113, girar a la izquierda y luego a la derecha (más adelante pude ver que mi instinto estaba acertado, ya que el camino normal para subir a Ticknock es seguir recto por la R-113), para tomar el ascenso de State Cabin Lane, un extraño híbrido entre calle y carretera rural, con preciosas cercas de piedra cubiertas de musgo a pie de asfalto, bonitas casas, y una pendiente que para sí quisieran algunas carreteras de montaña. La cosa empezaba a ponerse seria. Y aún iba a ponerse más serie, cuando llegué a Woodside Road, que no tardaría en abandonar para tomar una empinada senda, que transcurría entre tojos: Dream Track.

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Alguien tenía sentido del humor. Dream Track. Una subida entre tojos, estrecha, rota, chorreante de agua y con bastantes peñascos y agujeros. Divertida para bajar -tengo que admitirlo- con una doble y bastante sangre fría, pero un espanto para subir, aún con una rígida bastante ligera. Sobre todo cuando te equivocas -o sigues una senda de cabras- que más que subir había que escalar. Sobre todo si tienes en cuenta que subes un desnivel de 150 metros en poco más de 1 kilómetro. Eso, y que ya has sobrepasado la primera de las antenas del cerro.

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Seguí con la subida -o más apropiadamente, con la escalada- por el sendero, las más de las veces arrastrando la bici que montado sobre ella, hasta que al fin alcancé la una de las sendas del parque de Ticknock, en el que se encuentra la cima de Three Rocks. Al fin un respiro.

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Más de lo que esperaba, de hecho, ya que pronto comencé un divertido descenso, hasta enlazar con la carretera de las antenas. Tocaba disfrutar un poco del descenso, aunque eso suele ser algo malo cuando su objetivo es una cima. Una cima con antenas, para más señas.

Y claro, no tocaba otra que subir. Una subida espectacular, entre un bosque de pinos, por una pista asfaltada en mitad de un parque urbano. Tráfico cero, sólo deportistas. Y una pendiente del copetín. A tirar de platillo. Y no era para menos, ya que en algunos momentos las rampas llegaban a ser de un impresionante 17%.

A medida que iba subiendo pude ver la colina de Three Rocks y el parque de Ticknock en toda su gloria: gran cantidad de sendas, algunas para peatones y otras para ciclistas, vegetación cerrada que, poco a poco, dejaba ver pistas en todas direcciones. Y poco a poco, el bosque, que dejaba nuevo paso a una vegetación rala, apenas unos arbustos que no levantaban un palmo del suelo.

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Llegué a la primera cota de la jornada -Three Rocks, 441m- a la hora y diecinueve minutos de etapa. Primer objetivo superado.

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Hay que admitir que Three Rocks no es muy impresionante. Apenas un grupo de grandes bloques pétreos, que se dicen que forman parte de un viejo túmulo celta. Puede ser. Lo que de verdad impresiona son las vistas, ya que por primera vez tienes la oportunidad de contemplar, al sur, la mole volcánica de las Montañas Wicklow, y al norte, la Bahía de Dublín. Pero en ese momento lo que más impresionaba era el viento. Soplaba como si quisiera anunciar el fin del mundo.

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Continué mi avance camino de la segunda cota de la jornada por una pista de grava en bajada, que me llevó de nuevo a bordear el bosque. Desde allí tomé la senda ciclista Metro 2. Y esto es importante: una pista exclusiva para ciclistas. Y es que en el parque de Ticknock están habilitando… ¡un bike park!

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Lo malo para mí es que tomé la pista en sentido contraria. Quienquiera que la haya diseñado la había hecho pensando en recorrerla en sentido antihorario, y yo la estaba recorriendo en sentido horario. Eso quería decir que estaba subiendo por donde se suponía que había que bajar. Y se notaba en los saltos que se habían realizado en la pista. Excelentes para molar bajando, pero complicados de subir. Así que en algunos tramos tocaba buscarse las habichuelas fuera de pista. Pero aun así, qué virguería.

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Seguí ascendiendo por Metro 2 hasta llegar a su cota máxima, de nuevo por encima del bosque, y otra vez con una vegetación rala azotada por los vientos. Podía ver Three Rocks, allí a lo bajo. Lo malo es que mi objetivo era Two Rocks y el Fairy Castle, y eso implicaba seguir subiendo. En esta ocasión, por un sendero que ascendía por una turbera que, chorreante de agua, hacía que me hundiera en ella hasta los tobillos.

Porque no quedaba otra que subir andando. En bici ni por casualidad, aunque el sendero estaba lleno de marcas de ruedas, que sin lugar a dudas eran de bajada. Y mucho valor había que tener, dicho sea de paso.

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No llegué a Two Rocks. Al menos, no hasta el pie. Llegué hasta un nuevo sendero junto a más ¿túmulos? que conducía a Three Rocks junto a unos postes de piedra. Uno de los GPS se había quedado sin batería, y el otro -el ANT+- anunciaba que sólo le quedaba el 14% de carga. Y ya estaba más que harto de la turbera, del viento y de la madre que los parió. Tomé el sendero hacia Three Rocks, plagado de hoyos, piedras, charcos y esos raquíticos arbustos, hasta que salí a otro sendero en mejor estado, con bastante concurrencia de senderistas, hasta que llegué de nuevo a Three Rocks. Tocaba bajar. Y me había dejado lo mejor para el final: la bajada Metro 1 de Ticknock, diseñada para el Bike Park. Una pista sinuosa, que transcurría por pleno bosque de pinos, hasta el mismísimo punto donde había empezado a subir por asfalto. Bajé sillín, y me dispuse a pasarlo bien:

Y ya lo creo que lo pasé bien. 11 minutos largos de divertidísimo descenso, con barro, piedras, pinos, curvas y contracurvas, saltos y cruces, que harían la delicia de cualquiera. De cualquiera al que le guste esto, claro. :mrgreen: Pero -de nuevo- mejor con una doble que con una rígida con Larsen TT de 1.9” en la rueda trasera.

De nuevo en la carretera, tocaba apretar. La batería del GPS no iba a durar mucho, y tampoco quería perder el tren. Terminé de realizar el descenso del parque de Ticknock hasta salir de nuevo a la R-113. Desanduve el camino hasta llegar de nuevo a Blackrock, justo con 5 minutos de margen para coger el DART hasta Pearse. Cubierto de barro y de restos podridos de agujas de pino. Pero feliz y contento. Habían sido 29’3 kms. de etapa en 2:13:02, con 695 m de desnivel acumulado.

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