Nuestro tercer día en Santorini estuvo marcado por el periplo que realizamos por la isla. Alquilamos un coche, y nos fuimos a recorrer las playas. Dado que no teníamos tiempo para todo, optamos por dirigirnos al sur de la isla. Allí visitamos, en primer lugar, la playa de la Caldera que, como su nombre indica, está en la parte interior de la isla. Es una playa famosa para disfrutar del buceo, y puedo comprender por qué. A poco que me sumergí en las aguas pude disfrutar del azul más intenso que he visto en mi vida, así como gran cantidad de peces. Sencillamente espectacular pero, torpe de mí, me dejé olvidada la cámara subacuática en el hotel. En fin, quedará en mi recuerdo. Aunque sí que me traje algo de recuerdo, un par de trozos de piedra pómez de color blanco.
Después de eso, fuimos a la playa de Perivolos. En esta ocasión, en la vertiente exterior del volcán. Es una playa de arena negra, no muy fina, sino del tamaño de granos de sémola de hacer cus-cus. Sus aguas son de un color azul acero, debido al propio azul combinado con el fondo de color negro. Llamativo, en todo caso. Allí almorzamos en un velador en primera línea de playa, cosa que disfruté como un enano.
Por último, nos dirigimos a la Playa Roja, también en la vertiente exterior. Como su nombre indica, lo característico es que la arena es roja, debido al color de las erupciones de lava que definieron esa parte de la isla. Su acceso es muy peligroso, debido a los frecuentes derrumbes, por lo cual está prohibido acceder. Prohibición que nadie respeta, por supuesto. Llegamos allí a la caída de la tarde, lo que ayudaba a acentuar el color rojo del entorno. Muy, muy bonito.
Por último, echamos el cierre al día dirigiéndonos al Faro de Akrotiri, donde disfrutamos de la puesta de sol. Muy bonita, pero con mucha gente.
Etiquetas: akrotiri, faro, grecia, perivolos, playa caldera, playa roja, santorini