Ayer estuve haciendo algo de bici. Una cosa relajada, simplemente para desoxidarme un poco, estirar las piernas, y tener una excusa para bajar al río Lérez. Y es que estos días está haciendo calor -calor húmedo- en Forcarey. No es la locura de Córdoba o de Sevilla, pero cuando no tienes aire acondicionado, también machaca un poco. El caso es que, como decía, tenía ganas de bajar al río. Y de rodar un poco con la Super BH. Y no me pude resistir.
No es el trazado más adecuado para este tipo de bici. Mucha piedra, recorrido ratonero, y abundante hojarasca, que con cubiertas finas te llevan a patinar más de la cuenta. Pero si no hubiera ido con esta bici, me habría perdido esta foto. Luego, en el río, no pude menos que bañarme. El primer baño en el río de la temporada. EL agua estaba aún algo fría, pero con el calor era de agradecer. También es cierto que no me quedó otra. Me había bajado el dron, y como no lo calibré adecuadamente antes de salir, acabó en el fondo del Lérez, de donde tuve que sacarlo.
No voy a decir que no supiera que iba a acabar así. Bañándome, quiero decir. No en balde, había salido de casa con el bañador puesto. Pero no esperaba que fuera a resultar tan necesario. Al menos, tuve una excusa para echarle valor y nadar de punta a punta del río.
Una vez de vuelta a casa, tengo que decir que la Super BH L6000 gravelizada es un demonio para subir. Sin darle especialmente, mejoré de manera tremenda mis tiempos en la subida a Gaxín, y en la subida a Forcarey desde Ponte. Es divertida de montar. Muy divertida. Y el trayecto, pese a ser apenas 6 kilómetros, lo merece.
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