El pasado 4 de diciembre (cuánto ha llovido ya, dicho sea de paso), salí a rodar con mis amigos de Córdoba. Esta vez tuvimos una nueva incorporación al grupo: Inma, la hermana de Ángel. Por lo demás, completamos la partida Javi Balaguer, Mané, Carlos y yo. En esta ocasión, y por distintos avatares, los demás no pudieron acompañarnos.
Empezamos la etapa a las 9:35h, con una temperatura que no llegaba a los 10ºC, en una mañana clara y despejada. Empezamos con un bonito ascenso para abrir boca: la subida de Los Morales. Carlos llevaba en riguroso estreno su doble plato en la bici de descenso, lo que en la subida que teníamos por delante le iba a ser de una considerable ayuda. La subida por Los Morales iba a ser, como de costumbre, dura, exigente, y tremendamente fatigosa. Pero era algo que, por conocido, no nos iba a echar para atrás, ni mucho menos. Como no echó para atrás a Carlos, que subió como un campeón con su bici de descenso, y a Inma y Javi, que pese al tiempo transcurrido sin salir en serio, demostraron un pundonor más que sobrado.
Llegamos al Lagar de la Cruz al filo de las 11:00h, tras casi hora y media de subida. La mañana seguía siendo fría, y nos encontramos con la sorpresa de que el cruce del Lagar estaba tomado por la Guardia Civil: esa misma mañana se disputaba una marcha de fondo a Las Ermitas. Hicimos una primera parada en el Lagar para reponer fuerzas. Aún teníamos por delante un recorrido interesante: atravesar las Siete Fincas hasta las Fuentes del Bejarano, para posteriormente dirigirnos -si íbamos con tiempo- hasta Santa María de Trassierra, y volver a Córdoba por el Bosque de Fangorn y Montecobre.
Reanudamos la etapa a las 11:30h, aún con bastante frío, pero acompañados por el sol. Hicimos un rápido descenso por la pista asfaltada de las Siete Fincas, observando que seguíamos las marcas rojas y blancas del GR-48, nuestro viejo amigo. Y precisamente por seguirlas, cometí un error en el recorrido previsto: nuestra intención era llegar a las Fuentes del Bejarano por la senda que conduce a ellas directamente, girando a la izquierda por una de las calles de la urbanización. Sin embargo, al seguir estrictamente las marcas del GR-48, no tomamos el desvío a la izquierda, sino que seguimos por la pista principal, hasta que se transformó en una pista de tierra. Cuando nos percatamos del error, tras una bajada trepidante, no era cosa volver atrás. Y además, era una buena manera de llegar al Bejarano por una pista que no habíamos recorrido.
Seguimos pues, hacia delante, y acabamos llegando igualmente al Bejarano al filo del mediodía,tras un pequeño rodeo no previsto. Aunque en realidad las Fuentes del Bejarano habían quedado fuera de nuestro recorrido, no vacilamos en ir expresamente hacia ellas. Total, estaban sólo a un centenar escaso de metros.
Y es innegable que que el desvío merecía la pena: la zona se encontraba en pleno esplendor del otoño. Lamentablemente, la mañana se nos estaba empezando a echar encima. Como en ocasiones anteriores, teníamos que volver apresuradamente a Córdoba. En este caso, teníamos que estar de vuelta a las 13:30h, ya que Inma tenía que pasar por casa de su hermano antes de que éste se fuera. Aún así, no pudimos dejar de realizar otro pequeño desvío por la vereda del Vado del Negro, hasta las cercanías del cortijo del Bejarano. Mané nos había asegurado que merecía la pena hacerlo.
Y tengo que reconocerlo: había acertado de pleno.
Lamentablemente íbamos con el tiempo algo justo, por lo que optamos por prescindir de la parada de Santa María de Trassierra. En lugar de ello, bajamos directamente a la Fuente del Elefante, a donde llegamos a las 12:30h. Llevábamos a esas alturas 15 kms. de recorrido.
La última vez que había realizado esa bajada, rompí el tornillo que sujetaba los platos al eje del pedalier. Por suerte, lo descubrí al llegar a la fuente, y no a media bajada.
Dejamos atrás rápidamente la fuente, pasamos junto al Lagar del Caño del Escarabita, y avanzamos en dirección al Pinar de Torrehoria. La pista se encontraba llena de charcos embarrados, y allí Javi sufrió un pequeño percance, afortunadamente sin consecuencias más allá de un poco de barro. Una vez en la urbanización, descartamos atravesar el Bosque de Fangorn, y en su lugar optamos por tomar la pista que conduce hasta la entrada del Mirador de las Niñas, y hacer la bajada directamente.
A esas alturas de la etapa, Inma, Carlos y Javi empezaban a notar el peso de los kilómetros, especialmente los dos primeros. Aún así, seguían demostrando una entereza envidiable. Llegamos a la entrada del Mirador a las 13:00h, y sin solución de continuidad nos dirigimos al comienzo de la bajada hasta la Torre de las Sietes Esquinas. No teníamos tiempo que perder. Hicimos ese tramo de la bajada en compañía, pero nos dividimos para el siguiente: Javi y Mané bajaron por Montecobre Express, y Carlos, Inma y yo por la bajada normal. En mi caso, esperaba poder grabar a Javi y Mané realizando la bajada Express. Sin embargo, me había dejado encendida la cámara en la bajada de la Fuente del Elefante, y había agotado la batería. Por desgracia, sólo lo descubrí al llegar a casa.
Tras “grabar” a Mané y Javi, realicé un descenso frenético hasta el punto de encuentro. Demasiado frenético, ya que dejé atrás a Carlos e Inma. Y ambos, al no conocer bien la bajada, se despistaron en la Casa de la Ventana, y a punto estuvieron de perderse por los agrestes montes cordobeses. Afortunadamente pronto dieron con la bajada buena, y reanudamos la bajada, esta vez por carretera, camino de La Albaida.
Regresamos a Santa Rosa a las 14:00h, algo más tarde de lo previsto. Carlos e Inma se dirigieron a casa de Ángel, mientras que Mané, Javi y yo fuimos a por otra clase de destino:
Poco después se nos unió Carlos, y cerveza mediante, dimos por terminada la etapa.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Los Morales – Fuentes del Bejarano – Montecobre
Etiquetas: bejarano, córdoba, fuente del elefante, lagar de la cruz, los morales, mirador de las niñas, montecobre, mtb, torre de las siete esquinas