21 abr 06 El bañista del Guadalquivir

Anda la ciudad de Córdoba un tanto revuelta debido a la súbita aparición la madrugada del martes al miércoles de esta semana de una escultura de porexpan que representa a un bañista en el río Guadalquivir, al paso por la ciudad. La escultura es simpática, atrevida y rompedora. Y lo que es curioso en esta ciudad, parece haberle gustado a todo el mundo.
Miento al decir que parece haberle gustado a todo el mundo: a quien no le ha gustado es a los políticos de la ciudad, ya que la escultura fue instalada por sus autores sin solicitar ningún permiso, y en completo secreto. Cito del Diario Córdoba:

Rafael Cornejo y Francisco Marcos –los autores de la obra– (…) explicaban el proceso de colocación de la obra. Sobre las 2.00 horas del martes trasladaban desde una nave de un polígono industrial en un coche la escultura dividida en tres piezas y durante tres horas, a la orilla del río, estuvieron ensamblándola. Sobre una balsa de fabricación casera la transportaron hasta el centro del río y la engancharon a los anclajes que el día anterior habían instalado.

Comprendo que a los políticos no les haya gustado: no pueden apuntarse el tanto de haber ideado la escultura, y como a la gente le gusta, ninguno quiere ponerle el cascabel al gato de la retirada de la escultura. La alcaldesa (IU) sale por peteneras, y un ceporro del PP se la coge con papel de fumar (“parece que todo el mundo escoge Córdoba como motivo de pitorreo”). Dejemos las cosas claras: no es pitorreo, es arte de vanguardia que, encima, es agradable de ver, divertido y que a la gente le ha encantado.

En la edición del Córdoba no sale la foto de la escultura, pero mañana voy a ir al río a echarle una foto.

Es por cosas como estas por lo que me gusta mi ciudad.