Ya van dos veces en este año que me revientan una luna del coche para entrarme a robar. Esto quizás pueda enmarcarse en una noticia que saltaba precisamente hoy a la actualidad: En los últimos doce meses se han registrado más de 2300 actos vandálicos en Sevilla. Los dos míos no entran porque no los he denunciado, pero sirven para que la gente se haga una idea de cómo está la cosa en esta ciudad.
En ninguna de las dos ocasiones pudieron llevarse nada (porque nada de valor había en el coche), pero esta noche me han dejado el coche revuelto a conciencia; hasta en los ceniceros y debajo de la rueda de repuesto han mirado. Ah, y de paso, al romperme el cristal me han doblado el marco de la puerta y dejado un lindo surco en la carrocería.
Para quien se lo esté preguntando, sí, mi coche tiene matrícula de fuera de Sevilla, de Córdoba para ser más exactos.
La verdad, me estoy planteando buscarme una plaza de garaje en alquiler o rematricular el coche.
Hoy es de los días en los que odio Sevilla.