De vuelta en Atenas, empleamos nuestra última noche en la ciudad para recorrer el bello barrio de Plaka. Mientras que el resto de la ciudad se debate entre la Antigüedad clásica y la arquitectura del siglo XX, Plaka contiene el sabor de lo que era Atenas a mediandos del siglo XIX: una villa de unos 5.000 habitantes, que de buenas a primeras se convirtió en la capital de un nuevo país. Edificios pequeños, casas de dos alturas, callejuelas recónditas y un ambiente relajado, hacen que Plaka sea un oasis en la locura de ciudad que es Atenas. Sobre todo por la impoluta limpieza del barrio, frente a la dejadez del resto de la ciudad.
Y no hay mejor manera que entrar en Plaka que pasando por la Puerta de Adriano. Este arco monumental fue construido, posiblemente, para conmemorar alguna visita del emperador a Atenas. Hecho en marmol pentélico, da la bienvenida a la ciudad clásica de una manera estupenda.
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Este verano hemos realizado un estupendo viaje por Grecia, en el que hemos combinado aspectos culturales, como son la visita a Atenas y un recorrido por el Peloponeso y Grecia Central, con aspectos lúdicos, conformados por una estancia en la increíble isla de Santorini.
Ha sido, como decía, un viaje largamente esperado, y que hemos disfrutado como pocos. Voy a ir sacando algunas imágenes de este viaje. Y como no podía ser menos, empiezo por una imagen que no podía faltar:
El Partenón, tomado en una fotografía nocturna desde la terraza de nuestro hotel. Aunque Atenas no es la ciudad más bonita del mundo (y pese a tener rincones encantadores), esta imagen vale para que te enamores de la ciudad.