Las posibilidades de diversión que generan los sistemas empotrados basados en Windows no tiene límites: atención al error que mostraban todos los monitores de tiempos de un tren de cercanías de Madrid, que tomé hace algunas noches:
El sistema reclamaba un archivo para continuar con la instalación de algún componente. No sé de qué alegrarme más, de que no hubiera lector de DVD ni puerto USB, o de que las pantallas no fueran táctiles.