Hace un par de semanas mis compañeros de trabajo, Ana y yo alquilamos una pista de karts, y echamos una bonita mañana compitiendo. Mañana que tuvo como colofón una comilona en un restaurante brasileño de Santiponce. El caso es que como no puedo estarme quieto, me llevé la camarita MD-80 a la carrera, para actuar como cámara onboard. Y esto fue lo que grabó:
La pena fue que no pude fijar adecuadamente la cámara. Había llevado la chaqueta de la moto, donde la podía haber enganchado bien, pero el calor hizo que no me la pusiera, como tenía previsto, por lo que sólo pude enganchar la cámara al cuello de la camiseta, lo que hizo que fuera bailando en cada curva.
Me ha gustado el experimento. A diferencia de lo que pasa cuando grabas una carrera de karts de aficionados desde fuera -que es absolutamente deprimente-, desde dentro sí que consigue captar la sensación de velocidad que se tiene al conducir el kart.
En cuanto a la carrera, mis resultados fueron los siguientes: décimo en los entrenamientos, sexto en la primera manga, y tercero en la segunda. Como resultado global, tercero. No estuvo mal.
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Seguimos con los trasteos. Una de las principales objeciones que le encuentro a la ubicación de la MD80 en el casco es que queda demasiado expuesta, fuera de la forma general del propio casco. Mi otra cámara, por la propia forma que tiene, se acopla bastante mejor, pero no viene con un anclaje que se pueda aplicar facilmente a éste. Así que ha tocado tirar de imaginación.
He tenido que quitar a la minicámara el enganche con el soporte del manillar, y dejar a la vista los cuatro engarces de los tornillos. Aprovechando que un par de ellos se encuentran en el eje longitudinal de la cámara, he taladrado un par de agujeros en la parte superior del casco, de tal manera que la cámara se acopla al casco. Y para sujetarla, una cinta de velcro. El resultado es bastante bueno. Espero que en esta ubicación, al tener menos vibraciones que en el manillar, la grabación mejore sensiblemente.
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