El pasado domingo 2 de diciembre participé con mi padre en una sesión de vuelo en paramotor organizada por su compañero de trabajo Alfonso, aficionado a este increíble deporte. Así, a las 9:30h, nos encontrábamos él y yo junto al estadio de fútbol, prestos a montar en el paramotor biplaza de Rafa, instructor de vuelo de Córdoba Vuela. El día, por lo demás, era gélido a más no poder, y no creo que superáramos los 3ºC a esas alturas de la mañana.
Mi padre fue el primero en volar de la mañana. Tanto él como yo nos equipamos con sendos monos especiales, preparados para resistir las bajas temperaturas de la mañana.
Inició el viaje sobrevolando el estadio de fútbol, para posteriormente dirigirse a Jesús Rescatado, Lepanto, girar posteriormente hacia la Asomadilla, donde lo divisaron mi madre y mi hermana, y a continuación se dirigió hacia el Tablero, para girar por las Electromecánicas hacia el río, y volver sobre éste hasta el estadio. Por desgracia, su cámara se quedó sin batería al poco de salir.
En cuanto a sus impresiones, maravillosas. Como él mismo dijo, el vuelo fue más tranquilo que el del Hércules que lo llevó a Canarias cuando hizo la mili en aviación, allá por el 75.
Poco después llegó mi turno, al filo de las 10:15h. Equipado con el mono, Rafa me aseguró en el puesto del pasajero del paramotor, y me dispose a volar. Y si había que añadir algo de emoción al asunto, pronto vino dada por el hecho de… ¡sufrir un vuelco! A la hora de emprender el despegue una ráfaga de viento tiró de la vela, haciéndonos escorar un poco, afortunadamente sin incidentes. Pero poco después, emprendíamos -esta vez sí- rumbo al cielo.
Empezamos volando sobre Mercacórdoba y, en paralelo a la A-4, sobre Santuario y Cañero. A continuación nos dirigimos a Carlos III…
…para pasar por encima de Chinales…
…y a continuación divisar la zona de Mirabueno…
…el antiguo ferrocarril del Almorchón…
…y enfilar, acto seguido, hacia la Asomadilla.
Como no podía ser menos, no pude menos que pedirle a Rafa que sobrevolara mi casa…
…desde donde nos saludaron Ana, mi madre y mi hermana.
Fuimos, acto seguido, hacia el Tablero…
…desde donde giramos hacia Cercadillas…
…pasando cerca de La Noreña…
…y volando por encima de la plaza de toros…
…antes de corregir el rumbo, y enfilar hacia la Judería, observando de paso unas magníficas vistas de la Veterinaria…
…y la zona de La Victoria.
Pero todo esto no era sino el preludio del plato fuerte: la Judería.
…en la que no podía menos que destacar la Mezquita, con el Puente Romano y la Calahorra…
…que sirvieron de magnífica antesala de otro monumento enormemente querido: la plaza de la Corredera.
Divisamos también el Compás de San Francisco…
…el ayuntamiento y el Templo Romano…
…además de San Pedro…
…Santiago…
…y la Ermita de los Santos Mártires.
Pero el vuelo tocaba a su fin, y era hora de dirigirse al punto de partida. Divisamos el moderno edificio del C4…
…y el artefacto cultural.
Por último, sobrevolamos el Estadio del Arcángel…
…antes de cruzar de nuevo la autovía, y tomar tierra, haciendo previamente una barrena muy divertida.
Fueron unos 25 minutos que me supieron a muy poco, pero que disfruté como nunca en la vida. ¡Muchas gracias, Rafa!
…y por supuesto, muchas gracias a mi padre, que se le ocurrió regalarme este inigualable regalo por mi santo, el día de hoy.
Pero me falta por dar un agradecimiento: y este es para Ángel, que tuvo la excelente idea de prestarme su cámara deportiva GoPro de alta definición. Aunque la idea original era llevarla en el casco de la bici que me había prestado, como teníamos que llevar los cascos con intercomunicador, ni cortos ni perezosos la acoplamos a la punta del paramotor.
…lo que nos permitió tomar unos alucinantes vídeos de nuestro vuelo sobre Córdoba. Aquí va el mío. Espero que os guste:
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