Descenso de Sierra Castrelada desde Pé da Múa a vista de dron, y recorrido por la calzada junto al Río Verdugo, en Puente Caldelas. Grabación efectuada el 13 de mayo de 2023 con un dron DJI Mini 3 Pro.
Música:
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El domingo 4 de diciembre realicé una etapa ciclista con mis cuñados Slava y Fernando por las cercanías de Puente Caldelas. Hacía tiempo que buscábamos salir juntos, y el domingo 4 por fin pudimos hacer la salida, entre lluvias, lesiones y compromisos varios. El día se presentaba estupendo, aunque frío de narices. Había salido de Forcarey a las 8:30h, con -1ºC en el termómetro del coche. Slava, por su parte, había encontrado temperaturas de -5ºC yendo a Vilarchán desde Salvatierra. Esa era la razón por la que empezamos a rodar algo más tarde que de costumbre (pasadas las 10:15h), para evitar las horas más frías de la mañana. Aunque como buen inconsciente, yo no tenía mayor problema en empezar a la hora de costumbre.
Salimos, pues, de Vilarchán, y nos encaminamos hacia la Cruz del Brasil. Era básicamente el recorrido que había hecho a final de primavera con Fernando, Álex y el primo de éste. Una vez allí, seguimos ascendiendo por el mismo camino, pero al cabo de un rato nos desviamos a la izquierda, para tomar un divertido descenso hasta Taboadelo. La pena fue que la SJCam andaba con la batería lista de papeles, y no pude tomar ninguna toma. En cuanto a la pista, Fernando tenía sus dudas, porque la recordaba llena de maleza la última vez que estuvo por allí, pero desde entonces la habían segado y se encontraba estupenda para bajar.
Una vez de nuevo en el asfalto, cruzamos Taboadelo y emprendimos un segundo tramo de bajada por pista hasta el arroyo de San Vicenzo. Este segundo tramo tuvo en mi caso un pequeño percance, y es que enganché en una rama la webcam que llevaba en el casco, y hubo un momento tenso, en el que no se sabía si cedería la rama o la cabeza. Digamos que al final, la cosa quedó en tablas. Por otro lado, el descenso, sobre todo en su tramo final, se encontraba bastante roto por el paso de motos de campo, lo que lo hacía algo comprometido.
Una vez abajo, cruzamos sobre el arroyo por el paso de piedra, sobre el que Fernando tenía dudas de que estuvera expedito, porque el arroyo podía bajar con bastante agua. No fue un problema, ya que traía agua, pero no tanta como para tapar el paso. Ya en el otro lado, rodamos en paralelo al río por una pista estupenda, hasta llegar a las cercanías de la Ermita de San Vicenzo. Hacía frío. 2.5ºC en algunos momentos. Acabada la pista en una carretera, emprendimos el ascenso de la misma hasta la aldea de Parada. Allí intentamos tomar un camino para ir hacia Puente Caldelas bordeando el río Verdugo, pero nos encontramos que en ese momento estaba ocupado por un rebaño, y por dos perros pastores con bastantes malas pulgas. Así que optamos por volver a la carretera, y llegar a Puente Caldelas por carretera. Allí paramos un rato, para tomar café y filloas.
De nuevo en marcha, salimos de Puente Caldelas en ascenso, por el camino del cementerio. Lo pasamos, y llegamos a la altura de la iglesia de Santa Eulalia, donde tomamos una carretera que ascendía hacia Pé da Múa. Dejamos la carretera, saliendo a mano izquierda, una vez que llegamos al camino que va hacia los petroglifos, y que se encuentra señalizado como Camino de Santiago. Desde allí, rodamos sin mayor novedad hasta llegar a las cercanías del Campo de las Rosas, y desde allí, fuimos hacia Vilarchán, pasando junto al campo de fútbol. Dimos por finalizada la etapa a las 13:30h, tras algo más de 27 kilómetros de recorrido.
La etapa tuvo un tercer tiempo interesante: aprovechamos para ir con Ana y Mari a Salvatierra, donde recogimos a Zaixe, y almorzamos los seis en la carpa de la Feria del Espumoso de Salvatierra. Jamón de Los Pedroches, espumoso de la tierra, pulpo, arroz marinero y empanada. Nada mal para cerrar la etapa.
Datos de la etapa
Etiquetas: cruz del brasil, mtb, petroglifos, puente caldelas, taboadelo, vilarchán
Estos días he estado de vacaciones en Galicia, donde he podido seguir con las pruebas de alcance con tecnología LoRa. Estas pruebas consistieron en la repetición de la efectuada en Santiponce el pasado mes de mayo, pero sustituyendo la orografía prácticamente plana de Sevilla por una zona montañosa de las cercanías de Pontevedra.
Vehículo y entorno de pruebas. Nótese la antena LoRa en la parte frontal del techo del vehículo
En realidad, se realizaron dos pruebas distintas: una de corto alcance, y una de largo alcance. En ambos casos se utilizaron los siguientes elementos y escenario:
Éste sería un esquema de los dispositivos implicados y las comunicaciones entre ellos:
Una vez definido el escenario y elementos de prueba, pasé a definir las pruebas propiamente dichas. Estimé conveniente realizar una primera prueba de corto alcance en las cercanías, y en caso de obtener éxito en la misma, pasar a una segunda de largo alcance.
Prueba de corto alcance. 3,08 km
La prueba de corto alcance consistió en un enlace de una distancia estimada de unos 3 kms, desde una casa situada en la aldea de Vilarchán -Puente Caldelas- hasta el monte de La Fracha, donde se encuentran una serie de antenas y repetidores de radio y televisión. La idea era observar cómo de fiable era la transmisión en este entorno de montaña, con visibilidad directa desde el emisor al receptor, pero con obstáculos consistentes en otras viviendas, zonas arboladas y, en determinados tramos, la propia mole rocosa de la montaña.
Lúa saíndo polo monte da Fracha (Pontevedra), cortesía de Pintafontes
EL objetivo de esta prueba era calibrar el impacto esperable de la diferencia de orografía entre Santiponce y Vilarchán, para determinar el impacto de la misma en la transmisión. Hay que tener en cuenta que en el caso de Santiponce se había observado que se podía obtener, con el mismo equipo de pruebas, un enlace confiable de 4,5 km, y hasta 5,3 km de manera esporádica.
Recorrido en Google Earth de la prueba efectuada
Salimos de Vilarchán con el emisor funcionando, y pronto se perdió la señal, apenas al llegar a la carretera de Pontevedra a Puente Caldelas. Durante todo el trayecto, pasando por el polígono de La Reigosa y la subida a la Fracha, hasta las cercanías del polvorín, no se recibió señal alguna. Una primera decepción. Bajamos del coche y empezamos a andar, camino de las antenas, por la parte de la montaña contraria a la casa. Y ahí, sorpresa, empezamos a recibir datos, si bien con un RSSI muy débil, de -131. Una primera medición de distancia nos dio 3,01 km de distancia en línea recta al emisor, pero con toda la ladera del monte obstaculizando la señal. Proseguimos el ascenso hasta las antenas, sin perder recepción de datos en ningún momento, y con la calidad de la señal mejorando a medida que salíamos de la sombra de la montaña, y ganábamos en línea de visión directa hacia el emisor.
Vista desde las antenas de la zona de pruebas, con la zona aproximada del receptor marcada
Realizamos el ascenso a las antenas por la ladera que daba hacia la zona de la casa. Al llegar a las mismas, siempre sin perder la señal, obtuvimos un enlace de 3,08 km, con un mejor RSSI de -111. Como valor comparativo, en la misma casa y a unos 5 metros de distancia, el RSSI rondaba los -85. En cuanto a la visibilidad, se puede considerar casi directa, y el casi es porque hay algunas edificaciones que se interponen entre el punto donde estaba ubicado el receptor, y el punto donde nos encontrábamos.
Captura de pantalla de la distancia observada con Oruxmaps entre nuestra posición a la ubicación del receptor
Tras verificar durante un rato de la estabilidad de la conexión, y disfrutar un poco de las vistas, emprendimos el descenso hasta el vehículo, si bien esta vez por la ladera opuesta, que dispone de un camino que facilitaba la bajada, y que además nos permitía determinar en qué punto la mole del monte obstaculizaba la señal hasta que ésta se perdiera.
Vistas de la Ría de Pontevedra desde La Fracha
Durante un buen rato de descenso se mantuvo la recepción de la señal, si bien con deterioros del RSSI paulatinos. Perdimos la señal a una distancia de 2,81 km del receptor, si bien con toda la ladera interpuesta entre nosotros y el gateway receptor. Sin embargo, al llegar al coche, volvimos a recuperar la señal, que ya no volvimos a perder en todo el trayecto de vuelta hasta la casa, en gran contraste con la observación realizada a la ida, donde pronto se perdió la señal. Posteriormente, y tras analizar los datos reflejados en Grafana, pudimos ver que en realidad el en trayecto de ida nunca se llegó a perder la señal LoRa entre emisor y receptor, sino que habíamos tenido un problema de falta de datos en el teléfono con el cliente MQTT, que había provocado una desconexión con el servidor MQTT -y una aparente pérdida de datos-. Es decir: que salvo en un punto muy localizado de La Fracha, habíamos tenido enlace LoRa casi de manera constante y sin pérdida de datos, pese a las dificultades del terreno, zonas boscosas y construcciones interpuestas. Una primera prueba sumamente satisfactoria.
Prueba de largo alcance. 7,2 km
La segunda prueba era la verdaderamente significativa: intentar un enlace directo con un grupo de antenas de radio, ubicadas a una distancia aproximada de 7 kilómetros, con línea directa de visión, en torno a un 60% más de distancia que las pruebas efectuadas en Santiponce.
Vista desde la antena del receptor, con la zona prevista del emisor marcada
Si bien la distancia en línea recta entre ambas ubicaciones ronda los 7 km, es preciso realizar unos 13 km de recorrido para poder llegar de la una a la otra, debido a orografía del terreno y las vías de comunicación existentes, como se puede apreciar en el recorrido de etapa trazado en Google Earth:
Para esta segunda prueba movimos la ubicación del receptor a una ventana con visibilidad directa de la zona de pruebas, con el objetivo en mente de dirigirnos a una zona de repetidores ubicada en el Monte Catadoiro, cerca de Rebordela. La diferencia es que esta vez podríamos ir directamente con el coche hasta la zona escogida. Dicho y hecho, salimos en dirección Puente Caldelas. Y al igual que en la primera prueba, perdimos la recepción de datos justo al llegar a la carretera. Y al igual que en el caso anterior, estuvo motivada por la pérdida de datos del teléfono Android. Al llegar a las antenas, pudimos ver que el cliente MQTT se había desconectado. Y al volver a conectar… ¡éxito! Los paquetes llegaban sin pérdida, y con un RSSI espectacularmente bueno, de -115 en el mejor de los casos. Tras las pertinentes comprobaciones, verificamos que habíamos logrado un enlace de 7,23 km con línea directa de visión.
Primeros paquetes recibidos en el cliente MQTT una vez restablecida la conexión
Captura de Oruxmaps en la que se aprecia la distancia alcanzada
En las antenas
Estuvimos un rato en las antenas, observando el comportamiento de los datos: sin pérdidas, y con un RSSI que hace pensar que es posible mantener distancias aún mayores de manera confiable. Si no pudimos ir más lejos fue porque la montaña ya no daba para más. Disfrutamos un rato de las vistas, y poco después emprendimos el regreso.
Vista de la zona aproximada del gateway, a través de unos prismáticos
Vista de la ría de Vigo, con el puente de Rande y las Islas Cíes al fondo
Y de nuevo la sorpresa vino en el trayecto de vuelta. Durante todo el recorrido, de casi 14 kilómetros, por zonas boscosas, sin visibilidad directa, con laderas, bosques y pueblos entre medias, no se perdió la señal en ningún momento, como pudimos verificar consultando Grafana. Esto incluye el paso por Puente Caldelas, en la más profundo del valle del Río Verdugo, y en un entorno completamente urbano y sin visibilidad directa, a más de 5,5 km de distancia desde el gateway; y también en la central hidroeléctrica de Hidrofreixa, a 5’3 km, aunque en este caso con visibilidad directa.
Estación de bombeo de Hidrofreixa
Enlace desde Hidrofreixa, de 5,48 km
En lo referente a los datos de Grafana, en esta captura se ven las gráficas de pulsaciones:
Por cierto, que en realidad mis pulsaciones no son tan altas, sino que he observado que mientras no empiezo a sudar en serio el pulsómetro muestra exceso de pulsaciones al alza. En cuanto a los huecos, el correspondiente a las 16:48 a las 16:57 es una de las zonas de sombra de La Fracha, lo mismo que el de pasadas las 17:30. El de las 17:46 a las 18:03 corresponde al tiempo entre prueba y prueba (con cambios de ubicación de antenas y resto de elementos), y los dos huecos posteriores a momentos en que el pulsómetro Bluetooth salió del rango de alcance del emisor LoRa.
Y para cerrar, tenemos ya planificadas nuevas pruebas de alcance: en este caso, a dos campos de aerogeneradores, ubicados a 15 y 25 km de distancia desde Vilarchán. Pero de eso ya hablaremos en otro momento…
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El viernes 6 de abril Fernando y yo volvimos a salir a rodar por la zona de Puente Caldelas. La etapa del día anterior, pese a todo, había sido un pequeño fracaso, por lo que decidimos no quedarnos con un mal sabor de boca. Fue una etapa un tanto improvisada: mientras desayunábamos, viendo que Ana había recaído en el resfriado que arrastraba toda la semana (que yo le había pegado), y que ya no íbamos a poder hacer la excursión a Santa Tecla que teníamos prevista, decidimos salir a rodar.
Empezamos la etapa a las 10:00h. en dirección a la carretera de Mirón. La mañana, aunque fría (7.5ºC) no lo era tanto como el día anterior, aunque el cielo estaba completamente encapotado y amenazaba lluvia. Pasamos junto al campo de fútbol de Vilarchán, y poco después, tomamos a mano derecha una pista forestal, que ya no habríamos de abandonar casi hasta llegar a Puente Caldelas. Esta etapa hubiera sido mucho más del agrado de Ana: todo el timpo rodamos por una pista forestal. Los 2’7 primeros kilómetros en ascenso continuo, aunque bastante suave, en los que pasamos por la zona de petroglifos de Tourón. A partir de ahí, realizamos una pequeña bajada, acompañada de una posterior subida junto a un robledal.
Seguimos avanzando por la pista, entrando en la zona de los montes vecinales de Paradela y Gradín. Allí la pista conectaba con el sendero de la Valgada de San Vicente, que cuenta con señalización de sendero de local. Señalización, dicho sea de paso, que me hizo sonreir al recordarme a los senderos locales de Córdoba:
…pero con las inevitables diferencias de colorido.
Seguimos avanzando hasta llegar a la carretera PO-0204. Nos detuvimos un momento, a contemplar una panorámica de la zona, en la que se podía ver el recorrido que habíamos realizado hasta el momento.
La mañana seguía fría, rondando los 7.5ºC, y hasta ese momento no nos habíamos encontrado con ciclista alguno. Realizamos la bajada por carretera hasta Caldelas, bordeando el cerro donde se alza la Ermita del Sagrado Corazón y su espantosa subida. Llegamos hasta la iglesia, y nos detuvimos un momento a inmortalizar el recorrido:
Era ya hora de emprender la vuelta. Bajamos hasta Cuñas bordeando el cementerio de Caldelas, y salimos a la carretera. La vuelta hasta Vilarchán no tuvo mayor complicación. Alternamos tramos antiguos y nuevos de la carretera, pasando por Tourón y Santana. Y como no podía ser menos, dimos por finalizada la etapa con sendas Estrella Galicia, a las 11:50h. Un buen final de etapa, pues al salir de tomar las cervezas, una fina llovizna empezó a caer sobre nosotros. Menos mal que la casa de Fernando se encontraba a escasos 50 metros.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Vilarchán – Puente Caldelas
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Esta Semana Santa he estado de vacaciones en Galicia, y como no podía ser menos, he aprovechado para salir a rodar un poco por allí. Aunque mi intención era haber salido a rodar el mismo domingo 1 de abril, el primer día completo que pasamos en Galicia, un inoportuno constipado hizo que lo tuviéramos que postponer hasta el día 5. Así pues, el 5 salimos a rodar por la zona de Puente Caldelas Ana, nuestro cuñado Fernando y yo. Habíamos visto algunos posibles recorridos a realizar, pero al final nos decidimos por uno: desde Vilarchán hasta el arroyo de San Vicente y vuelta.
Empezamos la etapa a las 9:11h. Salimos de casa de Fernando, y tomamos caminos rurales para dirigirnos hacia la zona de La Reigosa. La mañana estaba fría, muy fría, con apenas 6ºC de temperatura. Realizamos alguna que otra pequeña bajada por piedra y pista hasta llegar a La Reigosa, aunque también fue preciso en algún tramo cruzar fincas por senderos. Ya en la Reigosa subimos bordeando el polígono industrial hasta el Campo das Cagallas Coto Sobreiro. Allí giramos en dirección este, abandonando la carretera, camino del cruceiro del Campo, siguiendo durante unos metros el trazado del GR94 (Camino Rural de Galicia):
(Imagen cortesía de TEIXANO)
A partir del cruceiro, tomamos el camino que, en descenso, surge a mano derecha, camino de Chan do Casal. Se trata de una pista rural, amplia, ancha, y de buen firme de grava, aunque con alguna que otra pequeña trampa. Entramos en la aldea de Aluncia pasadas las 10:00h. Llegamos a un nuevo cruceiro, donde tuvimos que optar por qué camino seguir en dirección al arroyo de San Vicente.
Teníamos tres opciones: la carretera a la derecha, una calle en el centro, y un camino a la izquierda. Optamos por el camino, con la idea de evitar la carretera en lo posible, y ante la duda de cuánto duraría la calle. La verdad sea dicha, no fue una idea muy acertada. Pronto el camino se transformó en una brutal bajada por camino empedrado, rodeado de cercas, con pendientes de casi el 28’7%. Tremendamente divertida, pero que hizo que a Ana se la llevaran los demonios, ya que no se siente muy segura con ese tipo de bajadas, con firme irregular. Pero la bajó del tirón.
Una vez abajo, seguimos descendiendo hasta el valle. Llegamos a un pequeño tramo con lugareños. Fernando se adelantó para averiguar si había alguna salida que nos permitiera salir de una manera razonable de allí. Y fue precisamente entonces cuando ocurrió el drama. Ana, al detenerse, no se dio cuenta de que estábamos circulando por un camino empedrado que describía una pequeña terraza sobre el valle, de casi dos metros de altura, tapado por un zarzal. Al echar pie a tierra, se apoyó justo al filo del camino, con tan mala suerte de que se le escurrió el pie, y cayó sobre el zarzal. Y tuvo suerte de que, al arrastrar la bici, ésta hizo que no se colara por el zarzal, cayendo esos casi dos metros de altura. Tuve que ayudarla a salir de allí, magullada, arañada, y con un importante susto en el cuerpo.
Fernando, por su parte, no nos traía buenas noticias. Había un sendero que salía del valle hacia Santana, pero el puente que permitía cruzar un arroyo se había derrumbado, por lo que no nos quedaba más remedio que volver… hasta el anterior cruce. Desandamos nuestros pasos, a ratos dando pedales, y a ratos tirando de la burra. Llegamos de nuevo al cruceiro a las 11:00h. Y visto lo visto, decidimos dejarnos de experimentos y bajar hacia el arroyo por la carretera de Taboadela. Llegamos al arroyo de San Vicente, tras una bonita bajada. Pero una vez allí, como las heridas molestaban bastante a Ana, decidimos ir echando el cierre a la etapa. Tomamos una carretera que llevaba directamente a Santana, a donde llegamos al filo del mediodía. Y para finalizar la etapa, volvimos a Vilarchán alternando los tramos nuevos y antiguos de la PO-532. Como colofón, disfrutamos de unas excelentes Estrella Galicia en las cercanías de casa de Fernando.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Vilarchán – Chan do Casal
Editado: Como bien me indica Fernando, el lugar que había identificado como Campo das Cagallas no es exactamente por donde pasamos, sino Coto Sobreiro. El Campo das Cagallas (Cajallas, si hablas con gheada ) corresponde a la zona donde se ubica la fábrica de Tafisa, en el cercano polígono industrial. Esto es para aprender que no me puedo fiar de la información de una fotografía.
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