Grabación a vista de dron de la ermita de San Amaro, en Forcarey, junto al Camino de la Geira Romana y los Arrieros.
Tomas efectuadas con un dron DJI Mini 3 Pro.
Música:
Meadow of Dreams by Alexander Nakarada | https://www.serpentsoundstudios.com
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Etiquetas: camino de la eira romana y los arrieros, dji mini 3 pro, dron, forcarey, san amaro
Tras la restauración que realicé recientemente sobre una Super BH L6000, no podía tardar mucho en probarla. Aprovechando que el 4 de mayo era festivo en Sevilla, y no tenía por tanto que trabajar, aproveché para salir a hacer una salida corta y probar sensaciones. Salí de Forcarey por la Chamosa, para subir por carretera hasta Las Casetas. El rodar con la bici era bastante agradable, aunque como es un cuadro pequeño, la notaba bastante nerviosa. Sin embargo, no estaba teniendo el principal problema que había estado temiendo, que era el que la rueda delantera me tropezara con los rastrales al girar, ya que al tener el tiro tan corto, había notado que podían llegar a tropezar. Y si bien es cierto que esto era algo que podía darse girando muy en redondo a baja velocidad, con un ritmo normal de pedaleo no se estaba dando. Ya en Las Casetas, enganché con el recorrido del Camino Miñoto Ribeiro, con la declarada idea de ir hasta Quintillán, si bien no me pude contener, he hice una primera parada en Levoso, junto a una preciosa casa de piedra.
Pasado Levoso, pude comprobar algo que ya había estado temiendo, también. La bici frenaba poco en bajadas abruptas. Cierto es que las pastillas estaban aún nuevas, pero las sensaciones no eran buenas. Sin embargo, el rodar por campo sí que lo era.
Pasé la cascada de Quintillán, y me dirigí hacia la Ermita de San Amaro, donde también paré.
Desde la ermita, volví un poco sobre mis pasos, para tomar una pista a mano izquierda que subía por la montaña, para volver a Quintillán. La pista picaba bastante en algunos momentos, y tuve la oportunidad de probar la combinación de 36×50 que había montado. Suficiente para subir, pero el cambio no acababa de ir del todo fino, y saltaba un poco. Tras intentar algunos ajustes, de manera infructuosa, decidí continuar usando como máximo el 42.
Regresé a Quintillán rodando por un terreno mixto de pista forestal y camino asfaltado, que hicieron las delicias de la bici, y es que está diseñada para rodar exactamente por este tipo de superficies. Estaba siendo un acierto total, aunque notaba el manillar algo más estrecho de la cuenta. No el balde era el que había recortado para mi añorada plegable irlandesa.
Regresé a Forcarey por carretera, volviendo por Rozados, ya todo por carretera, y tomé un estupendo café con leche en la plaza del ayuntamiento. Recapitulando, tenía tres puntos claros de mejora: la patilla del cambio, los frenos, y el manillar. En lo referente al primero, tenía claro lo que hacer: había tenido que hacer uso de dos extensiones de la patilla del cambio. Encargué un solo extensor de mayor longitud, que me llegó al día siguiente. Aparte de ponerlo, aproveché para rectificar un poco la posición de la patilla, que tenía pinta de estar algo doblada. Requirió algo de trasteo, pero acabé por dejarlo todo fino. En cuanto al segundo, pedí pastillas de freno nueva, de tipo V-Brake. Pude colocarlas en el freno trasero, pero no acababan de entrar en el delantero. De momento ha quedado una configuración mixta que no me hace muy feliz, pero frena mejor. Y en lo que se refiere al tercero, subiré desde Sevilla otro manillar que tengo, más ancho, proveniente de la Fuji. Ya veremos si lo cambio. En la siguiente foto ya se aprecian los cambios comentados:
Pasados unos días, hice una nueva prueba, esta vez por Monte Seixo. Una salida corta, desde la subestación eléctrica. Fue un recorrido sencillo y corto, hasta la capilla de Santa María, primero, y después hasta el Mirador de las Tres Rías. Como el día estaba tremendamente despejado, se pudo disfrutar de una salida estupenda.
He aprovechado, también, para rodar un vídeo en las ubicaciones indicadas. Espero que os guste.
Etiquetas: forcarey, gravel, mirador de las tres rías, monte seixo, quintillán, san amaro, super bh l6000
El sábado 12 de febrero realicé una nueva etapa en las cercanías de Forcarey. En este caso, la excusa era realizar una grabación con dron de la capilla en ruinas de San Amaro, cerca de Quintillán. Empecé a rodar sobre las 10:30h; salí de Forcarey por la carretera de la Chamosa, y seguí hasta Las Casetas. Desde allí seguí el recorrido del Camino Miñoto, que se encuentra estupendamente señalizado, y con los caminos bien limpios de maleza. La primera parada la hice en la cascada de Quintillán.
Desde allí continué por carretera hasta la Ermita de San Amaro…
…donde me detuve un rato para rodar un vídeo, con el que he realizado el siguiente montaje:
Tras continuar con la etapa, pasé por Barrio, para tomar la carretera PO-2016. Tras un rato de ascenso, me desvié a la izquierda por una pista forestal que desciende hasta Aldea Grande. Una divertida bajada, especialmente en la parte final. Desde ahí, ya por carretera, emprendí una trabajosa subida, en la que pasé por Pumares, A Igrexa, A Canda, Carballo y Xestás. Una vez pasado este último, y siempre en ascenso, seguí hasta La Graña de Cabanelas, que dejé a mi izquierda, y desde ahí a Cabanelas, para acabar saliendo a la carretera de Forcarey a La Estrada. Para finalizar, volví a Forcarey por carretera, llegando a casa a las 13:00h.
Datos de la etapa:
Etiquetas: cabanelas, dron, eachine e520s, forcarey, mtb, quintillán, san amaro