Este año uno de mis regalos de Reyes ha sido un juego de filtros ND polarizados para el dron DJI Mini 3 Pro. Aunque la calidad de las tomas que conseguía con este dron eran estupendas, había notado que en determinadas ocasiones, especialmente con mucha luz, los colores y el movimiento no eran todo los finos que cabría esperar. E investigando un poco sobre el tema, llegué a los filtros ND. La razón principal, como no podía ser menos, es el tipo concreto de cámara que monta el DJI Mini 3 Pro. Es una cámara estupenda, equipada con un sensor de cámara CMOS de 1/1.3 pulgadas y una apertura f/1.7, que permite capturar imágenes de hasta 48 MP y vídeo en hasta 4K/60 fps. Pero esa gran apertura de diafragma, que permite grabar en condiciones de luminosidad muy bajas, tiene una contrapartida bastante importante, y es que en condiciones de mucha luminosidad obliga a grabar con una velocidad de obturación muy grande, en ocasiones llega a 1/8000 de segundo. No he llegado a verlo disparar nunca así, pero sí a 1/6000.
Esto, de por sí, no es malo: jugando con la sensibilidad y la velocidad de obturación, se puede conseguir un buen equilibrio en el color; pero en el caso de objetos en movimiento filmados en vídeo, puede llegar a hacer que la grabación no sea todo lo fluida que debería, percibiendo el espectador que el movimiento es un poco artificioso. Una grabación de vídeo no es más que una sucesión de imágenes estáticas proyectadas a mucha velocidad. ¿Cuánta? Eso depende de los parámetros de grabación concretos, pero suele oscilar entre 24 y 30 fotogramas por segundo para imagen en tiempo real. Se suelen emplear más fotogramas por segundo en imágenes de alta velocidad, para conseguir captar objetos muy veloces en movimiento. Este número de fotogramas (de 24 a 30) hace que el ojo humano deje de percibir las imágenes como objetos individuales, y vea un todo continuo. Pero no basta solamente con esto. A la hora de hacer la grabación es conveniento que la velocidad de obturación (es decir, cuántas imágenes por segundo grabamos para generar el vídeo) siga una determinada proporción con respecto a la velocidad de proyección. Para lograr una imagen fluida y cinemática, existe la regla de los 180 grados, que dice que la velocidad de obturación ha de ser el doble que la velocidad de proyección. Es decir, que si utilizamos un formato de grabación de 25 fotogramas por segundo, idealmente deberíamos tener una velocidad de obturación de la cámara de 1/50 segundo. Esto permite varias cosas: la primera, que haya una sincronización entre aperturas de diafragma (capturas de imagen) y grabación de fotogramas de 2 a 1, en unidades enteras. Esto implica que al grabar vamos a preservar siempre una sincronía entre captura y apertura, lo que es muy importante cuando la imagen se mueve, ya sea por movimiento de lo que se graba, o por movimientos de la propia imagen. Lo segundo es que -hablando siempre de imágenes en movimiento- una apertura de diafragma de 1/50s hace que la imagen tenga cierto “desenfoque” de movimiento, lo que ayuda a nuestro cerebro a componer mejor el movimiento. Velocidades más grandes de apertura de diafragma hacen que la imagen tienda a ser más nítida (ya que hay más tiempo para capturar la imagen), lo que es bueno para imágenes individuales (pensemos, por ejemplo, en captura de fotografía deportiva), pero no tanto para grabación de vídeo. Por ello, para conseguir un vídeo con sensación profesional, es bueno usar velocidades de obturación más lentas.
El inconveniente de usar velocidades de obturación bajas (1/50, 1/60…) es que -al pasarse mucho tiempo capturando, si la cámara tiene una apertura focal baja (como es la cámara del DJI Mini 3 Pro) es que la imagen va a quedar sobreexpuesta. Es posible controlar esto, y es aquí donde entra el tercer aspecto en juego es: la ensibilidad. En cámaras convencionales hablaríamos de sensibilidad de la película (el famoso ISO). En cámaras digitales no hay película, pero se mantiene el concepto de sensibilidad. Sensibilidades bajas (ISO 50, ISO 100) dan una mejor calidad de imagen, y requieren más luz. Sensibilidades altas (400 hacia arriba) requieren menos luz, pero generan más grando. El Mini 3 Pro tiene un rango ISO que va de los 100 a los 6400. En resumen; a mayor número de ISO, mayor capacidad para captar luz y a menor valor, menor capacidad para capturar dicha luz. El problema es que en el caso del DJI, con esa apertura focal, en condiciones de mucha luminosidad un ISO 100 no basta para compensar el exceso de exposición. Y es aquí donde entran en juego los filtros ND.
Los filtros ND, o filtros de densidad neutra, son un tipo de filtro fotográfico que controla la cantidad de luz que le entra a la cámara (actuando como una especie de gafas de sol), sin afectar a la calidad cromática de las imágenes captadas, por lo que no alteran los colores. Estos filtros tienen una notación que indican la cantidad de luz que bloquean. En el caso de los que me han regalado, van desde 4 a 64. Cada salto (o paso) reduce a la mitad la cantidad de luz que entra en el objetivo. Un filtro ND 64 se utilizaría en días especialmente luminosos junto al mar o en la nieve. Un ND 32 para días luminosos en las horas centrales del día, un 16 para salidas y puestas de sol (salvo que estemos apuntando directamente al sol o similar), y así sucesivamente. Incluso los filtros ND de menor paso pueden ser útiles en condiciones de menos luz. Y es aquí donde entra la parte de “polarizados”.
Un filtro polarizado (o polarizador) es otro tipo de filtro óptico, que lo que hace es eliminar determinadas direcciones de oscilación del campo eléctrico de una onda electromagnética, como es el caso de la luz. La razón de querer hacer esto es que -por lo general- las imágenes que nos llegan contienen determinados componentes que no corresponden a la radiación original, sino que se trata de reflejos de la misma. Pensemos por ejemplo en el agua del mar. El brillo que nos llega del agua es el reflejo del sol. Este tipo de reflejos hacen que la imagen no sea todo lo limpia que podría ser. Un filtro polarizado ayuda a eliminar estos reflejos, dando una sensación -de nuevo- más cinemática.
¿Y cuál ha sido el resultado? El domingo pasado, 7 de enero, me fui a Catoira, en Pontevedra, donde se encuentran, junto al río Ulla, los restos de las Torres de Oeste, una fortaleza construida en el s. X para proteger Santiago de Compostela de los ataques de los vikingos. Llegué allí sobre las 17:00h, con aproximadamente una hora de luz antes de la puesta de sol. El cielo estaba completamente despejado, así que teníamos una luz estupenda. Tras hacer algunas pruebas, me decidí a hacer uso del filtro ND 16, con un ISO 100, grabación a 1080p y 29.97 fps, con una velocidad de obturación de 1/60s. El resultado es el que sigue:
Sencillamente impresionante. Los colores tienen una viveza como pocas veces había visto igual, el movimiento se nota extraordinariamente fluido, y las tomas del agua tienen una textura sedosa y sin reflejos como no había visto más que en documentales. Estoy emocionado.
En cuanto a los filtros, se trata de un juego de 6 filtros Freeweel para días luminosos (Bright Day Pack), con ND 4, 8, 16, 32 y 64. Son filtros polarizados, con selector para grabación en vertical u horizontal. El sexto filtro es un filtro CPL, que es un filtro de polarización circular para eliminar reflejos, pero que ya no es filtro ND. Sin duda, una estupenda compra.
Etiquetas: catoira, dji mini 3 pro, dron, filtro polarizado, filtros nd, torres de oeste, vikingos