El pasado domingo, tras más de cuatro meses sin rodar por la Sierra, cogí de nuevo mi bici y me puse de nuevo a dar pedales. Por desgracia, solo.
Fue una etapa sencilla, subida a Santo Domingo desde Puente de Hierro, pero mereció la pena. Hacía mucho tiempo que no veía la Sierra con tanta agua.
Cruce del arroyo Santo Domingo, bajo el cortijo de Los Velascos
Y ya no era sólo la cantidad de agua que había, sino la explosión de verdor que cuajaba allá donde miraras.
Incluso en lugares tan áridos como la cantera abandonada de Santo Domingo (el nivel de Duke Nukem, para los amigos), podía verse que las lluvias de las últimas semanas habían hecho un milagro.
Ciclista cruzando el arroyo Santo Domingo en la cantera
E incluso más arriba, la represa existente junto al monasterio, volvía a tener más agua de lo que había visto en mucho tiempo:
Sin embargo, la etapa no fue tan buena como esperaba. Tenía previsto bajar hasta el cortijo en ruinas que hay junto al arroyo de Barrio Nuevo, para volver a descender a Puente de Hierro por el arroyo Pedroche. Cuando ya estaba bajando (despeñándome, más bien) hacia el valle, me encontré con dos ciclistas, Carlos y Miguel, que habían tenido la intención de hacer lo mismo. Pero se habían encontrado con una partida de caza que les había impedido el paso. Ante el grave riesgo de pasar, me uní a ellos en la bajada por el camino que lleva por la parte superior de la cantera hacia el cortijo de Los Velascos. Sin embargo, allí nos volvimos a encontrar con la partida, apostados en mitad del camino. La única manera de salir de allí fue volver hasta la cantera, y bajar por ella hasta el arroyo.
No dudo que los participantes en la montería tuvieran, como afirmaron, los correspondientes permisos de caza para dedicarse a tal menester el pasado domingo. Lo que sí me parece una grave irresponsabilidad es no señalizar mínimamente la zona, señalizando en los caminos de la zona que se está practicando una montería. Especialmente en una parte de la Sierra que todos los fines de semana es destino de gran cantidad de ciclistas, senderistas y personas en general que quieren disfrutar de un día de campo de manera pacífica. Porque en nuestro rodar por la zona no vimos ni un triste cartel, y ni una sola persona que nos advirtiera de que había allí una montería, salvo cuando nos encontramos a los cazadores en sus puestos, y con los rifles de caza.
En fin, espero no volver a encontrarme en una situación así. Y desde aquí, saludo a Carlos y Miguel, ya que echamos un buen rato dando pedales, pese a todo.
Recorrido de la etapa con Google Maps: