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06 jul 05 Unos días de asueto

Salvo por la defensa del trabajo de IA2 que, por cierto, tengo mañana a las 9 de la mañana, el viernes pasado terminé el curso en la Universidad de Sevilla. Así que, por fin, pude disfrutar de unos días de asueto, que Ana y yo aprovechamos para irnos de viajecito a Granada.

Sábado, salida de Córdoba a las 7:30h de la mañana. Parada no prevista en Zuheros, ya que nos entraron ganas de ver la Cueva de los Murciélagos. A lo tonto, vimos la cueva (una delicia de 9ºC en el interior), el museo del pueblo y el castillo.

Vistas desde el castillo de Zuheros

A las 13:00h retomamos el camino hacia Granada, a la que llegamos a la hora de comer, tras una infructuosa parada en Pinos Puente. Mejor no hablar de ello.
Por la tarde, encontrar un hotelito, y de callejeo por el Albaicín, té en una tetería, paseo hasta el Parque Federico García Lorca, y después a cenar, que a la mañana siguiente íbamos a las Alpujarras.

Ana, en el Mirador de San Cristóbal

Domingo; salíamos de Granada a las 7:30h, dirección sur. Primera parada: Lanjarón, para desayunar, beber de las famosas aguas de esta villa alpujarreña, y deleitarnos con el entorno. A continuación, los pueblos blancos de las Alpujarras: valle de Poqueira, Pampaneira, Bubión y Capileira. ¿De verdad que estábamos en Granada? Apenas eran las 10:00h y el calor se empezaba a notar.

Pampaneira y el Valle de Poqueira, desde Capileira

Tras una lamentablemente corta visita a los tres pueblos, emprendimos el camino de la costa. Luis, Emilio y Ana, novia de Luis, nos esperaban en La Herradura, para echar la tarde de asueto, ir a la playita y esas cosas. Un viaje tranquilo y rápido, las precauciones tomadas por la DGT habían surtido efecto: doble carril hacia la costa y control de la Guardia Civil. Bien por ellos.
Y en La Herradura, genial: disfrutamos de una magnífica comida en un restaurante de la costa, vimos el triunfo de Fernando Alonso en Magny Cours, y en una calita cercana a la casa de Luis nos relajamos, si bien el baño hubo de ser breve, merced a las medusas que infestan este verano las aguas del Mediterráneo.

A las 19:30h, vuelta a Córdoba, por Málaga. Jamás lo hiciera. 12 km. de retenciones para entrar a Málaga, unos 35 km. para salir, y retenciones pequeñas en las travesías de la N-331 en diversos pueblos de la provincia de Córdoba. Para un trayecto que normalmente exige unas dos horas, tardamos casi cuatro y media. Pero habíamos pasado un par de días geniales, traído muchos recuerdos, algún que otro regalo, y un preocupante moreno de camionero en mi caso, y una importante quemazón en los hombros en el de Ana.

El lunes disfrutamos de un merecido descanso, y el martes nos fuimos Ana, mi padre y yo a hacer la Vía Verde de la Campiña, recientemente habilitada por la Fundación de Ferrocarriles Españoles. EL resultado es a pedir de boca: taludes reconstruidos, tramos perdidos recuperados, firme de grava fina que permite el rodar cómodo de las bicicletas, indicaciones, plantado de vegetación, eliminación de malas hierbas y, lo más sorprendente, un arreglo total del Túnel de las Tablas (alias Túnel de los Champiñones), que incluye el desescombro y la iluminación alimentada por energía solar. Una auténtica delicia, vaya. Lo malo es que no hay ni una mala sombra en todo el recorrido, lo que ha hecho que Ana y yo estemos algo más churruscados de lo habitual. En fin.

Hoy estoy en Sevilla. Ana ha vuelto a Pontevedra, y yo tengo que defender mañana el trabajo de IA2, además de buscar nuevo piso en Sevilla, ya que Rafa se va a trabajar a Madrid, y pone en venta el que tiene. Una pena.

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