Atención a esta crónica de un informático arrepentido. Semejante diatriba no hace sino enseñarnos que rara vez lo que estudiamos se parece a lo que al principio nos imaginábamos que era. Pero ahí está precisamente lo interesante. Si de verdad nos gusta, si es nuestra vocación, si es a lo que realmente nos queremos dedicar, no importará que no se parezca a lo que nos imaginábamos, nos seguirá apasionando igual.
Luego me he descojonado con estos comentarios:
Tengo 35 años y despues de 23 dedicandome a esto de forma profesional me lo sigo pasando pipa.
Y la correspondiente respuesta:
Debe ser eso que llaman promagramador junior…
Como me decía a Jaime ante un chiste para informáticos: Si es que es lo que tiene, que no se nos puede sacar de casa, decimos una cosa como esa y sólo entre nosotros nos comprendemos.