Hacía ya algo más de un año que no escribía un correo de despedida. En esta ocasión es por Ángel, un buen amigo del trabajo que nos deja, para emprender un nuevo rumbo en su carrera profesional. Han sido muchas horas las que hemos echado en la oficina y fuera de ellas. Hemos compartido proyectos ilusionantes, pese a estar en áreas laborales diferentes. Y como suele pasar en esta vida, hay algunas ideas que se nos han quedado en el tintero, y que tendré que buscar cómo desarrollar.
Amigo, te deseo lo mejor en tu nueva singladura. Y como hemos hablado en persona, estas cosas siempre son para mejor.
¡Un abrazo!