Esta tarde leí este artículo de Pérez-Reverte sobre un desagradable incidente que le ocurrió en el Monasterio de El Escorial. Resumiendo, un guardia de seguridad le quiso impedir que le hablara sobre el monasterio a unos amigos que le acompañaban porque “no era un guía oficial”.
Indignado, creí que había que darle la máxima publicidad posible, y decidí registrarme en Meneame, una web de promoción de noticias, y publicarla allí. Pues bien, apenas en unas cuantas horas la noticia ha llegado a la portada del sitio web.
Aquí va una captura de pantalla:
En cuanto a la noticia en sí, me parece absolutamente indignante, a la par que inconstitucional (como bien dice el autor) que a uno le quieran impedir hablarle sobre cualquier cosa (en este caso, un monumento) a unos amigos sin tener que pasar por caja. Cierto es que el pobre guardia no tenía culpa de nada, sino quienes “le mandaban”, pero es una situación grotesca y ridícula. A más de uno se le tendría que caer la cara de vergüenza.
Por cierto, que dos usuarios de Meneame me tildaron el titular de “amarillista”; quizás cargué un poco las tintas, cierto es, pero cuando la realidad corresponde al titular no creo que sea amarillista, sino más bien estremecedor, a la par que preocupante.