Recuerdo cuando estuve en uno de los cursos Fundecor en Lucena que nos hablaron de los problemas que presentaban los vehículos de gama alta de marcas como Renault, Citroën y similares en España: en invierno funcionaban normalmente, pero al llegar el estío, con temperaturas en carretera que pueden llegar fácilmente a los 55ºC a pleno sol o más, no lo aguantaban: calentones y coche tirado. Cosa que no pasaba con los modelos pequeños. ¿La razón? Los modelos pequeños se fabrican en factorías españolas, con las adaptaciones climáticas necesarias para nuestro país, mientras que los modelos grandes, construidos en centroeuropa, no tenían contemplada tal necesidad.
Lamentablemente, parece ser que este fenómeno se extiende también al mundo de la informática. Mi portátil, de fabricante alemán (Medion), parece ser que sufre bastante estos avatares: el ventilador auxiliar del Pentium 4 Mobile salta contínuamente, incluso cuando no se está realizando ninguna actividad intensa de trabajo contra el procesador, y cuando se le da un poco de caña, tocar la zona que rodea al micro se convierte en una actividad tan intensa como caminar sobre brasa ardientes. Incluso se me ha llegado a apagar el portátil varias veces (oh, magnífica protección contra daños en el hardware) al superar el límite máximo de calentamiento.
Siempre lo he dicho: aparte de un portátil, tengo una magnífica secadora de calcetines. Pero este verano se prevé duro…