Sucedió el pasado jueves. Habían ido mi padre y mi tía a recoger la credencial de peregrino de esta última a la Casa de Galicia. Y ya puestos, se acercaron a la Iglesia de Santiago a que les sellaran nuestras credenciales. Siempre es bonito que aparezca el sello de tu ciudad. Es algo sentimental, y es bonito. El año pasado nos las sellaron y el señor cura nos dio la bendición.
Sin embargo, este pasado jueves fue un poco distinto. Sería cosa de que el señor cura era el titular de la parroquia, y no un sustituto de verano. El caso es que cuando se enteró de que había peregrinos de Córdoba se mostró alborozado, e hizo saber a mis familiares que era tradición de la parroquia celebrar el domingo anterior a la partida de los peregrinos una misa especial dedicada, en la que se les citaría, y se les haría un obsequio por parte de la parroquia, paso previo para sellar oficialmente la credencial y dar la bendición. Es bonito, pero tengo que obviar el hecho de que mis antecedentes religiosos son más bien someros. Es una manera, ejem, suave de expresarlo.
Así que mañana domingo, a las 12:00h, si alguien quiere asistir a la misa de peregrinos en la que soy uno de invitado de honor, no tiene más que pasarse por la Iglesia de Santiago. Va a ser divertido. ^_^
Fuentes de las fotografías: El Legado Andalusí; Paseos por Córdoba.
te santiguaste?comulgaste? no te salio espuma por la boca? q te regalaron?jajajajajaj
Sí, me santigüé. No, no comulgué. No, tampoco me salió espuma por la boca, y el velo del Templo no se rasgó en dos, de arriba abajo (o de cualquier otra manera), ni la tierra tembló, ni las rocas se partieron. Por si te lo preguntabas, vamos. XD
En cuanto al regalo: una insignia de la cruz de santiago, una estampa con la imagen de Santiago de la parroquia, y la bendición del señor cura. ^_^
[...] Por otro lado, tengo que pasarme por la sede de los Amigos del Camino de Santiago de Sevilla, a fin de obtener la credencial de peregrino de Sevilla, y enterarme si aquí en Sevilla se puede obtener la bendición, sello o similar, como bien se hace en la Iglesia de Santiago de Córdoba. [...]