Y tras unas cuantas horas de viaje en ferry, llegamos a nuestro destino: la isla de Santorini. Es uno de los principales destinos turísticos del Mar Egeo, algo que empezamos a notar nada más embocamos la entrada de la caldera de Santorini. Y es que Santorini es una isla volcánica. De hecho, se trata de los remanentes de un gigantesco volcán que ha tenido varios episodios explosivos a lo largo de la historia, alguno de ellos tan relevantes como la erupción minoica, llamada así porque acabó con la civilización homónima en torno a los años 1639 y el 1616 a. C. Como resultado de estos episodios, tenemos una caldera inundada rodeada por dos islas, la propia Santorini y Therasia (más el islote de Aspronisi), así como dos islas deshabitadas en la parte interior de la misma, Palea Kameni y Nea Kameni.
Como decía, Santorini es un destino turístico enormemente popular, de lo que pudimos darnos cuenta al observar la gran cantidad de cruceros que atracan en la caldera. Y no me pude resistir a fotografiarlos durante los días que pasamos allí.
Además de los cruceros, que pueden adentrarse en la caldera merced a la gran profundidad de sus aguas, pudimos ver gran cantidad de embarcaciones de recreo, entre las que destacaban algunos veleros de muy bella factura.