El pasado 13 de julio de 2024, aproveché la calurosa tarde gallega para realizar una de esas rutas que combinan historia, geografía y el placer de rodar por pistas de tierra. Con mi Fuji adaptada específicamente para el gravel, inicié la actividad desde las inmediaciones de Forcarey, en la comarca de Tabeirós – Terra de Montes. La jornada se presentaba seca y despejada, con una temperatura máxima de 27.2°C registrada en la estación de Beariz, lo que anticipaba una tarde exigente pero perfecta para disfrutar de las vistas que ofrece la sierra antes de que el sol comenzara su descenso.

Salí de Forcarey por la carretera de Soutelo, buscando calentar las piernas antes de afrontar el desnivel acumulado que me esperaba. Al llegar a la carretera nacional, crucé ésta para comenzar el ascenso hacia el Monte Seixo por carreteras secundarias. Esta subida es una de las joyas de la zona, atravesando núcleos y parajes como San Marcos, O Sisto, Pardesoa, Penalba y Devesa de Arriba. El terreno, seco por la falta de precipitaciones (0.0 mm), permitía que la Fuji traccionara bien, aunque el calor de las 16:44 se hacía notar en cada rampa.

Uno de los puntos culminantes del recorrido fue la parada en la Ermita de Santo Domingo de Beariz. Es un lugar con una mística especial, no solo por la construcción religiosa en sí, sino por la presencia de una mámoa en sus cercanías, testigo silencioso del pasado megalítico de estas tierras. El entorno, a gran altitud, ofrecía una panorámica espectacular de la frontera natural entre las provincias de Pontevedra y Ourense. Aquí, la brisa era inexistente, manteniendo el termómetro cerca de esos 27 grados, lo que obligaba a hidratarse constantemente.

Tras la pausa cultural y un breve descanso, continué el trayecto hacia Xirazga y Doade, descendiendo progresivamente hasta llegar al núcleo de Beariz. Rodar por estas pequeñas aldeas es un placer para los sentidos; el silencio solo se rompe por el paso de las cubiertas de gravel sobre la grava y el canto de algún animal. A pesar de haber sido un día con una mínima de 5.7°C de madrugada, a estas horas de la tarde el calor aún estaba muy presente en el valle, aunque la luz empezaba a adquirir ese tono dorado tan característico de los veranos gallegos.

La vuelta desde Beariz la realicé enlazando con la carretera nacional que une Ourense y Pontevedra. Este tramo es fascinante desde el punto de vista arqueológico, ya que el trazado permite observar más mámoas y pasar junto a pequeñas aldeas que parecen detenidas en el tiempo. La subida acumulada hasta este punto ya rozaba los 900 metros, y las piernas empezaban a notar el esfuerzo de las casi dos horas y media de pedaleo efectivo. Sin embargo, el GPS indicaba que lo más duro ya había pasado.

El tramo final fue un descenso vibrante. Desde la carretera nacional, me desvié para bajar hacia Soutelo de Montes, pasando por la Portela de Lamas. Fue el momento de soltar frenos y disfrutar de la velocidad, alcanzando puntas de hasta 57.6 km/h. Finalmente, regresé a Forcarey completando los 45 kilómetros de esta etapa. Ha sido una experiencia magnífica para poner a prueba la configuración gravel de la Fuji en un terreno mixto, combinando la exigencia física de la montaña gallega con la riqueza patrimonial de Terra de Montes.
Datos clave de la etapa:
- Distancia: 45.01 km
- Tiempo en movimiento: 2h 27m
- Ganancia de elevación: 984 m
- Velocidad media: 18.3 km/h
- Velocidad máxima: 57.6 km/h
- Fecha: 13 de julio de 2024
- Tipo de actividad: Ride