Aquel domingo 15 de septiembre de 2024 amaneció con uno de esos contrastes térmicos que solo Galicia sabe ofrecer en la transición hacia el otoño. Según los datos de la estación meteorológica de Beariz, en Ourense, la jornada comenzó con una temperatura mínima de apenas 2.9°C, un frío cortante que te obliga a pensarlo dos veces antes de salir. Sin embargo, el pronóstico anunciaba que el mercurio subiría hasta los 32.0°C, prometiendo una tarde de calor intenso y cielos despejados. Con mi Giant de doble suspensión lista y la motivación a tope, partí desde las inmediaciones de Pontevedra hacia Carballás para enfrentarme a una de las ascensiones más emblemáticas y místicas de la zona: el Monte Seixo.

La ruta comenzó en Carballás, ascendiendo de forma constante por la carretera de acceso que serpentea hacia la subestación eléctrica. A lomos de la Giant, la subida se hizo llevadera gracias a la comodidad de la doble suspensión, que filtraba cualquier irregularidad del asfalto rugoso. A medida que ganaba altura, el paisaje se abría ante mis ojos, revelando la inmensidad de las sierras circundantes. Al llegar a la subestación, decidí que la jornada necesitaba un toque de aventura extra y giré a la derecha, abandonando la comodidad de la pista principal para adentrarme en una zona de brezos campo a través en dirección al refugio de montaña.

Cruzar la zona de brezos fue una experiencia intensa pero accidentada. La vegetación baja ocultaba piedras sueltas y ramas secas que castigaron mis neumáticos. Inevitablemente, en mitad de este tramo virgen, sentí el siseo del aire escapando: un pinchazo. No obstante, estar en aquel entorno solitario y salvaje, con el sol empezando a calentar y la brisa de la montaña en la cara, hacía que incluso el contratiempo técnico tuviera su encanto. Tras una rápida reparación, continué mi camino hasta alcanzar el refugio de montaña, un lugar que invita a la contemplación y que sirve de balcón privilegiado hacia el horizonte gallego.
Desde el refugio, emprendí el regreso momentáneo por la pista, pero mi curiosidad me llevó a tomar un nuevo desvío a la derecha. Esta vez seguí una de las pistas de mantenimiento que conducen hacia Portalén, un lugar cargado de leyendas y con un valor geológico y espiritual único. En Portalén, el tiempo parece detenerse entre las rocas y el viento. Aproveché para hidratarme y disfrutar de la paz absoluta antes de retomar la marcha hacia la subestación por la pista principal, donde el terreno se volvía más rápido y fluido para la Giant.

Con la mayor parte de la ascensión completada y habiendo disfrutado de las vistas en lo más alto, llegó el momento del descenso. Sin embargo, no quería una bajada convencional por asfalto. Casi al final del trayecto de vuelta, decidí arriesgar y girar a la derecha por una antigua pista del coto minero. Mi intención era bajar por campo directo hasta Carballás, buscando ese punto de adrenalina que solo el terreno técnico puede ofrecer. Lo que no esperaba era encontrarme con una pista tan extremadamente cerrada por la maleza.
El tramo final se convirtió en una auténtica lucha contra los elementos. La vegetación se había adueñado del camino, y avanzar requería un esfuerzo físico considerable para apartar ramas y zarzas. Los pinchazos de los brezos de la mañana no fueron nada comparados con los arañazos que mis brazos y piernas fueron acumulando en este descenso minero. A pesar de la dureza y de que por momentos parecía que el sendero iba a desaparecer por completo, la satisfacción de navegar por terrenos poco transitados compensaba el dolor. Finalmente, logré ver las primeras casas de Carballás, terminando la ruta cansado, algo herido por las ramas, pero con la sonrisa de quien ha vivido una auténtica jornada de puro BTT.
En resumen, fueron 21.60 kilómetros de puro contraste. Desde el frío inicial de la mañana en Pontevedra hasta el calor asfixiante del mediodía, pasando por pinchazos técnicos y descensos ‘selváticos’. El Monte Seixo nunca decepciona y siempre exige el máximo, tanto de la máquina como del ciclista. Sin duda, una ruta para recordar y para aprender que, a veces, el camino más corto es el que deja las marcas más profundas.
Datos clave de la etapa:
- Distancia: 21.60 km
- Tiempo en movimiento: 1h 44m
- Ganancia de elevación: 486 m
- Velocidad media: 12.4 km/h
- Velocidad máxima: 56.9 km/h
- Fecha: 15 de septiembre de 2024
- Tipo de actividad: Ride