El pasado 10 de mayo de 2024, aprovechando la luz dorada de la tarde gallega, me dispuse a realizar una ruta de ciclismo que, aunque corta en kilómetros, resultó ser intensa en sensaciones y desnivel. La jornada comenzó en el corazón de Cerdedo, Pontevedra, bajo un cielo que recordaba la inestabilidad propia de la primavera en las Rías Baixas. Según los datos de la estación meteorológica de Beariz, el día había registrado una oscilación térmica notable, desde los frescos 5.5°C de la madrugada hasta rozar los 30°C de máxima. Además, las recientes precipitaciones de 21.6 mm habían dejado el terreno con ese aroma a tierra mojada y una vegetación exuberante que solo Galicia sabe ofrecer en esta época del año.

Inicié la marcha pasadas las cinco de la tarde, tomando la carretera que serpentea hacia Abelaíndo. El objetivo del día era claro: conquistar el Monte Seixo. Sin embargo, antes de llegar a la cumbre, la ruta exigía un esfuerzo considerable. Nada más abandonar el asfalto y entrar en la pista que sube hacia el monte, me encontré con un tramo especialmente duro. La pendiente inicial no da tregua, obligándome a buscar el desarrollo más corto y a concentrarme en la respiración. Es en estos momentos de esfuerzo donde se agradece que la temperatura comenzara a descender ligeramente desde los picos de calor del mediodía, haciendo la ascensión más llevadera.

A medida que ganaba altura, la dureza del terreno empezó a aflojar. El esfuerzo físico se vio recompensado de inmediato con unas vistas espectaculares del valle del río Seixo. Desde esta posición privilegiada, el paisaje se abre y permite contemplar la inmensidad del verde gallego fundiéndose con el horizonte. El ascenso continuó por una pista que, aunque seguía picando hacia arriba, permitía disfrutar más del entorno y de la paz que solo se encuentra en la montaña. El GPS de Strava marcaba cada metro de esta ganancia de elevación, que finalmente sumaría 384 metros en poco más de diez kilómetros.


IMG 20240510 185212204Abrevadero en Carballás

El camino me llevó hasta la pequeña y encantadora aldea de Carballás. Este rincón parece detenido en el tiempo, con sus muros de piedra y el silencio interrumpido únicamente por el sonido de la naturaleza. No pude evitar detenerme unos minutos para tomar algunas fotografías y capturar la esencia de este lugar. Carballás marcó el punto de inflexión de la jornada; era el momento de decidir cómo afrontar el regreso a Cerdedo. Aunque la idea inicial era descender por la comodidad de la carretera, la llamada de la aventura fue más fuerte.


IMG 20240510 185212204Abrevadero en Carballás

Opté por una pista que se lanzaba monte a través. La bajada fue vibrante, atravesando densas plantaciones de eucaliptos que tamizaban la luz del sol de la tarde. La destreza sobre la bicicleta se puso a prueba en este tramo técnico, donde la velocidad máxima alcanzó los 56.9 km/h según los registros de la actividad. La pista me condujo directamente hacia la carretera que bordea el río Seixo a la altura de Barro. Pero antes de llegar al asfalto, la ruta me reservaba una sorpresa: un tramo de bosque atlántico autóctono verdaderamente estupendo. La humedad acumulada por las lluvias recientes hacía que el musgo y los helechos brillaran con una intensidad especial, creando un microclima fresco y purificador.


IMG 20240510 185212204Últimos metros del descenso por la pista

Finalmente, tras cruzar el bosque y enlazar con la carretera en Barro, tocaba afrontar el último esfuerzo: la subida de vuelta a Cerdedo. Con las piernas ya sintiendo el desgaste de la hora de pedaleo intenso, este tramo final sirvió para reflexionar sobre la suerte de tener estos paisajes tan cerca de Pontevedra. Una ruta corta, sí, pero con todos los ingredientes que un amante del ciclismo de montaña puede desear: desnivel, vistas, senderos técnicos y una naturaleza desbordante.


IMG 20240510 185212204Fuente en Cerdedo

En conclusión, este entrenamiento por la tarde fue mucho más que una simple suma de kilómetros. Fue una inmersión en la Galicia profunda, aprovechando una ventana de buen tiempo entre las lluvias primaverales para redescubrir los senderos del Monte Seixo y la magia de sus bosques. Sin duda, una ruta para repetir y seguir explorando las variantes que ofrece esta zona.

Datos clave de la etapa:

  • Distancia: 10.59 km
  • Tiempo en movimiento: 1h 11m
  • Ganancia de elevación: 384 m
  • Velocidad media: 8.8 km/h
  • Velocidad máxima: 56.9 km/h
  • Fecha: 10 de mayo de 2024
  • Tipo de actividad: Ride

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