Esta mañana he estado viendo al hombre-río, como lo llaman. Es sencillamente genial. Una enorme escultura de porexpán lacado en bronce que, con una genial cara de cachondeo, se da un bañito en el río y mira a la concurrencia con cara de guasa.
Además, oscila con el agua y el viento. Dicen los autores que en principio tendría que haber estado fijo, sujeto por cuatro anclajes, pero uno no se pudo enganchar, y la escultura se mueve en un ángulo de 180º. Y que mejor así, oigan; de esa manera parece aún más vivo, y “puede mirar también a los toldos del Puente Romano”. No, si gracia no les falta.
Ahí va una foto:
El resto de las fotografías, incluidas las del Puente Romano entoldado, las he subido al servidor: Álbum del Bañista del Guadalquivir.
Tiene la cara mu contenta…no tendrá sorpresa cuando baje el nivel del rio???jajajajaja
Quién sabe. Quizás tengas razón y sea un grupo escultórico, más que una simple estatua…