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Que no cunda el pánico
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10 ene 12 Etapa ciclista: Lagar de la Cruz – Vado del Negro – Arenales – Montecobre Express (02/01/2012)

Aunque llevo unos cuantos días sin escribir (a todo esto, ¡feliz año nuevo!), la temporada ciclista de 2012 empezó realmente pronto: el 2 de enero. Y para no romper los viejos mitos, tengo que admitirlo: se nos fue de las manos. Lo que en principio iba a ser una etapa relativamente corta, acabó convertido en una etapa de más de cinco horas de pedaleo duro por la Sierra, con descensos brutales y enlaces largos entre tramo y tramo. Pero no adelantemos acontecimientos.

Empezamos a rodar Mané y yo, los únicos que finalmente salimos, al filo de las 10:15h. Aunque durante las Navidades nos habíamos planteado realizar una etapa larga por la Sierra, con parada a comer en los Arenales incluida, finalmente vimos que no iba a ser factible realizarlo en esa ocasión. Así que, dado que teníamos ganas de salir a rodar, convenimos al menos realizar la parte del recorrido que más nos apetecía: el descenso de la Vereda del Vado del Negro. Como habíamos decidido salir algo más tarde de lo normal, optamos por realizar la subida hasta el Lagar de la Cruz por carretera, a fin de ganar algo de tiempo. Una subida que, personalmente, tenía fresca, ya que había sido el comienzo de la última etapa del año 2011, aunque en esta ocasión optamos por subir por Sansueña en lugar de bajar hasta el comienzo del Brillante.

La mañana estaba cubierta, a diferencia de los días anteriores. Eso nos garantizaba, por un lado, que las temperaturas no iban a ser tan frías al comienzo de la mañana como en otros días, pero conllevaba que a media mañana el sol no iba a calentarnos tampoco. En resumen, teníamos por delante una mañana fría y relativamente gris.

Realizamos la subida hasta el Lagar en 57 minutos. Paramos en el Lagar para tomar algo de fruta, y continuamos -antes de enfriarnos demasiado- camino de nuestra siguiente parada: las fuentes del Bejarano. Para ello fuimos a través de las Siete Fincas por el GR-48. Una vez en el Bejarano -ya rayando el mediodía- pasamos por la cancela que permite seguir el cauce del arroyo aguas abajo. Una zona preciosa, que arranca con un bonito tramo de bosque de ribera, que culmina en una pequeña cascada antes de internarse en bosque de tipo mediterráneo.

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Atravesamos los lugares del Martinete, el Molinillo y el Desierto, camino del cortijo de los Baldíos del Río, en un subeybaja que nos habría de llevar, finalmente, hasta el arroyo de Don Lucas, que vadeamos. Allí nos encontramos con una sorpresa un tanto desagradable: los propietarios de la finca había utilizado maquinaria industrial para desbrozar el bosque y abrir una pista hasta el mismo arroyo, destrozando de esta manera un bosque de singular belleza. No sin lamentar semejante barbarie, seguimos nuestra senda, que estrecha y siempre a la izquierda de la nueva pista, seguía abriéndose camino. Y así llegamos a la primera gran bajada del día: el descenso hasta el Vado del Negro.

Un descenso largo, complicado, por senda estrecha y muy traicionera: con mucha piedra, musgo, raíces húmedas, barro y otra gran cantidad de elementos que garantizan que al mínimo despiste tengas un percance. Era especialmente llamativo lo del barro: pese a que hacía semanas que no llovía, el barro era omnipresente. Peligroso, muy peligroso. Tanto que fue en esa bajada la primera vez que vi a Mané irse al suelo. Afortunadamente, sin ninguna consecuencia grave.

Una vez alcanzamos el río Guadiato, remontamos su margen izquierda hasta llegar a los Arenales. Camino del puente nos encontramos con otra sorpresa desagradable. La pista que llevábamos, bastante buena y que permitía rodar rápido, se encontraba cortada de manera sorpresiva a la altura de un arroyo, lo que, si no hubiéramos ido atentos, nos podría haber provocado un grave percance. ¿Efectos de las lluvias o acción de algún desaprensivo? Es mejor no especular, a fin de no cabrearse.

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Así pues, llegamos a las 13:00h al puente de los Arenales. Cruzamos a la margen derecha del río, y nos tomamos unas bien merecidas cervezas, acompañadas de una brutal ración de morcilla. Y así, de palique y vianda va, vianda viene, se nos ocurrió la siguiente barbarie: en vez de volver por la vía rápida por la carretera de las Jaras, ¿por qué no tomar la pista de la margen derecha del Guadiato hasta Santa María de Trassierra?

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Y como no había nadie que pusiera cordura, el disparate tomó forma. Reanudamos la etapa a las 13:30h, camino de Trassierra. Nos aguardaba una pista de subeybaja hasta llegar al puente sobre el Guadiato. A partir de ahí, teníamos por delante una brutal subida de un par de kilómetros, con rampas escalofriantes. Pero bueno, al menos la vitamina M que habíamos ingerido un rato antes nos iba a servir de ayuda. Y hay que decir que, al menos en mi caso, la sudamos a base de bien. Nunca vino mejor aquello de “sudar sangre”. :mrgreen:

Tras la escalofriante subida, entramos en Trassierra a las 14:15h. Nos acercábamos a la hora a la que solíamos dar por finalizadas las etapas, y aún estábamos en mitad de la Sierra. Nos estaba quedando un día la mar de divertido. ^_^ Por ello, y aunque Mané se moría de ganas por completar la etapa con un Bosque de Fangorn, finalmente optamos por tomar la carretera hasta la urbanización Torrehoria, y encaminarnos por la pista de cemento hasta la entrada del Mirador de las Niñas: se imponía terminar la etapa por la vía rápida. Montecobre Express.

Camino del Mirador vino a visitarme -la verdad, me sorprende que no lo hiciera antes- el tío del mazo, y estuve arrastrándome miserablemente un rato hasta el comienzo de la bajada hasta la Torre de las Siete Esquinas. Por suerte, todo lo que nos quedaba era para abajo. :) Y como no podía ser menos, pusimos la cámara a grabar:

“A saco la bajada”. Sí señor, a fondo hicimos toda la bajada, en especial el último tramo, justo antes de llegar a la Torre. Tan a saco lo hicimos, que Mané de un llantazo reventó la rueda trasera al pasar sobre las piedras. Por ello, nos tocó realizar labores de mantenimiento, que aproveché para tomar una panorámica del Valle del Guadalquivir. Y es que el día lo merecía.

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Una vez cambiada la cámara, continuamos con el descenso. Y dado que queríamos acabar por la vía rápida, no pudimos menos que hacerlo por Montecobre Express.

El comienzo fue más accidentado que la anterior vez que realizara el descenso. Lo achaqué al cansancio de la etapa. Pero, pese a todo, realizamos la bajada sin mayor inconveniente, aunque tengo que admitir que notaba la bici extraña, más nerviosa y dura. Cuando terminé la bajada, me percaté de la causa. En efecto, tenía que ver con el cansancio. Pero no de la manera que me había imaginado: con la visita del tío del mazo, había olvidado, en el mirador, desbloquear la horquilla delantera al comienzo de la bajada. Había realizado toda la bajada con la suspensión rígida. :O

El resto de la etapa fue un puro trámite. Realizamos la bajada por carretera hasta la Albaida, y entramos en Santa Rosa por el Tablero Bajo. Llegamos a casa, tras cinco horas de etapa, pasadas las 15:15h. Lo que se había planteado como una etapa corta, reciclada de un gran recorrido, había terminado siendo una gran etapa por sí misma. Y un excelente comienzo del año ciclista 2012. :mrgreen:

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 44’65 km.
  • Distancia (según el GPS): 43’844 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 15m 36s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 58m 34s
  • Velocidad media: 13’69 km/h
  • Velocidad máxima: 55’05 km/h
  • Pulsaciones medias: 135 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 179
  • Consumo medio de calorías: 950 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1380 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 59m 27s
  • Consumo total de calorías: 4719 kcal
  • Índice IBP de dificultad: 101AA

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Lagar de la Cruz – Vado del Negro – Arenales – Trassierra – Montecobre Express

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31 dic 11 Etapa ciclista: Loma de los Escalones – Arrastraculos – Cerro Muriano – Avionetas Normal (27/12/2011)

La segunda de las etapas de la semana fue una versión recortada de un proyecto que habíamos estado madurando desde hacía semanas para estas fechas. El proyecto original era realizar una etapa larga por la Sierra, parando a comer en Los Arenales. Pero por diversas causas, la mayoría de los participantes se fueron cayendo de la convocatoria, quedando al final para la etapa tan sólo Carlos, Mané y yo. Por ello, en vez de realizar la barbarie en toda su extensión, decidimos recortarla un poco para hacer una buena etapa de mañana.

Comenzamos a rodar a las 9:45h, con un frío -unos 6ºC- digno de los meses más duros del inverno cordobés, aunque nada que no se pudiera solucionar con unas cuantas capas de ropa. Eso, y realizar una buena subida, como la Loma de los Escalones. Salimos de Córdoba por Chinales, y Fátima. Cruzamos sobre el puente romano del arroyo Pedroches, y seguimos las flechas amarillas del Camino de Santiago hasta el comienzo de la Loma. A esas alturas ya habíamos ido entrando en calor, por lo que hicimos una pequeña pausa, en la que Mané y Carlos aprovecharon para quitarse una capa de ropa. Yo, fiel a mi costumbre, continué con mi chaquetilla térmica puesta.

Realizamos la subida de la Loma a un ritmo bastante tranquilo: 40 minutos exactos desde el comienzo de la Loma hasta la curva del Frenazo, donde paramos a descansar un poco, ya que lo que teníamos por delante era aún bastante intenso. Reanudamos la marcha a las 11:55h, siguiendo de nuevo de manera estricta la señalización del Camino de Santiago, hasta llegar al comienzo de la cuesta de Arrastraculos. Cuesta que nos dimos el gustazo de subir del tirón. Una vez superado ese escollo, realizamos el descenso hasta Cerro Muriano, a donde llegamos a las 12:25h, con casi 17 kilómetros de etapa entre pecho y espalda.

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Realizamos una parada larga, en la que dimos buena cuenta de unas tostadas, que nos vinieron de maravilla. Reanudamos la marcha a las 13:00h, y dejamos Cerro Muriano en dirección a la carretera de los Villares. Salimos por el camino del pozo de San Lorenzo, que tiene una bajada por dehesa bastante divertida, antes de llegar a la entrada de la base militar, y el comienzo de la carretera.

Habíamos decidido llegar hasta el club de golf por la carretera, y allí decidir por dónde volveríamos a Córdoba. Pero para eso teníamos por delante el segundo escollo de la jornada: 2’5 kilómetros de ascenso por carretera, con unas rampas medias del 6%, y máximas del 10’1%. Una subida que, como no te la tomes de la manera adecuada, puede hacer un buen destrozo. Así que nos lo tomamos con calma. Realizamos la subida en 20 minutos. Hicimos una pequeña parada en la incorporación al GR-48, pero descartamos tomar la entrada. Seguimos, pues, por carretera hasta la entrada del club de golf. Si hubiéramos realizado la etapa original, allí habríamos tomado la vereda de la Pasada del Pino para bajar hasta Las Jaras. Sin embargo, viendo la hora que era, decidimos volver a Córdoba realizando el descenso de Avionetas Normal. Descenso que, dicho sea de paso, nunca había realizado.

Así pues, dejamos la carretera por nuestra izquierda, y tomamos la senda que bordea la cerca de la pista de aterrizaje, hasta dar con la pista que constituye el descenso de Avionetas. Hicimos una breve parada al comienzo del cortafuegos de Avionetas Express, donde aprovechamos para tomar una bonita panorámica del valle del Guadalquivir.

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Y así, sin mucha más dilación -ya eran las 14:00h- iniciamos el descenso de Avionetas. Este descenso tiene una longitud de casi 5 kilómetros por pista forestal y cortafuegos, muy revirado y sinuoso, pero sin ninguna dificultad técnica más allá de evitar irte por un barranco en cualquiera de sus múltiples curvas. :mrgreen: A mitad de la bajada hay una cancela que se puede evitar por la izquierda, poco antes de llegar a una casilla. La bajada termina en un cortafuegos, que da paso a una pequeña senda, senda que conduce por una bajada muy abrupta hasta el cortijo derruido de las espaldas de Santo Domingo. Esta última bajada se encontraba en un estado lamentable, muy cerrada, rota, y con abundante grava suelta, lo que la hacía sumamente peligrosa. Aun así, la salvamos razonablemente bien, y conseguimos llegar al valle sin ningún percance.

Una vez en el valle, realizamos el descenso del arroyo Pedroches, tomando la senda de la margen derecha del arroyo. Así bajamos hasta el puente de Hierro. La segunda vez en dos días que rodábamos por allí. Dimos por finalizada la etapa volviendo a la Asomadilla por el barrio Naranjo. Llegamos a casa a las 15:30h, tras casi 40 kilómetros de etapa. Una etapa diversa y bien aprovechada. :)

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 39’59 km.
  • Distancia (según el GPS): 37’8 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 39m 21s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 5h 18m 0s
  • Velocidad media: 10’82 km/h
  • Velocidad máxima: 46’8 km/h
  • Pulsaciones medias: 127 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 185
  • Consumo medio de calorías: 870 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1430 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 3h 25m 25s
  • Consumo total de calorías: 4980 kcal

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Loma de los Escalones – Arrastraculos – Cerro Muriano – Avionetas Normal

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01 dic 11 Etapa ciclista: Cerro Muriano – Lagar de la Cruz (27/11/2011)

El domingo 27 volvimos a salir a rodar nuestro grupo de amigos ciclistas de Córdoba. Teníamos por delante una previsión de etapa brutal: subir por la Loma de los Escalones y la Cuesta de Arrastraculos hasta Cerro Muriano, y posteriormente dirigirnos hasta el Castillo del Vacar por la Vía Mozárabe. Allí haríamos un alto, y realizaríamos la vuelta hasta Cerro Muriano, para tomar el GR-48, pasar por Torreárboles y el club de Golf, antes de bajar de nuevo a Córdoba por el 14%. Una etapa brutal, de unos 65 kms. de distancia.

Con ese fin habíamos quedado a las 8:00h Ángel y su hermana Inma, Mané, Carlos, Enrique, Javi Aljama, Javi Balaguer, Marcos y yo. Nueve valientes para una etapa excepcional. Pero por distintas razones a las 7:00h nos encontramos con que tan sólo cuatro íbamos a salir: Ángel, Marcos, Javi Aljama y yo. Y Ángel iba a salir en modo embrutecido: con su Specialized Big Hit de descenso adaptada para rodar, ya que la semana anterior había fisurado el cuadro de su Ghost. Total, que iba a salir a rodar con una montura que pasaba de los 16 kilos.

A las 8:00h de la mañana, cuando salí de casa camino de la de Ángel, teníamos una mañana despejada y helada: 7ºC, y aún teníamos que salir de la ciudad. Cuando llegué a casa de Ángel éste ya se encontraba allí, y con novedades interesantes: tres colegas de Marcos del club Los Califas venían con nosotros. Molaba porque íbamos a salir con unos pros, pero todo hacía presagiar que el destrozo que nos iban a hacer en la etapa iba a ser órdago. La mala noticia es que la tija telescópica (alias tijapija) que Ángel se había visto obligado a poner en su bici de descenso para tener una buena altura de pedaleo le estaba fallando, y no dejaba de bajarse sola. Un problema que a la larga nos iba a dar muchos problemas.

Salimos del McDonald’s del Brillante a las 8:15h, y nos encaminamos al Vial Norte, para salir de Córdoba por el puente romano sobre el arroyo Pedroche. A esas alturas la temperatura ya había bajado hasta los 5ºC. La única suerte es que no íbamos a tardar en empezar a subir. Dejamos la carretera y cruzamos sobre el canal. En vez de tomar el sendero marcado por flechas amarillas, a la derecha de la casa, giramos a la izquierda, y empezamos la subida avanzando por una pequeña vaguada arbolada junto a la N-432. Una subida más suave al principio, pero con una rampas bastante fastidiosas al final.

Poco después enlazamos con la pista convencional, y seguimos ascendiendo por la Vía Mozárabe. Pasamos junto a la Virgen de Linares, e iniciamos el ascenso por la Loma de los Escalones. Una subida brutal, como de costumbre, en la que los Califas empezaron a marcar un ritmo brutal. Intentamos no descolgarnos demasiado, pero el destrozo que empezaban a hacernos a Javi, Ángel y a mí empezaba a ser vergonzoso.

Una vez pasamos la cancela, Javi tuvo que hacer una parada por problemas con la cadena de su burra, que aproveché para respirar un poco. Continuamos con el ascenso, en mi caso dejando que Ángel marcara el ritmo para recuperar un tanto el resuello. Al llegar a la zona de las calizas, me desvié un tanto por la izquierda, y continué el ascenso en solitario, hasta que en la segunda cancela alcancé a los Califas, que nos estaban esperando.

Apenas paramos unos instantes, lo justo para que Ángel y Javi se reunieran con nosotros, y continuamos con la subida. Teníamos por delante los dos kilómetros de pista de las canteras. Dos kilómetros engañosos, en los que parece que no estás subiendo, cuando en realidad llega a tener rampas del 10% con grava. Y como no podía ser menos, nos volvimos a quedar algo atrás. Nos reagrupamos de nuevo en la curva del Frenazo. Ángel optó por no parar y continuar con el ascenso. Javi, los Califas y yo descansamos un rato, antes de seguir subiendo por carretera hasta la imagen de María Auxiliadora que marca la entrada de la Cuesta de Arrastraculos.

La subida por Arrastraculos fue, como no podía ser de otra manera, brutal, aunque conseguimos subir el tramo más duro como unos campeones. Sin muchos más trámites empezamos a bajar hacia el Muriano, cuando Ángel, cerca de la entrada de Villa Alicia, sufrió un reventón en su rueda trasera. En el ínterin, Ángel me confirmo que la tija no había dejado de hundirse, lo que le había dificultado sobremanera el ascenso. Una vez finalizado el arreglo, bajamos a Cerro Muriano, y nos unimos a Marcos, Javi y los demás, en una pausa que aprovechamos para hincharnos a jeringos en un bar.

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Eran las 10:30h, y llevábamos 17 kilómetros largos del recorrido. Teníamos por delante, al menos en teoría teníamos por delante 13 kms. antes de llegar a El Vacar. Sin embargo, Ángel nos confirmó lo que ya nos temíamos: con la tija en esas condiciones no iba a ser capaz de continuar la etapa en toda su extensión, y optaba por volverse. Los demás decidimos volvernos con él. Al fin y al cabo, ya habría otras ocasiones para ir a El Vacar.

De la misma manera, descartamos hacer la subida de Torreárboles. En su lugar, salimos del Muriano por camino en dirección a la antigua carretera de los Villares. Realizamos una bajada bastante divertida hasta la entrada del Cuartel, que fue grabada por Ricardo, uno de los Califas. Desde allí tomamos la carretera, e iniciamos el ascenso, sobre las 11:15h. En la subida se repitió la tónica de todo el día: los Califas por delante, y Javi, Ángel y yo a remolque. Posteriormente, los Califas y yo tomamos el GR-48 en las cercanías del club de Golf. Para no seguir con la tortura, Ángel y Javi siguieron subiendo por la carretera. Se ve que yo soy algo más masoquista. Al menos pude disfrutar bastante con la bajada hasta el cruce del 14%. Una bajada trepidante, pero en la que a punto estuvimos a punto de sufrir dos serios percances: en un cambio de rasante estuve a punto de salir despedido de la bici (perdí incluso un pedal en el aire), y Marcos reventó la rueda delantera, y estuvo en un tris de salir también despedido, si bien estuvo ágil como un gato para evitar el desastre.
Realizamos un nuevo cambio de cámara, y convencimos a Ángel de que no se bajara directamente a casa por el 14%, sino que viniera con nosotros al Lagar de la Cruz para que nos tomáramos unas bien merecidas cervezas. La verdad es que para ser una etapa abortada, estaba siendo bastante chula.

Era ya mediodía cuando enfilamos camino del Lagar de la Cruz. Se dejaba notar que estábamos en una zona más frecuentada por excursionistas, ya que el tránsito de gente, que hasta ese momento era bastante más limitado, empezó a crecer de manera desmesurada. Y así, entre pitos y flautas, llegamos al Lagar, donde nos relajamos tomándos unas cervezas bien frías al sol de noviembre. Una excelente manera de dar por finalizada la parte más difícil del día.

Reanudamos la etapa a las 12:45h. Aunque en principio íbamos a bajar por los Morales, finalmente realizamos el descenso por la carretera del Brillante. Un descenso bastante divertido, en el que no dimos ni una sola pedalada, limitándonos a dejarnos caer, aprovechar el rebufo de los demás, y adoptando posturas aerodinámicas al mejor estilo de Perico Delgado en los Pirineos.

Perico Delgado en los Pirineos

Perico Delgado en los Pirineos

Un descenso sumamente divertido, en el que nos fuimos pasando y repasando, entre curvas cerradas, con Córdoba al fondo. Una bajada en la que Marcos tenía las de perder, ya que llevaba una bici bastante más ligera que los demás; aun así, estuvimos todos en un puño hasta llegar a Huerta Los Arcos, donde dimos por finalizada la etapa a las 12:55h, tras 35 kms. de recorrido. Allí nos separamos los cuatro, ya que los otros tres Califas habían seguido su camino. Javi camino de su casa, y Marcos, Ángel y yo Brillante abajo, si bien yo me desvié por Sansueña poco después. Diez minutos después llegaba a casa, por una vez ¡y sin que sirviera de precedente! antes del horario previsto.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 39’88 km.
  • Distancia (según el GPS): 37’7 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 42m 46s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 43m 09s
  • Velocidad media: 14’7 km/h
  • Velocidad máxima: 54’66 km/h
  • Pulsaciones medias: 138 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 186
  • Consumo medio de calorías: 990 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1440 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 23m 15s
  • Consumo total de calorías: 4528 kcal

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Cerro Muriano – Lagar de la Cruz

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12 oct 11 Etapa ciclista: Vía Verde de la Sierra Norte de Sevilla (02/10/2011)

El pasado 2 de octubre Ana y yo nos fuimos a rodar un poco con dos buenos amigos: Jesús y Carmen. Hace algunos meses Jesús se unió al grupo de ciclistas que solemos salir a rodar por Sevilla, y en un rapto de locura, consiguió meter a Carmen en el vicio de la bici. Pese a alguna que otra desventura que a punto estuvo de costarle su recién estrenado matrimonio. :mrgreen: El caso es que hemos acabado saliendo varias veces a rodar los cuatro por ahí, y le hemos cogido el gusto.

Hacía ya unos cuantos meses -desde el inicio del verano- que no salíamos a rodar juntos, y el primer fin de semana de octubre nos pareció un día propicio para acabar con esa mala racha. Y para que la nueva toma de contacto no fuera demasiado dura, pensamos que la Vía Verde de la Sierra Norte de Sevilla era el recorrido ideal. Así que ese domingo agarramos los coches y allá que nos fuimos, hasta la estación de Cazalla-Constantina, que es donde la vía verde tiene su inicio.

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Empezamos a rodar a las 10:05h. Un poco tarde para lo que me gusta, pero teniendo en cuenta que acabábamos de hacer un trayecto de 90 minutos por carretera de montaña, no podíamos pedirle mucho más a la situación. El comienzo no fue tan sencillo como había esperado. No había ningún tipo de indicación de vía verde en la estación de tren. En realidad, no había ni aparcamiento propiamente dicho, por lo que tuvimos que aparcar los coches en una zona de barbacoas del Parque Natural de la Sierra Norte, que se encuentra a un kilómetro de la estación. Así que lo primero que hicimos fue volver en bici a la estación, y desde allí tomamos una carretera que transcurre en paralelo a la vía del Sevilla-Mérida, y que discurre junto al río Huéznar. Recordaba haber leído que se podía tomar la vía verde a un centenar de metros de la estación, siguiendo por esta carretera. Sin embargo, no encontramos nada que hiciera pensar que allí había una vía verde, tan sólo otra zona de esparcimiento del río, llamada Isla Margarita. Algo me indujo a pensar que atravesando el río y al otro lado de la isla podríamos empezar la vía verde, pero pronto deseché esta idea. Error, como veríamos más adelante.

El caso es que seguimos por la carretera SE-7101, en suave ascenso, durante 5 kilómetros, hasta que al cruzar un paso a nivel sobre la vía férrea, dimos con el inicio de la vía verde. Entonces quedó claro. Ese era el punto donde realmente empezaba la antigua vía minera sobre la que ahora se ha construido la vía verde. Al entrar en la vía encontramos un cartel en el que se indicaba que se había hecho uso de una vereda pecuaria para proporcionar un enlace entre la estación de Cazalla-Constantina e Isla Margarita con el comienzo de la vía verde… por la otra ribera del río.

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Una vez que entramos en la vía verde propiamente dicha -a las 10:40h-, empezamos a rodar de manera mucho más cómoda. La vía verde tiene una longitud de 18 kms. hasta el Cerro del Hierro, con una pendiente media del 2%. Se encuentra completamente acondicionada, y cuenta con un firme de asfalto con una capa de un material que de la un aspecto terrizo para integrarla en el paisaje, y que le confiere una textura similar a las pistas de fútbol sala. El rodar por ella era una auténtica delicia, aunque un tanto aburrido para mi gusto. :)

Sin embargo, el espléndido paisaje compensaba con creces lo monótono de la superficie: la vía transcurre por el valle del río Huéznar, y durante todo el trayecto se circula por un auténtico vergel. A ratos te encuentras en un bosque de ribera, para sumergirte poco después en tramos de bosque mediterráneo y en tramos de auténtica dehesa. En cualquier caso, una auténtica gozada. Habíamos escogido bien. Y para mi sorpresa, durante el recorrido empecé a ver las marcas blancas y rojas de un sendero de Gran Recorrido. Sorpresa que creció aún más al ver el identificador en uno de los postes: GR-48.1

A 8 kilómetros del comienzo de la vía verde, y justo tras cruzar el único túnel de todo el recorrido, llegamos hasta San Nicolás del Puerto. Es un pequeño pueblo serrano en el que tiene su nacimiento el río Huéznar. Allí paramos, junto al nacimiento, para hacer un breve descanso, en el que dimos buena cuenta de unas barritas de cereales que -en mi caso- eran algo sospechosas, ya que llevaban en mi mochila un tiempo indeterminado. El caso es que al abrirlas no me saludaron ni echaron a correr, por lo que estimé que se encontraban en un estado saludable para ser ingeridas. Hasta el momento no he notado ningún efecto secundario. :mrgreen:

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Una vez finalizado el descanso, un poco antes del mediodía, abandonamos el nacimiento del Huéznar y nos reincorporamos a la vía verde. La vía verde empezó a girar en dirección este; hasta el momento, habíamos seguido hacia el norte por el curso del río. De acuerdo a los mapas, pronto íbamos a girar en dirección sur, hasta el impresionante Cerro del Hierro. Notamos cómo el paisaje empezaba a cambiar de nuevo. Dejamos definitivamente atrás el bosque de ribera encajonado en un estrecho valle, y nos adentramos de manera definitiva en la dehesa ganadera. El valle se abrió considerablemente, y durante algunos momentos parecía que rodáramos por una meseta más que por mitad de Sierra Morena. La vía verde poco a poco empezó a girar hacia el sureste, y finalmente al sur, justo al llegar a la primera muestra -excepción hecha de la vía- de que estábamos en una zona minera: una enorme escombrera formada por escoria de la explotación minera.

Pasamos junto a los restos ruinosos y abandonados del edificio de la mina -donde para nuestra sorpresa vimos un cercado de animales domésticos entre los que se encontraba un venado- y llegamos al pequeño pueblo minero de Cerro del Hierro. La vía verde estaba llegando a su fin. Dejamos atrás el pueblo de Cerro del Hierro, y nos encaminamos hacia la recta final de la etapa, que distaba apenas medio kilómetro: el final de la vía verde, y la entrada a Cerro del Hierro. Eran las 12:15h.

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Sólo quedaba dar la vuelta, ¿no? Pues no. Aunque no lo teníamos previsto, nos dimos cuenta de que Cerro del Hierro era un lugar de visita turística. Y ya que estábamos allí, bien valía la pena echar un rato y un vistazo a la mina. No nos equivocamos en la elección. Cerro del Hierro es una antigua mina a cielo abierto explotada en mitad de una zona kárstica, de roca caliza rica en minerales de hierro. El comienzo de la explotación data de fechas anteriores a la romanización, y se extiende hasta mediados del siglo XX. La zona está declarada monumento natural por su valor geológico y paisajístico.

Así pues, ascendimos hasta la entrada de la mina, y contemplamos la zona desde uno de los miradores. Era sencillamente increíble:

Jesús y yo no nos pudimos resistir a explorar un poco más la zona, mientras Ana y Carmen descansaban un poco. Tomamos uno de los caminos que se adentraban en la mina, que pronto encontramos cortado por un par de cadenas. Ni cortos ni perezosos las saltamos, entrando en la cantera a cielo abierto. No mucho después encontramos la explicación del corte: parte del camino, aquella que cruza sobre un túnel de explotación, está sufriendo derrumbes, que amenazan con tragarse todo el camino.

Pero ya que estábamos allí, no íbamos a achantarnos por algo como eso. Cruzamos la zona de derrumbe, y entramos en la zona de explotación. Estuvimos curioseando un poco, y poco después volvimos con nuestras señoras.

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Iniciamos la vuelta a las 13:00h. Teníamos por delante casi 20 kilómetros de pedaleo, aunque esta vez contábamos con la considerable ventaja de hacerlo en descenso. Pese a que el desnivel era bastante pequeño -2% de media- pronto empezamos a notar que el magnífico firme de la vía verde nos permitía alcanzar velocidades de crucero cercanas a los 30 km/h. Nos detuvimos de vuelta en el poblado minero tan sólo para echarnos unas fotos junto a una curiosa iglesia minera, con aspecto auténticamente inglés. Y es que no en balde en el siglo XIX la mina había sido explotada por una compañía británica.

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Seguimos rodando a una velocidad inusitada, y antes de las 13:30h ya estábamos de vuelta en San Nicolás del Puerto, donde nos detuvimos un instante para tomar unas fotos del túnel.

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De nuevo en ruta, continuamos el descenso a velocidad de crucero. Volvimos a entrar en el bosque de ribera, y no pudimos menos que parar otra vez a echar unas fotos en un tramo de bosque en galería, justo a la altura del puente de la vía verde sobre el río Huéznar.

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Llegamos al inicio de la vía verde al filo de las dos de la tarde. Esta vez optamos por tomar el enlace con Isla Margarita siguiendo una vereda pecuaria que va paralela al río por su margen izquierda, aunque un tanto separada del río, por lo que nos encontramos de nuevo en una zona de dehesa, fuera de la cobertura vegetal del bosque de rivera. Era impresionante cómo había tanta diversidad de paisaje en apenas unas decenas de metros. Y así, tras dos kilómetros de circular en paralelo al río, llegamos a un cruce de caminos magníficamente indicado.

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Giramos a la derecha, en dirección a Isla Margarita, y volvimos a adentrarnos en el bosque de ribera. La etapa estaba llegando a su fin, y tengo que admitir que estaba disfrutando como un enano.

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Un par de kilómetros después llegamos a Isla Margarita. En efecto, era el final del tramo de enlace con la vía verde. Y al otro lado de la isla estaba la carretera que habíamos tomado al inicio de la etapa. Cruzamos la isla, nos echamos una foto junto a una estatua de un pescador, y afrontamos los últimos metros de nuestro recorrido.

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Llegamos a la zona de barbacoas donde habíamos dejado los coches a las 14:20h. A diferencia de la mañana, en la que la zona estaba desierta, multitud de campistas, excursionistas en general y domingueros -en el más estricto sentido de la palabra- habían tomado la zona, y se encontraban disfrutando de una agradable comida en el campo. Nosotros teníamos idea de comer en Santiponce los cuatro, pero visto lo que habiamos tardado en llegar a la zona, nos decantamos por comer en Cazalla de la Sierra, que a la sazón es el pueblo natal del padre de Jesús. Y así, tras un par de pequeños percances (una pasada de la salida adecuada en la carretera, un restaurante donde consideraban más importante tener durante media hora una mesa vacía reservada que atender a más clientes), encontramos una pequeña tasca donde tapeamos la mar de a gusto. Una bonita excursión con un más que razonable colofón.

El recorrido de la etapa en Google Maps es el siguiente:


Ver 2011/10/02: Vía Verde de la Sierra Norte de Sevilla en un mapa más grande

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 41’364 km.
  • Distancia (según el GPS): 40’5 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 37m 30s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 08m 11s
  • Velocidad media: 15’8 km/h
  • Velocidad máxima: 33’5 km/h
  • Pulsaciones medias: 120 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 179
  • Consumo medio de calorías: 800 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1380 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 05m 34s
  • Consumo total de calorías: 3376 kcal
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26 sep 11 Etapa ciclista: Vereda de la Canchuela – GR48 – Trassierra (18/09/2011)

El pasado 19 de septiembre volvimos a salir a rodar Mané, Javi Balaguer y yo por la Sierra de Córdoba. Habíamos elegido para rodar un trazado que se salía un tanto de lo convencional: subir a Trassierra por la vereda de La Canchuela, para bajar al arroyo Guadarromán por un sendero que había recorrido hacía años en una Maratón MTB Sierra Morena, y enlazar con Santa María de Trassierra por el GR-48. Desde allí, si las ganas acompañaban, bajar a los Baños de Popea, y remontar el Bejarano hasta las Fuentes, para volver a Córdoba por la Cuesta de la Traición. Un recorrido ambicioso, sin lugar a dudas.

Demasiado ambicioso, teniendo en cuenta que quedamos a las 9:30h para empezar la etapa. Es verdad que el tiempo ya acompañaba, y el calor empezaba a ser más soportable, pero parecía una hora demasiado tardía como para acometer esa etapa. Ángel, de hecho, que había pensado apuntarse, desestimó el venir vista la hora a la que íbamos a salir. La verdad, tengo que admitir que era una opción razonable.

Así pues, quedamos Mané -que había dormido pocas horas a causa de una buena fiesta la noche anterior-, Javi y yo. Empezamos la etapa a las 9:40h. Tomamos el Canal del Guadalmellato, y a un buen ritmo, poco a poco nos fuimos acercando hasta el comienzo de la Vereda de la Canchuela. Llegamos a las 10:30h al comienzo de la Vereda, y empezamos la brutal subida (con una pendiente máxima del 14’5%) subiendo de manera sostenida; sin prisa, pero sin pausa. Hicimos sin descanso alguno el kilómetro y medio largo de subida que lleva hasta el poste donde in illo tempore podía contemplarse una calavera de vaca.

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(Fotografía correspondiente a otra etapa)

Descansamos un rato, antes de continuar con el duro ascenso. Es cierto que ya habíamos superado la parte más dura de todo el recorrido, pero aún quedaban dos paredes temibles por delante. O al menos, eso creíamos. Seguimos subiendo por la vereda, que alcanzaba rampas del 11%, antes de llegar a la breve bajada previa a la última rampa antes de la llegada al Cortijo de Pedrajas. Iniciamos el ascenso, en el que se evidenció de nuevo que la Larsen TT que monto en la rueda trasera se encontraba ya en las últimas, hasta la cancela que delimita la entrada en los terrenos más cercanos al cortijo. Allí nos encontramos con una sorpresa: los propietarios del cortijo, al parecer con el consentimiento del Ayuntamiento, han desviado el trazado delimitado de la vereda, haciendo que ésta dé un rodeo al oeste del cortijo de 2’6 kms., frente al kilómetro escaso del recorrido original. Preguntamos a otros ciclistas que por allí pasaban, quienes nos confirmaron que el cambio databa de unos cuantos meses atras, dicho lo cual, continuamos por el nuevo trazado: siempre era una oportunidad de conocer otra subida, y al menos en este caso no se nos impedía de manera ilegal el acceso, como en otros sitios.

Hay que admitir que el trazado alternativo era bastante chulo, con unas pendientes soportables, en vez del espanto de subida de la vereda original, por lo que la molestia de dar el rodeo en realidad no lo era tanto. Volvimos a enlazar con la vereda original justo por encima del Cortijo de Pedrajas, y justo al reincorporarnos, abandonamos el trazado para bajar hasta el arroyo Guadarromán. Recordaba haber efectuado esa bajada -como ya he dicho anteriormente- durante una de las Maratones MTB Sierra Morena que disputé hace unos años, y la recordaba muy rápida y bastante divertida. Y no recordaba mal. Mané bajó por ella como si el mañana no existiera, especialmente para tratarse de la primera vez que la recorría.

Una vez en el fondo del valle, encontramos marcas blancas y verdes que delimitaban el camino. Eso me tranquilizó bastante, porque tenía la constancia de que podíamos bajar, pero no la de que podríamos salir de allí por un camino diferente al que hasta entonces llevábamos. Pasamos el arroyo, y tomamos una pequeña senda entre fincas ganaderas. Remontamos la senda hasta la entrada de la finca de la Jarosa, que tiene una cerca, y allí giramos a mano izquierda por una cancela -la única- que se encuentra sin candado. La senda, esta vez más estrecha, empezaba una dura subida por terreno muy suelto, que corría en paralelo a la vereda de La Canchuela en el tramo que se dirige a Puerto Artafi. Superamos un par de cercas sin candado, y poco a poco nos fuimos acercando hasta el cruce de la Canchuela con el GR-48: nos encontrábamos a las espaldas de Santa María de Trassierra. Eran ya las 12:15h y llevábamos entre pecho y espalda 20’9 kms. de dura etapa por la Sierra.

Continuamos hasta Santa María de Trassierra por el GR-48. Habíamos decidido para allí para tomar un tentempié, y decidir qué trazado tomábamos a continuación. No tardamos mucho en llegar hasta el pueblo tomando la pista del Salado, si bien a la hora a la que llegamos (12:45h) casi era más propio tomarnos un vermú que una tostada, por lo que optamos por tirar por la calle de en medio, y tomarnos unos Acuarios con un plátano (que Mané complementó con un gofre que me hizo plantearme volver a entrar en el supermercado donde habíamos parado). Allí decidimos, viendo lo tarde que ya se había hecho, volver a Córdoba por la vía rápida: carretera hasta el cruce de Trassierra, y bajada -también por carretera- por La Albaida.

Dicho y hecho. A las 13:15h volvimos a dar pedales, avanzando rápidamente por la carretera. Javi empezaba a notar el esfuerzo, y las primeras rampas de la carretera hicieron estragos en él. Nos detuvimos unos instantes a la salida del Bosque de Fangorn, y nos planteamos tomar la pista que atraviesa la urbanización de la Virgen de la Cabeza y que lleva hasta el Mirador de las Niñas, para bajar a Córdoba por Montecobre. Desestimamos esta opción, ya que pese al rodeo que daba la carretera, era previsible que tardáramos menos que por la pista. Así pues, seguimos por la carretera hasta el Cruce, e iniciamos el descenso de La Albaida.

Fue un descenso frenético. Hacía pocas semanas que la Vuelta Ciclista había bajado por ese mismo trazado en la etapa que tuvo Córdoba por final, y no pude menos que intentar emular a Pablo Lastras en la primera gran bajada que hacía por carretera en mucho tiempo. No lo pensé demasiado, y bajé a todo ritmo, alcanzando un pico de velocidad de 63’49 km/h según el velocímetro y 67’7 km/h según el GPS. Muy lejano, en todo caso, a los 80 km/h que registraron los profesionales, pero que aún así me hicieron temer en algunos momentos por mi seguridad, dado lo que vibraba la bici. Los flancos de la High Roller, en todo caso, quedaron perfectamente limpios de polvo en el descenso. :mrgreen:

Una vez pasado el Castillo de La Albaida, moderé el ritmo de descenso, hasta que Javi y Mané me alcanzaron. El descenso, de 4.9 kms, lo había realizado en 6m 45s. El resto de la etapa fue bastante convencional. Volvimos a Santa Rosa por el Pryca La Sierra, y tras despedirnos de Javi, Mané y yo volvimos a la Asomadilla por la Cuesta Negra. Finalizamos la etapa a las 14:53h, habiendo recortado bastante el recorrido previsto, pero en cualquier caso, tras haber disfrutado de una excelente etapa.

El recorrido de la etapa en Google Maps es el siguiente:


Ver 2011/09/18: Canchuela – GR-48 – Trassierra en un mapa más grande

Los datos de la etapa son los que siguen:

  • Distancia (según el velocímetros): 41’72 km.
  • Distancia (según el GPS): 40’1 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 59m 36s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 20m 58s
  • Velocidad media: 13’93 km/h
  • Velocidad máxima: 63’49 km/h
  • Pulsaciones medias: 137 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 183
  • Consumo medio de calorías: 970 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1420 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 3h 0m 22s
  • Consumo total de calorías: 4212 kcal

Por primera vez en muchas etapas, he podido volver a recuperar las estadísticas completas. Todo ha funcionado correctamente: el GPS, el velocímetro y el pulsómetro. :mrgreen:

En esta ocasión, por el contrario, no hay fotos ni vídeos. Y es curioso, porque realizamos dos bajadas chulísimas, y pasamos por algunas zonas que daban ganas de pararse a fotografiar. Pero es que volvimos a ir embrutecidos. ^_^

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