El día 10 de enero, ya de vuelta en Forcarey, hice una nueva etapa ciclista por el entorno. En esta ocasión opté por retomar un tramo de la Ruta de los Puentes del Lérez que no había podido completar en ocasiones anteriores. En concreto, el tramo entre A Ponte y el Campamento Juvenil Pontemaril, para luego ascender hasta el Castro de Loureiro.
La primera parte del recorrido fue espectacularmente buena. Como hacía algunas jornadas que no llovía, los campos se encontraban menos embarrados, por lo que era más sencillo seguir el trazado del PR-G 113. Se empieza en un área recreativa en las cercanías de A Ponte, que ha sido recientemente reconstruida, y se puede seguir el sendero sin mucha dificultad junto al río.
No se tarda demasiado en llegar a la zona de Pontemaril, donde el camino, que recupera la cobertura de piedra, bordea el río siguiendo un meandro de éste.
Sin embargo, al poco el trazado del camino ha sido devorado por el río, por lo que es preciso tomar un pequeño sendero junto a éste.
Al poco, se llega a una pista que cruza el río por un vado. Para otras ocasiones se quedará el cruzar el cauce, pero en esta ocasión opté por seguir por el mismo lado del río, camino de Castro Loureiro.
Tras dejar atrás el castro, tomé una carretera a mano izquierda, para llegar al Puente de Crego, y posteriormente, a Duas Igrexas. Desde allí continué por carretera hasta As Rabadeiras, donde pude encontrar unos restos de nieve de la nevada de la semana anterior en una zona de umbría. Pasado As Rabadeiras, se llega a la carretera que vuelve hasta Forcarey. En mi caso, la seguí hasta Las Casetas, para allí girar a mano derecha en la carretera de La Estrada. Seguí por la misma hasta llegar a la salida de A Mámoa, a donde me encaminé. Llegados a este punto pude ver indicaciones del Camino de la Geira Romana y Ruta de los Arrieros.
Desde allí seguí por la ruta de los Arrieros, bajando hasta el Puente de Gomail.
Por último, salí por Cachafeiro, para volver hasta Forcarey, para completar un total de 22 km.
Datos de la etapa
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El sábado 28 de noviembre hice la que sería mi primera etapa ciclista en Forcarey. Por razones laborales Ana y yo vamos a pasar por aquí una temporada, por lo cual no tuve menos que subirme una bicicleta de montaña: una Giant Trance X4 que adquirí recientemente de segunda mano. Estupenda herramienta, vive Diox.
Tiene Forcarey algunos aspectos interesantes: se ubica en una zona del interior de la provincia de Pontevedra, casi en el centro geográfico de Galicia, y aproximadamente a la misma distancia de Pontevedra, Santiago de Compostela y Orense. Y al ser una zona de media montaña, tiene gran cantidad de recorridos para hacer. La zona, además, es pródiga en elementos culturales para conocer: calzadas romanas, poblados celtas, monumentos megalíticos, monasterios y puentes medievales, además del nacimiento de los tres ríos más importantes (excepción del Miño) de la provincia de Pontevedra: el Verdugo, el Umia y el Lérez. De este último pasa cerca de Forcarey un recorrido PR (PR-G 113, para ser exactos) por sus puentes, desde el Monasterio de Santa María de Acibeiro (siglo XII), que se puede recorrer de manera lineal, pero que se puede hacer circular enlazando por algunas carreteras y pistas de la zona.
Así pues, salí de Forcarey, bajando hasta la ribera del Lérez por la aldea de A Ponte. Allí pude encontrar sin mucha dificultad las marcas blancas y amarillas del PR-G 113. Lo tomé en sentido descendente del río. Era una mañana heladora, y el encontrarse junto al río no contribuía a mejorar las cosas. Además el sendero no es ciclable en muchos de los tramos, por lo que era necesario echar pie a tierra y la bici al hombro. Lo que con pedales automáticos no era especialmente sencillo -ni seguro- con la cantidad de barro, hojarasca húmeda y piedras de la zona.
Sin embargo, el esfuerzo tuvo pronto su recompensa, cuando el estrecho sendero fluvial se abrió al llegar a una vieja represa, motivada por la existencia de un molino harinero, junto al puente de Gomail. Una auténtica belleza medieval de tres arcos, y que además conllevaba una sorpresa:
…y es que nos encontrábamos en el trazado de un nuevo Camino de Santiago que se ha recuperado: el de Geira y de los Arrieros. Este Camino transcurre por una antigua calzada romana desde lo que hoy es el norte de Portugal hasta la zona norte de Galicia. Aún no cuenta con reconocimiento oficial, pero es algo que se espera que no tarde en conseguir.
Pasado este punto, tocaba salir del fondo del valle, y para ello el camino sigue una antigua corredoira, que lleva a las aldeas de Gaxín y Cabanas, primero, y luego a Cachafeiro. Una auténtica paliza, que no hacía sino demostrarme que después de unos cuantos meses sin apenas coger la bici, el ciclismo estaba poniéndome las cosas en su sitio. Al menos, el paisaje era estupendo.
Llegados a Cachafeiro, se toma una carretera rural que lleva, en suave descenso, hasta la aldea de Espindo, para después conducir al campamento juvenil Pontemaril. Estrictamente hablando, no hay que llegar a él, sino salir por una pista a la derecha de la carretera, señalizada como Castro de Loureiro. Pero me confundí, seguí por la carretera, lo que me costó un rato de consultar mapas y cruzar corredoiras. No fue un rato, desaprovechado, pese a todo.
Una vez encontrado el camino, la pista vuelve a subir de manera abrupta, dura, aunque no deja de ser amplia y asequible. Y al llegar arriba, la sorpresa: uno de los castros fortificados mejor conservados de Galicia, aunque poco conocido, y abandonado en mitad de la nada. Pude darme el gusto de recorrerlo, si bien cubierto por la hojarasca, antes de continuar mi recorrido.
Una vez dejado atrás el castro, se llega a una nueva carretera rural, a la altura de Loureiro; allí se gira a la izquierda, para de nuevo girar a la derecha, en una tremenda subida con rampas del 15% hasta Valiñas. Quizás el tramo más desagradable del trayecto, merced a la existencia de sendas vaquerías, a la entrada y salida de la aldea, que atufan la zona. En fin, cosas del agro.
Pasada Valiñas, se toma una nueva pista agrícola, que tras dos kilómetros de ardua subida desemboca en la PO-534, y que constituye la cota máxima de la etapa. Desde allí, en falso llano y posteriormente en suave descenso, se acaba llegando (bien por carretera o por una divertida pista paralela a ella) hasta el cruce que permite llegar hasta el monasterio de Santa María de Acibeiro, como ya he apuntado, construido en el siglo XII, y que a día de hoy es un estupendo hotel rural.
Desde allí mi idea era retomar el PR-G, y desembocar de nuevo en Forcarey, pero la mañana se me estaba echando encima, y llevaba ya una cierta paliza en el cuerpo. Así que opté por bajar por la PO-534 de nuevo hasta Cachafeiro, y desde allí volver a Forcarey por carretera, dando por finalizada la etapa. Una estupenda inauguración de mis salidas por la zona.
Datos de la etapa
Distancia: 24’571 km
Distancia (según el GPS): 24’54 km
Altitud ascendida: 543 m
Tiempo de etapa: 2:17:31
Tiempo desde el inicio de la etapa: 2:34:34
Calorías consumidas: 2289 kcal
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