El Sábado Santo volví a salir a rodar con mi cuñado Fernando. La opción escogida esta vez, con la idea de que viera la mayor cantidad de zonas posibles en esots días, fue Mairena, y el entorno de los Pinares de Aznalcázar. Empezamos la etapa considerablemente tarde, a las 10:30h., ya que la idea era tomar el camino de la Venta del Río Pudio hasta el puente romano, continuar hasta Coria por la Cañada Real de las Islas, dirigirnos a continuación hacia el aeródromo de La Juliana pasando por la Ermita de San Diego, y volver a Mairena por el Cordel de Triana a Villamanrique.
Pero pronto vimos que esto no iba a ser posible. Salimos de la Cervecería Macarena, y pronto nos encontramos con una variación. La calle que comunica con la parte antigua de Mairena se encontraba cerrada por obras, por l oque tuvimos que subir hasta la rotonda del polígono Pisa. Desde allí enlazamos con el camino habitual, para bajar por el cmaino de la Venta hasta el Puente Romano. Lo cruzamos, y tomamos la Cañada Real. Pero apenas habíamos recorrido 500 metros cuando nos vimos metidos en un barrizal y, en mi caso, con las ruedas convertidas en sendos dónuts de barro arcilloso. No quedaba otra que dar media vuelta.
Así pues, volvimos al Cordel, y nos encaminamos hacia el aeródromo. Al pasar junto a la Hacienda de Torrequemada tuvimos la primera sorpresa del día: un convoy de carreteros que guiaban a carros de bueyes en plena faena en los olivares. Algo que me sorprendió sobremanera, ya que jamás lo había visto, si bien hay que admitir que, con la cantidad de barro existente, era una opción perfectamente válida para realizar las labores del campo:
Pasamos la Hacienda, y nos encaminamos hacia el aeródromo. El día era excelente, con algo de viento, y no tardamos en ver a grupos de paracaidistas saltando en las inmediaciones. La avionetas aterrizaban y despegaban de manera casi permanente. No éramos los únicos, desde luego, que estábamos disfrutando de la jornada.
Al llegar al aeródromo hicimos una breve parada. Era pronto y había ganas de seguir rodando, así que propuse a Fernando internarnos más en los pinares, y llegar al menos hasta la torre de Vigilancia de la Dehesa Nueva. Y si la cosa estaba bien, seguir hasta el Vado de Quema. Dicho y hecho. Seguimos avanzando por el Cordel, y pronto nos encontramos descendiendo por los Pinares de Aznalcázar, donde nos encontramos abundantes balsas de agua, que nos hicieron tener que rodar bordeándolas, algunas de las veces, por dentro de olivares, en otras, e incluso en alguna ocasión, jugarnos el tipo para atravesarlas:
…aunque por suerte la sangre no llegó al río, ni mucha agua a las zapatillas.
Una vez dejamos atrás la pista, llegamos al Cordel de los Playeros, en el que la arena campa pos sus respetos. Pero por suerte -algo bueno tenía que tener tanta agua- se encontraba bastante compactada, por lo que pudimos rodar bastante bien, y llegar sin muchos inconvenientes hasta la torre de vigilancia. Y ya que estábamos allí… bueno, pues no era cosa de dejar de ir al Vado de Quema.
Llegamos al vado la filo de las 12:30h. La zona descanso junto a la virgen se encontraba arrasada por el paso de quads y de motos de trial, y convertida en un lodazal cruzado de marcas de neumáticos. Pero no era en lo único en lo que se notaba la cantidad de agua caída. El río Guadiamar se encontraba bastante alto y con mucha fuerza, por lo que el cruce del vado se encontraba impracticable. No era que pretendiéramos cruzarlo, ni mucho menos. Al menos, no íbamos con esa idea. Aunque ya puestos…
Pero no era el caso. Así que tras un breve descanso, dimos media vuelta, y nos dispusimos a volver a Mairena. De nuevo en la torre de vigilancia, optamos por volver tomando la variante ciclista que parte del norte del cámping, y que bordea los pinares pasando cerca del cortijo de Alarcón. Volvimos así, con menos problemas con la arena que en Cordel de los Playeros, hasta reencontrarnos con el Cordel de Triana a Villamanrique, que tomamos de vuelta hasta Mairena. Dimos por finalizada la etapa a las 14:30h en la cervecería Macarena, donde no pudimos menos que tomar un par de birras para remojar la etapa.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Mairena del Aljarafe – Vado de Quema
Etiquetas: aeródromo la juliana, mairena del aljarafe, mtb, puente romano, río pudio, sevilla, vado de quema
El pasado Jueves Santo, aprovechando las vacaciones, el buen tiempo y la visita de Mari, Fernando y Helena, Fernando y yo nos fuimos a rodar un poco por la Sierra Norte de Sevilla. Una ocasión largamente esperada, ya que, hasta el momento, sólo había tenido la oportunidad de rodar con Fernando en Pontevedra, y tenía ganas de que saliéramos a rodar juntos por las tierras de la Andalucía. Y aunque hubiera preferido -la verdad sea dicha- haber tenido la oportunidad de salir por Córdoba, la opción de Guillena no estaba nada mal.
Así pues, cargamos las bicis en el coche -fue una suerte que tuviera las dos bicis buenas, la Fuji y la Ghost, en Sevilla- y nos fuimos hasta el comienzo restringido de la Ruta del Agua. Empezamos a dar pedales a las 17:30h, un tanto tarde, ya que corríamos el riesgo de que se nos echara la noche encima, pero a cambio teníamos una temperatura perfecta. La Ruta estaba sencillamente esplendorosa. Todas las lluvias caídas hacían que el pantano se encontrara lleno hasta los topes (de hecho, la presa de Gérgal estuvo desaguando esos días), y toda la zona resplandecía en todos los tonos posibles de verde. Lo cual hizo que Fernando, con suave sorna, me preguntara por qué siempre decía que en Galicia había mucha agua, cuando aquí brotaba del suelo allá donde miraras:
Y es que en efecto, había torrenteras y cauces de agua allá donde no los había visto en casi 4 años, desde que empecé a rodar por la zona. Era alucinante. Avanzamos por el Tramo Restringido, hasta que me dió por ponerme creativo. Como veía a Fernando en una forma excelente, pensé que podía ser interesante meter alguna variación, como bajar a rodar por el tramo abandonado del Ferrocarril del Cala, e intentar llegar a la estación de Gérgal. Pero como teníamos poco tiempo, ya que la puesta de sol se aproximaba, opté por bajar directamente por la pista que lleva a la vía, en vez de subir a La Cantina, bajar por la vía, y volver a subir.
Sin embargo, me salté la pista, por lo que, de nuevo echándole creatividad al asunto, no tuvimos otra que bajar por una pistas que lleva a unas colmenas, y posteriormente, bordear un pequeño lago formado por la plataforma del ferrocarril, hasta llegar a éste.
En realidad, parece que fue una suerte que me pasara la pista normal. El nivel del pantano era tan alto, que no estoy seguro de que el agua no llegar hasta cubrir la vía en la zona de la estación abandonada. Visto lo visto, recorrimos la vía en dirección hacia La Cantina. Pasamos el túnel, donde no pudimos menos que parar a echar unas fotos:
…así como alguna que otra dentro del túnel. Túnel que no había tenido en cuenta que podía estar inundado, como así era:
El que se encontrara inundado fue algo que me hizo bastante gracia. Sobre todo porque ese era la primera salida en todo el invierno que hacía con zapatillas, en vez de con botas. Y hubo un momento en que no me quedó otra que echar pie a tierra, con el consiguiente disastro de zapatillas caladas y calcetines húmedos. En apenas un instante había pillado más agua en los pies que en cuatro días de Camino Mozárabe con lluvias continuas. Ironías de la vida.
Salimos del túnel y seguimos avanzando hacia La Cantina. En ese tramo de la vía los derrumbes eran abundantes. Entre eso y el andar rodando por la trinchera del ferrocarril, los tramos anegados eran muchos, lo que contribuía a incrementar la hilaridad de Fernando por el tema del agua.
Así pues, acabamos llegando hasta el pie del contraembalse de Guillena. Desde allí subimos a La Cantina, no sin antes tomar unas espectaculares fotos del desembalse que en ese momento se estaba realizando:
Subimos a La Cantina, donde hicimos un breve descanso antes de volver, al filo de las 19:00h. A esas alturas de la tarde, y dado que nos encontrábamos en la umbría de la montaña, el frío se dejaba sentir, además de la humedad, así que tuvimos que tirar de chaquetilla para no helarnos.
La vuelta no tuvo más incidentes que el que la noche se nos echara encima. Llegamos al coche a las 20:15h, tras haber disfrutado de una bonita tarde de bici.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Ruta del Agua – Ferrocarril del Cala – La Cantina
Etiquetas: ferrocarril del cala, la cantina, mtb, ruta del agua, sevilla
El domingo 17 de marzo de 2013 realicé una interesante etapa de entrenamiento con Miguel junto al embalse de La Minilla. En lo que respecta al recorrido, se trató de una repetición de la etapa que hice con Javi y Ana el febrero anterior. Empezamos la etapa sobre las 11:00h, con un retraso considerable con respecto a lo que suele ser habitual, aunque al ser una etapa relativamente corta no iba a tener mucho impacto. En lo climatológico el día estaba bastante feo, amenazando lluvia, y con un viento frío que no presagiaba nada bueno. Y es que las semanas que habían trascurrido desde que estuve en la zona en febrero habían sido excepcionalmente lluviosas (y lo que aún nos quedaría por delante). Esto había motivado que tanto el embalse de La Minilla, junto al que nos encontrábamos, como el de Zufre, aguas arriba, se encontraran repletos, e incluso desaguando.
Así pues, todo el recorrido en dirección norte fue un continuo rodar junto a un embalse repleto, con amenaza de lluvia sobre nuestras cabezas. Y a medida que íbamos acercándonos al puente del Burro, el clima no hacía sino empeorar.
Llegamos al puente con el cielo amenazando tormenta; amenaza que no tardaría mucho en cumplirse. Apenas tuvimos tiempo de tomar algunas fotos, antes de que empezara a descargar. Así pues, tuvimos que recoger bártulos rápidamente.
A la vuelta incluso tuvimos que hacer una pequeña parada en el túnel de ferrocarril existente, ya que lo alcanzamos en uno de los momentos en los que más agua caía. La ventaja es que nos dejó la oportunidad de tomar algunas fotos interesantes.
El resto del recorrido no tuvo ningún percance adicional, salvo más agua, y rodar rápido para llegar pronto al coche. Dimos la etapa por finalizada a las 12:47h.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Ferrocarril del Cala. La Minilla – Puente del Burro
Etiquetas: embalse de la minilla, ferrocarril del cala, mtb, puente del burro, sevilla
Esta mañana, mientras hacía una pequeña salida de entrenamiento con la bici por la Vía Verde de Itálica, he visto cómo una excavadora derribaba la antigua casilla del guarda que existía junto al puente sobre el arroyo del Judío, en Valencina de la Concepción:
No voy a entrar en la pertinencia del derribo de la casilla. Es algo sobre lo que me faltan datos, y desconozco qué institución -si es que ha sido alguna- ha sido la responsable de autorizar el derribo. Pero sí que quiero opinar al respecto: creo que es una pérdida el que se haya producido este derribo, ya que -salvo que mi memoria me falle- era la única casilla ferroviaria de este trazado que quedaba en pie hasta Aznalcóllar, con la excepción hecha de la antigua estación de Gerena-Empalme, por lo que hoy se ha echado abajo parte del patrimonio histórico de la zona.
Por otro lado, también me parece una pérdida desde el punto de vista de servicios: esta casilla se emplazaba al final de la actual vía verde (que debería, dicho sea de paso, prolongarse al menos hasta Gerena-Empalme o incluso Aznalcóllar), justo en el cruce con una Cañada Real, y en el sitio donde existe una pequeña área recreativa. Esta estructura podría haberse aprovechado para dar más servicios a los usuarios -que son muchos- de ambas vías de comunicación.
Espero que, al menos, quien haya autorizado el derribo haya pensado en retirar de la zona los escombros. Tengo que decir que, cuando estuve allí esta mañana, no ví ningún camión ni maquinaria para retirarlos, más allá de la excavadora y las camionetas de los operarios.
La de hoy ha sido una manera muy triste de empezar el día.
Etiquetas: cañada real de las islas, mtb, valencina de la concepción, vía verde de itálica
El pasado martes, un día antes de lo previsto, alcanzamos Mérida en nuestro viaje ciclista con alforjas por el Camino Mozárabe, que empezamos el sábado anterior. Cuatro días marcados por el viento, el frío, la lluvia e incidencias mecánicas, para las que no encontramos repuestos en 100 kilómetros de viaje. Pero llegamos.
En breve narraré las incidencias del viaje, que, pese a todo, fue una virguería en la que disfruté cada segundo.
Etiquetas: alforjas, Camino Mozárabe, córdoba, mérida, mtb