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31 dic 11 Etapa ciclista: Lagar de la Cruz – Fuentes del Bejarano (29/12/2011)

La última de las etapas de la semana -y del año- fue una etapa algo más relajada que hice con mi padre. Finalmente me he dejado convencer para realizar el año que viene el Camino de Santiago desde San Juan de la Peña, en Huesca, por lo que mi padre ha comenzado a entrenarse para hacer un buen papel en el recorrido. Así que cuando me propuso salir a rodar con él por la Sierra no pude negarme.

Empezamos la etapa a las 9:25h, con un buen plato de apertura: la subida del Brillante, y la carretera de Villaviciosa hasta el Lagar de la Cruz. Como en los días anteriores, nos encontrábamos con una mañana completamende despejada, y muy fría. Realizamos el ascenso por carretera a un ritmo contenido, sin prisa pero sin pausa, que nos hizo estar en el Lagar en hora y media de pedaleo, con tan sólo una pequeña parada a la altura del colegio La Aduana, en donde estuve viendo con mi padre la zona en la que él veraneaba de pequeño, y en la que existe una vereda de la carne que permitía a los curas de La Aduana bajar hasta el Cerrillo a coger el autobús, sin tener que bajar por carretera. Vereda que, dicho sea de paso, sería interesante recuperar.

Apenas nos detuvimos unos minutos en el Lagar, para seguir a continuación a la siguiente parada de nuestra etapa: las fuentes del Bejarano. Seguimos, como es preceptivo, las indicaciones del GR-48, y así atravesamos las Siete Fincas por asfalto, para tomar poco después la vereda pecuaria que lleva por campo hasta el cortijo del Bejarano. Como siempre, un recorrido magnífico por bosque de dehesa cordobesa.

Llegamos a las Fuentes del Bejarano a las 11:15h, sin ningún percance digno de mención. Como en los días anteriores, nos encontramos rodando prácticamente en solitario por la Sierra, como hacía muchos años que no me pasaba. Una magnífica manera de disfrutar del día.

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Desde las Fuentes nos dirigimos a Trassierra, siguiendo igualmente el trazado del GR-48. Llegamos a Trassierra al filo del mediodía, y nos pegamos -como es preceptivo- un buen homenaje a base de tostadas. Esta vez junto a un buen fuego, ya que la mañana lo pedía a gritos.

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Tras el merecido reconstituyente, emprendimos los compases finales de la etapa. Decidimos desandar nuestros pasos, y retroceder por el GR-48 hasta el cruce con el camino que lleva hasta la Fuente del Elefante. Rodamos en un agradable sube y baja hasta la Fuente, antes de seguir en dirección al Cortijo del Caño del Escarabita.

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Salimos, con bastante barro, a la entrada de la urbanización Torrehoria. Allí tomamos la pista de cemento que bordea la urbanización hasta la entrada del Mirador de las Niñas, y emprendimos la vuelta a casa. Giramos a la derecha en dirección al cruce de Trassierra, y realizamos el descenso por la carretera de la Albaida, para volver a casa por el Tablero, a donde llegamos pasadas la 13:30h.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 34’835 km.
  • Distancia (según el GPS): 34’4 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 1m 28s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 0m 27s
  • Velocidad media: 11’5 km/h
  • Velocidad máxima: 41’7 km/h
  • Pulsaciones medias: 110 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 155
  • Consumo medio de calorías: 710 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1140 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 28m 11s
  • Consumo total de calorías: 2818 kcal

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Lagar de la Cruz – Fuentes del Bejarano

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31 dic 11 Etapa ciclista: Loma de los Escalones – Arrastraculos – Cerro Muriano – Avionetas Normal (27/12/2011)

La segunda de las etapas de la semana fue una versión recortada de un proyecto que habíamos estado madurando desde hacía semanas para estas fechas. El proyecto original era realizar una etapa larga por la Sierra, parando a comer en Los Arenales. Pero por diversas causas, la mayoría de los participantes se fueron cayendo de la convocatoria, quedando al final para la etapa tan sólo Carlos, Mané y yo. Por ello, en vez de realizar la barbarie en toda su extensión, decidimos recortarla un poco para hacer una buena etapa de mañana.

Comenzamos a rodar a las 9:45h, con un frío -unos 6ºC- digno de los meses más duros del inverno cordobés, aunque nada que no se pudiera solucionar con unas cuantas capas de ropa. Eso, y realizar una buena subida, como la Loma de los Escalones. Salimos de Córdoba por Chinales, y Fátima. Cruzamos sobre el puente romano del arroyo Pedroches, y seguimos las flechas amarillas del Camino de Santiago hasta el comienzo de la Loma. A esas alturas ya habíamos ido entrando en calor, por lo que hicimos una pequeña pausa, en la que Mané y Carlos aprovecharon para quitarse una capa de ropa. Yo, fiel a mi costumbre, continué con mi chaquetilla térmica puesta.

Realizamos la subida de la Loma a un ritmo bastante tranquilo: 40 minutos exactos desde el comienzo de la Loma hasta la curva del Frenazo, donde paramos a descansar un poco, ya que lo que teníamos por delante era aún bastante intenso. Reanudamos la marcha a las 11:55h, siguiendo de nuevo de manera estricta la señalización del Camino de Santiago, hasta llegar al comienzo de la cuesta de Arrastraculos. Cuesta que nos dimos el gustazo de subir del tirón. Una vez superado ese escollo, realizamos el descenso hasta Cerro Muriano, a donde llegamos a las 12:25h, con casi 17 kilómetros de etapa entre pecho y espalda.

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Realizamos una parada larga, en la que dimos buena cuenta de unas tostadas, que nos vinieron de maravilla. Reanudamos la marcha a las 13:00h, y dejamos Cerro Muriano en dirección a la carretera de los Villares. Salimos por el camino del pozo de San Lorenzo, que tiene una bajada por dehesa bastante divertida, antes de llegar a la entrada de la base militar, y el comienzo de la carretera.

Habíamos decidido llegar hasta el club de golf por la carretera, y allí decidir por dónde volveríamos a Córdoba. Pero para eso teníamos por delante el segundo escollo de la jornada: 2’5 kilómetros de ascenso por carretera, con unas rampas medias del 6%, y máximas del 10’1%. Una subida que, como no te la tomes de la manera adecuada, puede hacer un buen destrozo. Así que nos lo tomamos con calma. Realizamos la subida en 20 minutos. Hicimos una pequeña parada en la incorporación al GR-48, pero descartamos tomar la entrada. Seguimos, pues, por carretera hasta la entrada del club de golf. Si hubiéramos realizado la etapa original, allí habríamos tomado la vereda de la Pasada del Pino para bajar hasta Las Jaras. Sin embargo, viendo la hora que era, decidimos volver a Córdoba realizando el descenso de Avionetas Normal. Descenso que, dicho sea de paso, nunca había realizado.

Así pues, dejamos la carretera por nuestra izquierda, y tomamos la senda que bordea la cerca de la pista de aterrizaje, hasta dar con la pista que constituye el descenso de Avionetas. Hicimos una breve parada al comienzo del cortafuegos de Avionetas Express, donde aprovechamos para tomar una bonita panorámica del valle del Guadalquivir.

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Y así, sin mucha más dilación -ya eran las 14:00h- iniciamos el descenso de Avionetas. Este descenso tiene una longitud de casi 5 kilómetros por pista forestal y cortafuegos, muy revirado y sinuoso, pero sin ninguna dificultad técnica más allá de evitar irte por un barranco en cualquiera de sus múltiples curvas. :mrgreen: A mitad de la bajada hay una cancela que se puede evitar por la izquierda, poco antes de llegar a una casilla. La bajada termina en un cortafuegos, que da paso a una pequeña senda, senda que conduce por una bajada muy abrupta hasta el cortijo derruido de las espaldas de Santo Domingo. Esta última bajada se encontraba en un estado lamentable, muy cerrada, rota, y con abundante grava suelta, lo que la hacía sumamente peligrosa. Aun así, la salvamos razonablemente bien, y conseguimos llegar al valle sin ningún percance.

Una vez en el valle, realizamos el descenso del arroyo Pedroches, tomando la senda de la margen derecha del arroyo. Así bajamos hasta el puente de Hierro. La segunda vez en dos días que rodábamos por allí. Dimos por finalizada la etapa volviendo a la Asomadilla por el barrio Naranjo. Llegamos a casa a las 15:30h, tras casi 40 kilómetros de etapa. Una etapa diversa y bien aprovechada. :)

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 39’59 km.
  • Distancia (según el GPS): 37’8 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 39m 21s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 5h 18m 0s
  • Velocidad media: 10’82 km/h
  • Velocidad máxima: 46’8 km/h
  • Pulsaciones medias: 127 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 185
  • Consumo medio de calorías: 870 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1430 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 3h 25m 25s
  • Consumo total de calorías: 4980 kcal

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Loma de los Escalones – Arrastraculos – Cerro Muriano – Avionetas Normal

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31 dic 11 Etapa ciclista: Entorno de Santo Domingo (26/12/2011)

La última semana del año ha sido prolífica en etapas ciclistas: tres en cuatro días. La primera de ellas fue una mini-etapa con Mané y Carlos en el entorno de Santo Domino. Una etapa breve, pero muy divertida. Salimos de Córdoba a las 10:45h por la carretera de los Villares, que pronto abandonamos para tomar a mano derecha la pista de las Salesas. Desde allí tomamos la pista trialera que conduce, pasando por el mirador de San José, hasta el comienzo de una de las bajadas más divertidas de la zona: la Superlópez.

En la Superlópez, como no podía ser menos, Mané aprovechó para realizar el salto sobre la plataforma de tablones. Plataforma que, dicho sea de paso, se encuentra en un estado un tanto precario por la humedad. ^_^

Desde el final de la Superlópez nos dirigimos hacia el cortijo de los Velascos, donde tomamos la vereda de Santo Domingo, que pasa por encima de la cantera. Una subida brutal, y unas buenas vistas de la zona. :D

Desde allí bajamos hasta la laguna de Santo Domingo, y realizamos la subida por la pista de cemento hasta el convento. Tras una pequeña pausa, cruzamos la urbanización, y tomamos el sendero señalizado que conduce nuevamente al comienzo de la superlópez. Al poco de entrar en el sendero tuve un pequeño percance que a punto estuvo de tener graves consecuencias: mi mochila quedó enganchada en una rama cuando descendía a toda velocidad. La rama resistió la tensión, y me pegó una sacudidad que a punto estuvo de hacerme caer al suelo. Por suerte, finalmente la malla elástica -que era lo que se había enganchado a la rama- se partió, y quedé liberado, aunque con un importante susto en el cuerpo.

Recorrimos -esta vez en sentido inverso- la trialera del mirador de San José, para posteriormente bajar por la loma de la Palomera. Descenso que nunca había realizado, ya que siempre había tomado el camino hacia arriba.

Dimos por finalizada la etapa volviendo a casa a través de la urbanización de Mirabueno, lugar donde Carlos y Mané aprovecharon para sacar el máximo partido a sus bicicletas con doble suspensión. :mrgreen:

Una etapa breve, pero muy divertida, en el entorno más cercano a casa.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 16’816 km.
  • Distancia (según el GPS): 15’8 km.
  • Tiempo de etapa: 1h 42m 38s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 2h 30m 59s
  • Velocidad media: 9’8 km/h
  • Velocidad máxima: 32’9 km/h
  • Pulsaciones medias: 138 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 188
  • Consumo medio de calorías: 980 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1460 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 54m 32s
  • Consumo total de calorías: 2486 kcal

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Entorno de Santo Domingo

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18 dic 11 Etapa ciclista: Guillenazo Express (11/12/2011)

La semana de puente a la que me referí en mi anterior artículo tuvo un bonito colofón en el último día del puente. Ese día había quedado con mis compañeros de oficina, con los que no rodaba desde la caída que sufrí en la Cañada de la Barca, para hacer una de mis etapas favoritas en Sevilla: el Guillenazo. Y digo que es una de mis etapas favoritas porque es capaz de conjugar algunos de mis elementos predilectos: una subida sostenida de varios kilómetros (la subida por el Cordel de la Cruz de la Mujer), una bajada con muchas curvas enlazadas (la cuesta de la Lenteja), un buen tramo de recorrido cross-country (hasta llegar a Castilblanco), y una bonita bajada trialera por el Camino de Santiago. En realidad, cualquier etapa que cuente con este tramo está automáticamente entre mis predilectas. Pero el Guillenazo sigue siendo algo muy especial.

Estrictamente hablando, la etapa que teníamos planificada no se trataba del Guillenazo, sino de una versión algo más reducida (aunque más intensa), que me ha dado por llamar El Guillenazo Express. La diferencia entre un trazado y otro es que el Guillenazo clásico asciende desde Guillena hasta la Cantina siguiendo la Ruta del Agua, en un recorrido de 18 kilómetros que bordea el pantano de Gérgal, sin excesivas subidas y bajadas, mientras que esta etapa asciende por el cordel de la Cruz de la Mujer, en un trayecto de 11 kilómetros, nueve de los cuales son subida sostenida, con una buena pared de dos kilómetros, y una trepidante bajada de otros dos. Para gustos se hicieron los colores, y en mi caso, prefiero la variante express.

Habíamos quedado, como decía, el domingo a las 9:00h al comienzo del Cordel Rafa, Miguel, Manolo y yo. Manolo era la primera vez que cogía con nosotros su flamante Conor AFX 8500 DH 2012, y no cabía menos que darle un buen estreno. Sin embargo, a las 8:00h de la mañana parecía que nos íbamos a quedar sin etapa: Rafa se caía de la convocatoria, y en toda la zona de la Sierra de Sevilla y el Aljarafe había una niebla que no dejaba ver un burro a tres pasos. Hablé con Manolo, y decidimos esperar a las 8:30h para decidir si se mantenía o no la etapa. A esa hora la niebla -al menos en Santiponce- había levantado bastante, y tras hablar con Miguel y Manolo, decidimos continuar con la etapa. Así que a las 9:00h estábamos los tres en Guillena, con la mosca detrás de la oreja, porque en la entrada de Guillena por la autovía la niebla no había levantado, ni mucho menos. Por suerte, monte arriba la niebla sí había levantado, si bien la mañana seguía estando fría y plomiza.

Empezamos a dar pedales a las 9:10h. Teníamos por delante tres grandes subidas, y unos 46 kilómetros de etapa. Miguel y Manolo, que apenas habían salido a rodar desde el verano, habían expresado sus objeciones a dureza de la etapa en los días previos, por lo que decidimos marcar un ritmo relajado en la subida. Al fin y al cabo, la feria iba a ser larga, y no tenía sentido reventar al personal en las primeras de cambio. Así pues, los nueve kilómetros largos de subida inicial los marcamos a un ritmo medio de unos 10 km/h, por lo que -un sencillo cálculo- llegamos a la cima de la primera subida después de casi una hora de ascensión. Allí arriba el cielo había abierto un poco, pero pudimos observar que el valle del Ribera de Huelva se encontraba bañado por la niebla. Y teníamos que descender por él para llegar a la primera escala de la etapa: la Cantina. Sin duda, iba a ser un descenso sumamente divertido. Por mi parte, desde luego, iba a serlo: los días anteriores había estado ensayando la colocación de mi minicámara MD80 en la tija de la bici, en lugar de llevarla en su habitual lugar en el casco. Y ardía de ganas por comprobar qué tal salían los vídeos así.

El resultado fue mucho mejor de lo que habría podido esperar. Hice una bajada rapidísima, en la que marqué el pico de velocidad de la etapa a 58’5 km/h, tomé mis dos recortes habituales, y llegué a la Cantina con bastante adelanto sobre mis compañeros. Una vez llegaron, hicimos una pequeña parada para recobrar fuerzas antes de afrontar el siguiente reto.

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Aproveché el momento para tomar algunas fotografías de la excelente mañana que, pese al día plomizo y la niebla, estábamos teniendo.

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Mañana que, allí en junto al pantano, era fría y húmeda, como se podía apreciar en los jirones de niebla que se levantaban por todas las estructuras allí existentes.

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Reanudamos la marcha a las 10:30h, camino de nuestro siguiente objetivo: la subida de la cuesta del Toro. Iba a ser la tercera vez que pasara por ella, la segunda en subida, y la recordaba muy exigente: dos kilómetros largos, que comenzaban con unas curvas enlazadas en S desde el pantano de Guillena, que daban paso a dos amplias curvas a derecha e izquierda en los que se alcanzaban inclinaciones superiores al 13%, incluyendo un tramo brutal de 600 metros en el que la pendiente nunca llegaba a bajar del 8%. No quedaba sino batirse, por lo que cruzamos la presa del pantano, pasamos al otro lado del cauce, y nos dirigimos hacia nuestra subida. En los primeros compases del ascenso traté de marcar un ritmo cómodo, pero poco a poco Manolo empezó a descolgarse, lo que era bastante normal teniendo en cuenta lo que teníamos entre manos, por lo que a partir de determinado momento tuve que pensar más en subir a mi ritmo, que en marcar uno asequible. Así pues, alcancé y superé a Miguel -que había ido subiendo algo más adelantado- en las rampas más duras, para llegar en cabeza a la cima de la cuesta. La anterior vez no había tenido más remedio que echar pie a tierra en la subida. Esta vez la había hecho del tirón. :)

Una vez reagrupados, realizamos un breve descenso hasta un cortijo de toros bravos, y enlazamos con la pista que nos tenía que llevar a Castilblanco. Empezaba el tramo XC de 10’5 kms. hasta Castilblanco. Y empezaba fuerte: con una subida de kilómetro y medio hasta la segunda cota de la etapa. Y es que la cuesta del Toro no era el final de la segunda subida, sino tan sólo su tramo más duro. A partir de ahí nos quedaban unos cuantos kilómetros de subeybaja hasta el descenso hasta el pantano de Castilblanco.

A esas alturas Manolo había empezado a sufrir bastante. La subida de la Cuesta del Toro marcaba el punto de no retorno, allí donde era más fatigoso dar la vuelta que seguir adelante. Y ya lo habíamos superado. Al menos la siguiente escala iba a ser bastante productiva: unas buenas tostadas en Castilblanco. El problema era que por medio teníamos el último hueso duro de roer: la subida del pantano de Castilblanco. Tres kilómetros largos con pendientes máximas del 13’6% y una pendiente media del 5’5%. Una subida en línea prácticamente recta, que además destrozaba psicológicamente. Lo único positivo es que era una subida que permitía dosificar: está formada por cuatro grandes rampas con pendientes del 9-10%, con descansillo entre cada una de ellas que permiten recuperar un poco el resuello. En cualquier caso, una subida muy exigente.

De nuevo marcamos un ritmo tranquilo para superarla. Realizamos el ascenso en 30 minutos, a una velocidad media de 6’5 km/h. No tenía sentido reventarnos a esas alturas, y Castilblanco se veía ya en el horizonte. Tras una breve pausa, recorrimos rápidamente los escasos kilómetros que nos separaban del pueblo, donde entramos al filo de las 12:15h. Llevábamos a esas alturas de etapa 28 kilómetros a nuestras espaldas.

Como lo prometido era deuda, nos tomamos unas buenas tostadas en un bar cercano -como no podía ser menos- a la iglesia del pueblo. Tostadas acompañadas de unos buenos colacaos calentitos, ya que pese a haber rebasado el mediodía, la mañana en Castilblanco era bastante fría, y allí el cielo seguía encapotado.

Retomamos la etapa al filo de las 13:00h. Ascendimos a la parte alta del pueblo -la cota más alta del día, 352m frente a los 12 de Guillena-, y nos encontramos con una nueva sorpresa: la niebla iba a ser nuestra acompañante en el primer tramo de bajada por carretera. Plato que no era muy de nuestro agrado, teniendo en cuenta el intenso tráfico que a esas horas suele tener esa carretera. Pero no nos quedaba otra. Al menos, sólo iban a ser cuatro kilómetros hasta entrar en la pista del Camino de Santiago.

Entramos en la pista del Camino a las 13:05. Y ahí empezaba la diversión para mí. En realidad, con tan sólo ese tramo hubiera merecido la pena, aunque la etapa -pese a la paliza que Manolo llevaba encima- estaba siendo genial. Y encima, iba a ser una bajada entre la niebla. Dispuse de nuevo mi cámara y empecé a grabar:

El primer tramo hasta la cancela fue sumamente divertido. Y contra lo que había temido, se mostraba con un firme excelente: nada de barro, la arena compactada, y la piedra con buen agarre, pese a la humedad. Pude disfrutar como un enano. A partir de ahí el terreno mantuvo las mismas características, lo que hicieron que la bajada fuera una gozada, incluyendo los tramos más comprometidos. Lamentablemente, a esas alturas Manolo había empezado a sufrir calambres, que le obligaban a echar pie a tierra en los ocasionales repechos del trazado. Así que, siguiendo el principio de que no se deja a nadie atrás, optamos por moderar un poco el ritmo de la etapa. Como segundo contratiempo de la bajada, mi minicámara se quedó bloqueada, por lo que tan sólo pude registrar el primer tramo del descenso (aunque no hay mal que por bien no venga, ya que así tengo excusa para volver en breve).

Tras cuarenta minutos de bajada, dejamos atrás el tramo de dehesa de la bajada, y arrancamos el descenso por la campiña. Fueron quince minutos más de bajada entre frutales -primero- y olivares, hasta llegar al polígono industrial de Guillena a las 14:00h. Allí realizamos la última escala de la jornada, en la que adecentamos las bicis en un lavadero de coches. El resto de la etapa fue puro trámite: unos kilómetros de suave asfalto hasta Guillena, y un poco de callejeo por el pueblo hasta llegar a los coches. Terminamos la etapa a las 14:25h, tras casi 46 kms. de vibrante recorrido por la sierre de Sevilla. Una etapa en la que me había encontrado con una forma excelente, que hizo que la realizara completamente eufórico.

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 46’858 km.
  • Distancia (según el GPS): 45’9 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 39m 16s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 5h 11m 11s
  • Velocidad media: 12’9 km/h
  • Velocidad máxima: 59’6 km/h
  • Pulsaciones medias: 121 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 183
  • Consumo medio de calorías: 810 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1420 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 52m 53s
  • Consumo total de calorías: 4418 kcal

Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Guillenazo Express

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17 dic 11 Vía Verde de Itálica durante el Puente de la Constitución 2012

La pasada semana del Puente de la Constitución fue una semana bastante activa para mí. Lamentablemente, activa también en el ámbito laboral, lo que me hizo tener que trabajar los días de fiesta. Pese a ello tuve la posibilidad de salir a rodar en cuatro de los siete días de la semana. Tres de esos días salí a rodar por la Vía Verde de Itálica.

En dos de las ocasiones, correspondientes a los días de fiesta, fueron etapas cortas: apenas ir hasta el puente sobre el arroyo del Judío y volver. Se trataba de hacer un poco de ejercicio antes de sentarme a trabajar desde casa, para activar cuerpo y mente de cara a la coger de mejor humor la tarea que tenía por delante. Y tengo que admitir que ayudó. De ambas etapas, tengo que quedarme con la del martes 6. Esa mañana la niebla bañaba Santiponce, y daba al paisaje un aspecto muy singular. La llegada al puente sobre el arroyo…

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…el cruce de la Vía Verde con la Cañada Real de las Islas…

…la vía verde, ya de vuelta…

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…y por último, la campiña sevillana en las cercanías del puente de los Vinateros:

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El fin de semana fue mucho más activo. El sábado 10 salí a rodar por la vía verde junto con Ana y nuestros amigos Jesús y Carmen. Hacía ya algunos meses que no rodábamos los cuatro, y habíamos decidido no dejar pasar más tiempo sin hacer nada al respecto. Así que les propuse lo que consideré una etapa razonable, pero algo más movido que nuestra anterior salida: realizar el recorrido de la vía verde hasta el Río Guadiamar. Un total de 36 kilómetros prácticamente planos, pero por dos zonas de firme claramente diferenciadas: un primer tramo hasta el puente sobre el arroyo del Judío con pista bien apisonada, y un segundo tramo hasta el río, con abundante balasto y tramos incluso con restos de traviesas.

El sábado amaneció frío, húmedo y con un cielo plomizo que no dejaría de amenazar con lluvia en todo el día. Al salir a coger las bicis de la cochera, me encontré con una sorpresa: ese mismo día se disputaba en Santiponce la edición de 2011 de La Sufrida, una carrera de 78 kilómetros organizada en beneficio de la Asociación de padres de niños con cáncer de Andalucía. Aparte de la grata sorpresa, esta prueba nos obligó a variar el comienzo de nuestro recorrido, ya que la salida estaba al lado de casa, y el recorrido coincidía en su primer tramo con nuestra etapa. Así que en vez de tomar la vía verde por la espalda de Itálica, entramos en el pueblo y la tomamos desde la parte nueva de Santiponce. Aun así, coincidimos durante algunos kilómetros con algunos corredores, e incluso en un momento determinado -íbamos rodando con calma- nos llegó a pasar el coche escoba de la organización.

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El primer tramo de la etapa lo pasamos sin demasiadas complicaciones. Sin embargo, más allá del puente sobre el arroyo Carmen empezó a pasarlo bastante mal por el firme irregular. Pese a todo, no se dejó achantar, y seguimos rodando por la vía verde. Pasamos las dos carreteras que la cruzan, y llegamos hasta la vieja estación de Gerena-Empalme, convertida hoy en día en una casa de campo con unos corrales que parecen parte del atrezzo de las películas de Mad Max.

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Un par de kilómetros después de la estación se llega hasta el puente derruido sobre el Río Guadiamar. El último tramo de vía no es practicable, ya que ha sido destruido -talud incluido- por los dueños de las fincas colindantes, y ha sido completamente arado. Por suerte, se puede llegar hasta lo que queda del puente gracias a que las veredas del río fueron rehabilitadas tras el desastre de las minas de Aznalcóllar.

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Queda poco del puente, más allá de los arranques a ambos lados del río, y un pilar en en cauce. Otro de los pilares ha sido arrastrado por las aguas, y no queda nada de la pasarela. Eso sí, sigue siendo un buen lugar para hacer un poco el indio:

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Eran las 11:35h cuando llegamos hasta el río, tras dos horas largas de etapa. Nos quedaba emprender la vuelta. Habíamos descartado recorrer los 3 kilómetros que nos separaban de Gerena para tomar un buen desayuno, ya que Carmen no se encontraba con ánimo de tomar un tramo de carretera. Así pues, recogimos bártulos y emprendimos el camino de vuelta, que completamos en otras dos horas largas. Llegamos a Santiponce a las 14:15h, con parada incluida para limpiar las bicis… y hacer un descanso algo atípico:

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En cuanto al tercer tiempo, fue sumamente agradable: un buen almuerzo a base de las excelentes pizzas del Don Vito de Santiponce, regadas con un aceptable rioja, y un buen rato de charla con unos grandes amigos. Algo que espero repetir en breve.

Los datos de la etapa del sábado son los siguientes:

  • Distancia (según el GPS): 38’5 km.
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 50m 58s
  • Velocidad media: 7’9 km/h
  • Velocidad máxima: 18’8 km/h

Y aquí está el enlace a su recorrido: Vía Verde de Itálica hasta el río Guadiamar

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