El pasado 4 de diciembre (cuánto ha llovido ya, dicho sea de paso), salí a rodar con mis amigos de Córdoba. Esta vez tuvimos una nueva incorporación al grupo: Inma, la hermana de Ángel. Por lo demás, completamos la partida Javi Balaguer, Mané, Carlos y yo. En esta ocasión, y por distintos avatares, los demás no pudieron acompañarnos.
Empezamos la etapa a las 9:35h, con una temperatura que no llegaba a los 10ºC, en una mañana clara y despejada. Empezamos con un bonito ascenso para abrir boca: la subida de Los Morales. Carlos llevaba en riguroso estreno su doble plato en la bici de descenso, lo que en la subida que teníamos por delante le iba a ser de una considerable ayuda. La subida por Los Morales iba a ser, como de costumbre, dura, exigente, y tremendamente fatigosa. Pero era algo que, por conocido, no nos iba a echar para atrás, ni mucho menos. Como no echó para atrás a Carlos, que subió como un campeón con su bici de descenso, y a Inma y Javi, que pese al tiempo transcurrido sin salir en serio, demostraron un pundonor más que sobrado.
Llegamos al Lagar de la Cruz al filo de las 11:00h, tras casi hora y media de subida. La mañana seguía siendo fría, y nos encontramos con la sorpresa de que el cruce del Lagar estaba tomado por la Guardia Civil: esa misma mañana se disputaba una marcha de fondo a Las Ermitas. Hicimos una primera parada en el Lagar para reponer fuerzas. Aún teníamos por delante un recorrido interesante: atravesar las Siete Fincas hasta las Fuentes del Bejarano, para posteriormente dirigirnos -si íbamos con tiempo- hasta Santa María de Trassierra, y volver a Córdoba por el Bosque de Fangorn y Montecobre.
Reanudamos la etapa a las 11:30h, aún con bastante frío, pero acompañados por el sol. Hicimos un rápido descenso por la pista asfaltada de las Siete Fincas, observando que seguíamos las marcas rojas y blancas del GR-48, nuestro viejo amigo. Y precisamente por seguirlas, cometí un error en el recorrido previsto: nuestra intención era llegar a las Fuentes del Bejarano por la senda que conduce a ellas directamente, girando a la izquierda por una de las calles de la urbanización. Sin embargo, al seguir estrictamente las marcas del GR-48, no tomamos el desvío a la izquierda, sino que seguimos por la pista principal, hasta que se transformó en una pista de tierra. Cuando nos percatamos del error, tras una bajada trepidante, no era cosa volver atrás. Y además, era una buena manera de llegar al Bejarano por una pista que no habíamos recorrido.
Seguimos pues, hacia delante, y acabamos llegando igualmente al Bejarano al filo del mediodía,tras un pequeño rodeo no previsto. Aunque en realidad las Fuentes del Bejarano habían quedado fuera de nuestro recorrido, no vacilamos en ir expresamente hacia ellas. Total, estaban sólo a un centenar escaso de metros.
Y es innegable que que el desvío merecía la pena: la zona se encontraba en pleno esplendor del otoño. Lamentablemente, la mañana se nos estaba empezando a echar encima. Como en ocasiones anteriores, teníamos que volver apresuradamente a Córdoba. En este caso, teníamos que estar de vuelta a las 13:30h, ya que Inma tenía que pasar por casa de su hermano antes de que éste se fuera. Aún así, no pudimos dejar de realizar otro pequeño desvío por la vereda del Vado del Negro, hasta las cercanías del cortijo del Bejarano. Mané nos había asegurado que merecía la pena hacerlo.
Y tengo que reconocerlo: había acertado de pleno.
Lamentablemente íbamos con el tiempo algo justo, por lo que optamos por prescindir de la parada de Santa María de Trassierra. En lugar de ello, bajamos directamente a la Fuente del Elefante, a donde llegamos a las 12:30h. Llevábamos a esas alturas 15 kms. de recorrido.
La última vez que había realizado esa bajada, rompí el tornillo que sujetaba los platos al eje del pedalier. Por suerte, lo descubrí al llegar a la fuente, y no a media bajada.
Dejamos atrás rápidamente la fuente, pasamos junto al Lagar del Caño del Escarabita, y avanzamos en dirección al Pinar de Torrehoria. La pista se encontraba llena de charcos embarrados, y allí Javi sufrió un pequeño percance, afortunadamente sin consecuencias más allá de un poco de barro. Una vez en la urbanización, descartamos atravesar el Bosque de Fangorn, y en su lugar optamos por tomar la pista que conduce hasta la entrada del Mirador de las Niñas, y hacer la bajada directamente.
A esas alturas de la etapa, Inma, Carlos y Javi empezaban a notar el peso de los kilómetros, especialmente los dos primeros. Aún así, seguían demostrando una entereza envidiable. Llegamos a la entrada del Mirador a las 13:00h, y sin solución de continuidad nos dirigimos al comienzo de la bajada hasta la Torre de las Sietes Esquinas. No teníamos tiempo que perder. Hicimos ese tramo de la bajada en compañía, pero nos dividimos para el siguiente: Javi y Mané bajaron por Montecobre Express, y Carlos, Inma y yo por la bajada normal. En mi caso, esperaba poder grabar a Javi y Mané realizando la bajada Express. Sin embargo, me había dejado encendida la cámara en la bajada de la Fuente del Elefante, y había agotado la batería. Por desgracia, sólo lo descubrí al llegar a casa.
Tras “grabar” a Mané y Javi, realicé un descenso frenético hasta el punto de encuentro. Demasiado frenético, ya que dejé atrás a Carlos e Inma. Y ambos, al no conocer bien la bajada, se despistaron en la Casa de la Ventana, y a punto estuvieron de perderse por los agrestes montes cordobeses. Afortunadamente pronto dieron con la bajada buena, y reanudamos la bajada, esta vez por carretera, camino de La Albaida.
Regresamos a Santa Rosa a las 14:00h, algo más tarde de lo previsto. Carlos e Inma se dirigieron a casa de Ángel, mientras que Mané, Javi y yo fuimos a por otra clase de destino:
Poco después se nos unió Carlos, y cerveza mediante, dimos por terminada la etapa.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Los Morales – Fuentes del Bejarano – Montecobre
Etiquetas: bejarano, córdoba, fuente del elefante, lagar de la cruz, los morales, mirador de las niñas, montecobre, mtb, torre de las siete esquinas
El domingo 27 volvimos a salir a rodar nuestro grupo de amigos ciclistas de Córdoba. Teníamos por delante una previsión de etapa brutal: subir por la Loma de los Escalones y la Cuesta de Arrastraculos hasta Cerro Muriano, y posteriormente dirigirnos hasta el Castillo del Vacar por la Vía Mozárabe. Allí haríamos un alto, y realizaríamos la vuelta hasta Cerro Muriano, para tomar el GR-48, pasar por Torreárboles y el club de Golf, antes de bajar de nuevo a Córdoba por el 14%. Una etapa brutal, de unos 65 kms. de distancia.
Con ese fin habíamos quedado a las 8:00h Ángel y su hermana Inma, Mané, Carlos, Enrique, Javi Aljama, Javi Balaguer, Marcos y yo. Nueve valientes para una etapa excepcional. Pero por distintas razones a las 7:00h nos encontramos con que tan sólo cuatro íbamos a salir: Ángel, Marcos, Javi Aljama y yo. Y Ángel iba a salir en modo embrutecido: con su Specialized Big Hit de descenso adaptada para rodar, ya que la semana anterior había fisurado el cuadro de su Ghost. Total, que iba a salir a rodar con una montura que pasaba de los 16 kilos.
A las 8:00h de la mañana, cuando salí de casa camino de la de Ángel, teníamos una mañana despejada y helada: 7ºC, y aún teníamos que salir de la ciudad. Cuando llegué a casa de Ángel éste ya se encontraba allí, y con novedades interesantes: tres colegas de Marcos del club Los Califas venían con nosotros. Molaba porque íbamos a salir con unos pros, pero todo hacía presagiar que el destrozo que nos iban a hacer en la etapa iba a ser órdago. La mala noticia es que la tija telescópica (alias tijapija) que Ángel se había visto obligado a poner en su bici de descenso para tener una buena altura de pedaleo le estaba fallando, y no dejaba de bajarse sola. Un problema que a la larga nos iba a dar muchos problemas.
Salimos del McDonald’s del Brillante a las 8:15h, y nos encaminamos al Vial Norte, para salir de Córdoba por el puente romano sobre el arroyo Pedroche. A esas alturas la temperatura ya había bajado hasta los 5ºC. La única suerte es que no íbamos a tardar en empezar a subir. Dejamos la carretera y cruzamos sobre el canal. En vez de tomar el sendero marcado por flechas amarillas, a la derecha de la casa, giramos a la izquierda, y empezamos la subida avanzando por una pequeña vaguada arbolada junto a la N-432. Una subida más suave al principio, pero con una rampas bastante fastidiosas al final.
Poco después enlazamos con la pista convencional, y seguimos ascendiendo por la Vía Mozárabe. Pasamos junto a la Virgen de Linares, e iniciamos el ascenso por la Loma de los Escalones. Una subida brutal, como de costumbre, en la que los Califas empezaron a marcar un ritmo brutal. Intentamos no descolgarnos demasiado, pero el destrozo que empezaban a hacernos a Javi, Ángel y a mí empezaba a ser vergonzoso.
Una vez pasamos la cancela, Javi tuvo que hacer una parada por problemas con la cadena de su burra, que aproveché para respirar un poco. Continuamos con el ascenso, en mi caso dejando que Ángel marcara el ritmo para recuperar un tanto el resuello. Al llegar a la zona de las calizas, me desvié un tanto por la izquierda, y continué el ascenso en solitario, hasta que en la segunda cancela alcancé a los Califas, que nos estaban esperando.
Apenas paramos unos instantes, lo justo para que Ángel y Javi se reunieran con nosotros, y continuamos con la subida. Teníamos por delante los dos kilómetros de pista de las canteras. Dos kilómetros engañosos, en los que parece que no estás subiendo, cuando en realidad llega a tener rampas del 10% con grava. Y como no podía ser menos, nos volvimos a quedar algo atrás. Nos reagrupamos de nuevo en la curva del Frenazo. Ángel optó por no parar y continuar con el ascenso. Javi, los Califas y yo descansamos un rato, antes de seguir subiendo por carretera hasta la imagen de María Auxiliadora que marca la entrada de la Cuesta de Arrastraculos.
La subida por Arrastraculos fue, como no podía ser de otra manera, brutal, aunque conseguimos subir el tramo más duro como unos campeones. Sin muchos más trámites empezamos a bajar hacia el Muriano, cuando Ángel, cerca de la entrada de Villa Alicia, sufrió un reventón en su rueda trasera. En el ínterin, Ángel me confirmo que la tija no había dejado de hundirse, lo que le había dificultado sobremanera el ascenso. Una vez finalizado el arreglo, bajamos a Cerro Muriano, y nos unimos a Marcos, Javi y los demás, en una pausa que aprovechamos para hincharnos a jeringos en un bar.
Eran las 10:30h, y llevábamos 17 kilómetros largos del recorrido. Teníamos por delante, al menos en teoría teníamos por delante 13 kms. antes de llegar a El Vacar. Sin embargo, Ángel nos confirmó lo que ya nos temíamos: con la tija en esas condiciones no iba a ser capaz de continuar la etapa en toda su extensión, y optaba por volverse. Los demás decidimos volvernos con él. Al fin y al cabo, ya habría otras ocasiones para ir a El Vacar.
De la misma manera, descartamos hacer la subida de Torreárboles. En su lugar, salimos del Muriano por camino en dirección a la antigua carretera de los Villares. Realizamos una bajada bastante divertida hasta la entrada del Cuartel, que fue grabada por Ricardo, uno de los Califas. Desde allí tomamos la carretera, e iniciamos el ascenso, sobre las 11:15h. En la subida se repitió la tónica de todo el día: los Califas por delante, y Javi, Ángel y yo a remolque. Posteriormente, los Califas y yo tomamos el GR-48 en las cercanías del club de Golf. Para no seguir con la tortura, Ángel y Javi siguieron subiendo por la carretera. Se ve que yo soy algo más masoquista. Al menos pude disfrutar bastante con la bajada hasta el cruce del 14%. Una bajada trepidante, pero en la que a punto estuvimos a punto de sufrir dos serios percances: en un cambio de rasante estuve a punto de salir despedido de la bici (perdí incluso un pedal en el aire), y Marcos reventó la rueda delantera, y estuvo en un tris de salir también despedido, si bien estuvo ágil como un gato para evitar el desastre.
Realizamos un nuevo cambio de cámara, y convencimos a Ángel de que no se bajara directamente a casa por el 14%, sino que viniera con nosotros al Lagar de la Cruz para que nos tomáramos unas bien merecidas cervezas. La verdad es que para ser una etapa abortada, estaba siendo bastante chula.
Era ya mediodía cuando enfilamos camino del Lagar de la Cruz. Se dejaba notar que estábamos en una zona más frecuentada por excursionistas, ya que el tránsito de gente, que hasta ese momento era bastante más limitado, empezó a crecer de manera desmesurada. Y así, entre pitos y flautas, llegamos al Lagar, donde nos relajamos tomándos unas cervezas bien frías al sol de noviembre. Una excelente manera de dar por finalizada la parte más difícil del día.
Reanudamos la etapa a las 12:45h. Aunque en principio íbamos a bajar por los Morales, finalmente realizamos el descenso por la carretera del Brillante. Un descenso bastante divertido, en el que no dimos ni una sola pedalada, limitándonos a dejarnos caer, aprovechar el rebufo de los demás, y adoptando posturas aerodinámicas al mejor estilo de Perico Delgado en los Pirineos.
Un descenso sumamente divertido, en el que nos fuimos pasando y repasando, entre curvas cerradas, con Córdoba al fondo. Una bajada en la que Marcos tenía las de perder, ya que llevaba una bici bastante más ligera que los demás; aun así, estuvimos todos en un puño hasta llegar a Huerta Los Arcos, donde dimos por finalizada la etapa a las 12:55h, tras 35 kms. de recorrido. Allí nos separamos los cuatro, ya que los otros tres Califas habían seguido su camino. Javi camino de su casa, y Marcos, Ángel y yo Brillante abajo, si bien yo me desvié por Sansueña poco después. Diez minutos después llegaba a casa, por una vez ¡y sin que sirviera de precedente! antes del horario previsto.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí está el enlace al recorrido de la etapa: Cerro Muriano – Lagar de la Cruz
Etiquetas: arrastraculos, córdoba, cerro muriano, gr-48, lagar de la cruz, loma de los escalones, mtb
El ciclismo, como sabe cualquiera que lea un poco estas páginas, es una de mis grandes pasiones. Disfruto con el ciclismo de carretera, pero tengo especial predilección por el ciclismo de montaña. Afición que, afortunadamente, comparto con una buena cantidad de amigos. Hace ya algún tiempo, en una charla con Mané, estuvimos hablando sobre la creación de un foro para nuestro grupo de amigos en el que pudiéramos charlar de las etapas, planificar salidas, y poder contar cosas en general sobre nuestra común afición.
Tiempo después, me encontré con un pequeño problema: desde hace un año registro todas las salidas que hacemos con la bici en archivos GPX, a fin de tenerlas documentadas para posteriores salidas, así como material para realizar los relatos con los que me gusta recordar las etapas. El almacenaje de esos gpx se estaba volviendo un tanto caótico (ya que no contenía referencias o datos más allá de la fecha del fichero), por lo que se me ocurrió poder utilizar algún gestor documental para almacenar las etapas de manera más ordenada, y que a la vez me sirviera de copia de seguridad de mi registro de archivos.
Fue entonces cuando se me ocurrió que podía aprovechar un gestor de contenidos con el que tengo bastante esperiencia, WordPress, para solucionar ambos problemas. Y fruto de esa idea fue como nació MTB A Fondo.
MTB a Fondo ha sido creado como una pequeña red social especializada en ciclismo; su principal función es que los aficionados al ciclismo podamos compartir noticias, ideas, experiencias y conocimiento. Es una herramienta pensada para ser usada por nuestro grupo de amigos, pero que está abierta a cualquiera que quiera participar. Originariamente fue creada como una sección de mi página principal (www.eniac2000.com), pero como me aconsejó mi buen amigo Manolo, si quería darle algo de vidilla, era más conveniente crear la red como una web aparte. Y así fue como me decidí a compar el dominio www.mtbafondo.es
En cuanto a su estructura, está formada por los siguientes elementos:
He hablado un poco de las principales funcionalidades que ofrece MTB a Fondo, pero existen otras dignas de destacar:
Otros Mundos
Otra de las cosas que he procurado proporcionar con MTB a Fondo es una facilidad para seguir la actividad del sitio. Esto no se limita al seguimiento mediante RSS que comentaba antes, sino que he integrado la publicación de la actividad de la página en Facebook y en Twitter:
Creo que con esto he desgranado lo más importante de la página, en lo que se refiere a los aspectos técnicos. Pero una web social no es nada sin sus usuarios. Por ello, animo a cualquiera que quiera participar en el sitio a que se registre, participe, disfrute con la página, y que la haga suya. ¡Adelante!
Etiquetas: buddypress, facebook, gps, gpx, mtb, mtb a fondo, twitter, wordpress
El domingo pasado por fin tuve la oportunidad de realizar una etapa con la que llevaba tiempo soñando: realizar una nueva subida al castañar de Valdejetas, esta vez en otoño, cuando los castaños -árboles de hojas caducas- se visten de colores rojizos y dorados, y empiezan a dejar caer sus hojas, anticipo del invierno que, como bien sabe la familia Stark, presto se acerca.
Una etapa especial porque, sin que sirva de precedente, nos habíamos conseguido juntar ocho personas para realizar la etapa: Ángel y un amigo, Marcos, Mané, Enrique, Carlos, Javi Aljama y yo. Algo verdaderamente inusitado. Así que, dado que la ocasión lo merecía, aproveché para hacer una limpieza general en la bici, con desengrasado de cadena y coronas incluido (hecho que me tuvo unas cuantas horas danzando entre gasoil, grasa de litio y herramientas varias). A la postre tuve que cambiar la cadena de la bici, ya que se encontraba en bastante mal estado, pero el resto de la limpieza mereció la pena.
Habíamos quedado a las 9:00h en Cruz de Juárez, pero a las 8:45h ya teníamos noticia de dos bajas: Mané había caído enfermo esa noche, al igual que el hijo de Ángel, lo que obligó a ambos a quedarse en casa -e hizo que el amigo de Ángel se decidiera a salir con otros conocidos-. Así que a las 8:55h, cuando salí de casa y me encontré con Marcos, contaba con que los participantes se habían reducido a cinco. Cuatro, me dijo Marcos poco después. Enrique también había pasado mala noche con su hijo recién nacido, y tampoco acudía. Nos vi subiendo solos a Marcos y a mí, que aunque no era mala perspectiva, resultaba un tanto descorazonador teniendo en cuenta que supuestamente íbamos a salir ocho.
Sin embargo, pronto llegaron Carlos y Javi, con lo que nuestras negras espectativas quedaron en buena parte despejadas. Y poco después llegó un nuevo mensaje de Enrique, diciendo que podíamos contar con él. Cinco al final. Lo que no estaba nada mal.
Empezamos la etapa a las 9:05 en Cruz de Juárez. Allí nos encotnramos con el amigo de Ángel y sus compañeros de etapa. Comentamos un poco lo que esperábamos hacer cada uno, por si hacíamos trayecto común, pero al final partimos cada grupo por nuestro lado, si bien estuvimos en compañía hasta el Tablero. Nuestro recorrido previsto era el siguiente: subir por la carretera de la Albaida hasta el Cruce de Trassierra, desde allí tomar la vereda de la Canchuela y el GR-48 hasta la entrada del Castañar de Valdejetas -la Ruta Azul-, y volver a Santa María de Trassierra por carretera. Desde allí, en función del tiempo que tuviéramos disponible, bajaríamos bien por carretera, bien por el bosque de Fangorn y Montecobre. La razón de que la etapa tuviera ese comienzo de asfalto -tan poco habitual- era que Carlos no disponía aún del doble plato en su bici de descenso, y mover esa monstruosidad de 18 kilos por las subidas habituales (Montecobre, Vereda de la Canchuela o Alto de San Jerónimo) era poco menos que inhumano. Y que a los demás tampoco nos venía mal: Javi llevaba dos meses sin rodar, yo casi un mes, y Enrique hacía tiempo que no realizaba una etapa larga. El único que se salvaba era Marcos.
Así pues, iniciamos con calma el ascenso de la carretera de la Albaida. A las primeras rampas de la subida el grupo se empezó a fragmentar: Javi y Marcos por delante, yo en medio, y Enrique y Carlos detrás. Nos agrupamos en la entrada del castillo, y continuamos subiendo, pero a un ritmo más relajado. La subida desde el castillo tiene 4’8 kms. de longitud, y tres tramos bien diferenciados: una primera pared de un kilómetro largo, con pendientes del 13’6%, casi tres kilómetros de subida más relajada, y un último trozo de unos 700 metros, con algunas rampas del 10%. Se trataba de superar el primer escollo, pillar resuello en el segundo tramo, y acabar la subida de la mejor manera posible.
La primera pared, como era de esperar, se atragantó bastante, si bien la salvamos de una manera bastante decente. Hicimos una pequeña parada en la entrada del camino de la Casa de la Ventana, donde se cruzan la carretera y la subida de Montecobre. En principio era una pequeña parada para permitir recuperar el resuello, pero Carlos había notado un problema con su juego de bielas: bailaba de derecha a izquierda, con bastante holgura. Estaba claro que no era muy buena idea hacer toda la etapa con esa monstruosidad de holgura, porque corría el riesgo de destrozar el buje. Carlos casi parecía dispuesto a dar la vuelta y dar por finalizada la etapa, pero Enrique le dio una alternativa: como él tenía que estar en Córdoba da vuelta a las 12:30h, tampoco iba a realizar la parte de la subida al Castañar, si bien iban a tratar de llegar hasta Trassierra. Así que decidimos hacer una cosa: continuar con la subida hasta el cruce del GR-48 con la Vereda de la Canchuela, y allí decidir.
Continuamos con nuestro ascenso, esta vez por el tramo de subida más relajada. Pronto nos volvimos a quedar en cabeza Marcos, Javi y yo. Seguimos subiendo a un ritmo razonable, pero Javi empezó a notar los dos meses que llevaba sin dar pedales, y poco a poco se fue quedando. Finalmente el último tramo de subida lo hicimos Marcos y yo en solitario, aunque Marcos -tengo que admitirlo- me llevaba con la lengua fuera.
Nos volvimos a agrupar en el cruce de Trassierra, donde nos detuvimos para recuperar algo de fuerzas. Eran las 10:45h, y el tiempo -en especial a Enrique- nos empezaba a apretar. Reanudamos la etapa, y en el Rosal de las Escuelas nos desviamos a la izquierda para tomar la vereda de la Canchuela, siguiendo la Ruta Azul.
Pasamos junto a la Fuente de la Marquesa, e iniciamos un rápido descenso -el primero del día- hasta el embalse de la Jarosa, que nos sorprendió por el bajo nivel que alcanzaban sus aguas, que contrastaba bastante con el nivel que alcanzaban en marzo.
A partir de la Jarosa empezamos, como de costumbre, un tramo de subidas y bajadas antes de alcanzar el cruce con el GR-48. Tramo que no tendría nada de particular, salvo por el hecho de que se encontraba lleno de vacas. Algunas con sus terneritos, y con aviesas intenciones. Más de una vez tuvimos que salirnos de la pista para evitar tener un encuentro desagradable.
Llegamos al cruce a las 11:15h. Tras un rato de palique y de descanso, Enrique y Carlos no se dejaron convencer, y tomaron el GR-48 para dirigirse directamente a Santa María de Trassierra e iniciar la vuelta. Nos quedamos solos para afrontar el resto de la etapa Javi, Marcos y yo. Nos quedaba por delante la cota más alta del día: cinco kilómetros hasta Puerto Artafi, pasando por el Castañar, y cinco más hasta Trassierra. Tres kilómetros de subida por el castañar, con pendientes del 13%. Al menos el paisaje era -o iba a ser- excelente. Esperaba no equivocarme.
Y no me equivoqué. El otoño había empezado a hacer mella en el paraje, y los tonos verdes de finales de verano se entrelazaban con los ocres del invierno, tanto en los árboles como en el suelo. No en balde, cada palmo de terreno estaba cubierto de hojas muertas y erizos de castaña.
La subida por el castañar, pese a lo duro, fue una auténtica delicia. Delicia compartida, por otro lado, ya que había gran cantidad de excursionistas que frecuentaban la zona. Más concurrido que la calle Cruz Conde, como llegué a comentar en una ocasión.
Pasamos junto al cortijo de Valdejetas, que da nombre al castañar. Allí tuvimos la ocasión de saludar a uno de sus habitantes; saludo que nos fue devuelto, y con bastante amabilidad. Hecho que, por desgracia, no es algo que siempre nos encontremos.
Seguimos avanzando, inmersos en esa magnífica paleta de pintor que era el castañar. Encontramos claros de castaños, repletos de hojas caídas, y tramos ganados para el olivar, en perfecta armonía. No lamentaba, ni mucho menos, haber insistido tanto en subir al lugar. Estaba disfrutando como un enano.
Y así, llegamos al otro extremo de la finca, y atravesamos la cerca que corta el paso a los vehículos. Realizamos un breve descenso, antes de afrontar una nueva subida, durísima, que lleva al punto más alto del castañar, antes de descender hasta Puerto Artafi.
Hicimos la vuelta hasta Santa María de Trassierra por carretera. Llegamos a la pedanía a las 12:30h, y la atravesamos sin detenernos. Al igual que Enrique, Marcos tenía que estar de vuelta en Córdoba, en su caso a las 13:30h, por lo que íbamos con el tiempo justo. Salimos de Trassierra por carretera. Íbamos a tener que olvidarnos de atravesar el bosque de Fangorn, dado que el tiempo corría en nuestra contra, y que Javi estaba sufriendo sobremanera con el final de etapa: no en balde llevaba dos meses sin coger la bici. Sólo podía quitarme el sombrero ante su pundonor. Eso, y ponerle las cosas más fáciles. A la entrada del bosque de Fangorn, optamos por una alternativa algo más relajada: tomar la pista que pasa por la urbanización Torrehoria, y que lleva directamente hasta la entrada del Mirador de las Niñas. Desde allí, podríamos bajar a Córdoba bien por Montecobre, por carretera, o bien por la Cuesta del Reventón.
Entramos en la pista. El único que aguantaba el tipo de manera digna era Marcos. De hecho, nos llevaba con la lengua fuera. Las etapas con Los Califas lo han dejado en un excelente estado de forma, y además iba con prisas… En fin. Llegamos a la entrada del mirador al filo de las 13:00h. Allí tomamos la siguiente decisión: Javi optaba por volver las Ermitas y el Reventón (ya que lo dejaba directamente en su casa), y Marcos, para ir más rápido, prefería bajar por la carretera de las Ermitas. Yo por mi parte ¡bajaría por Montecobre! Hubiera sido divertido, pero no. Viendo tan hecho polvo a Javi, preferí acompañarlo en su bajada por el Reventón. Así pues, nos despedimos de Marcos, y nos dirigimos por carretera a las Ermitas.
Ese trayecto por carretera no tuvo mucha más complicación, salvo por el pequeño puerto que hay que salvar por carretera. Fue en ese momento -llevábamos ya cuatro horas largas de etapa- cuando el GPS empezó a dar señales de que la batería se encontraba exhausta. No era la única, porque nosotros no estábamos mucho mejor. Quise entonces conectarle la batería externa de Dealextreme, pero ésta -oh, sorpresa- se había vuelto a estropear. Tuve entonces que activar el GPS del móvil. Javi, que había seguido subiendo, aprovechó para detenerse y recuperar azúcares a base de comer madroños de un arbusto que había encontrado. No era mala manera de hacerlo, pardiez.
Llegamos al comienzo de la bajada del Reventón a las 13:25h, y empezamos el descenso. Javi esta vez se lo tomó con calma. A mí, por mi parte, también empezaba a apretarme la hora: el GP de Fórmula 1 empezaba a las 14:00h, y no quería perdérmelo. La bajada, como siempre, fue divertida.
Tras 10 minutos de descenso, llegamos a casa de Javi. Decliné una invitación a tomar unas birras -cosa que me apetecía bastante- para volver rápidamente a casa. La hora se me echaba encima, y empezaba yo también a estar hecho polvo. Llegué a las 13:44h, con el tiempo justo para ducharme y ver empezar el GP. Un buen epílogo para una etapa sobresaliente.
Los datos de la etapa son los siguientes:
Y aquí (atención, variación en el modo de publicar artículos) está el enlace al recorrido de la etapa: Carretera de la Albaida – Castañar de Valdejetas – Cuesta del Reventón
Etiquetas: castañar de valdejetas, córdoba, cuesta del reventón, la albaida, mtb, panorámica, trassierra