Este año, ya en Forcarey, he tenido la oportunidad de contemplar la lluvia de las Perseidas en una ubicación excepcional. Aprovechando que ayer mismo llegamos desde Santiponce, y que la noche estaba estupenda -completamente despejada- subí hpy a las cinco de la mañana al cerro donde está el observatorio astronómico de Forcarey, a ver si había suerte. Y la hubo, ya lo creo que la hubo.
La noche estaba fresca, unos 14ºC, pero seguía completamente despejada. Aparqué el coche a la entrada del observatorio, y subí andando hasta el mismo, equipado con una estera, una cámara Kodak P712, y un pequeño trípode. Aparte de ver la lluvia de estrellas en sí (me hinché), estuve haciendo pruebas de exposición con la cámara. Al final acabé tirando prácticamente todas las fotos con 16 segundos de tiempo de exposición. Y aunque en la mayoría no se ve más que cielo estrellado, sin nada en especial, y algunas están claramente movidas, he encontrado una en la que aparece esto:
Hay al menos tres objetos claramente desplazándose. Podría ser movimiento de la cámara, sí, pero hay muchos puntos estáticos. Así que me da que, en efecto, son perseidas. Eso, o satélites Starlink.
Etiquetas: forcarey, observatorio astronómico, perseidas
Vídeo con diversas tomas del observatorio astronómico de Forcarey (Forcarei), efectuadas en febrero de 2023. En ellas realizo diversas pruebas de técnicas de grabación, tales como vuelo circular asistido por el dron, tomas parallax, dolly zoom (efecto vértigo), así como algunos modos de efectos especiales, tanto del editor como del propio dron.
Grabación efectuada con un dron DJI Mini 3 Pro.
Música:
Tenderness by FSM Team
Music by https://www.free-stock-music.com
Etiquetas: dji mini 3 pro, dron, forcarey, observatorio astronómico
El sábado 19 de noviembre realicé una breve etapa ciclista por las cercanías de Forcarey. Breve en distancia, pero una de esas etapas que acaba resultando tremendamente satisfactoria. Fue una etapa corta motivada por las circunstancias meteorológicas. Estos días han sido bastante lluviosos en la zona, y la previsión para el día era igualmente mala, con la excepción de una ventana de 4 horas por la mañana, en la que el tiempo se preveía nublado, pero libre de lluvias. Y, en efecto, a las 8 de la mañana la lluvia había cesado. Pude sacar a Ulises a dar un breve paseo antes de emprender la marcha. El cielo aparecía con nubes altas, y apenas había algunos bancos de niebla en las montañas circundantes. Así que a la vuelta del paseo, bajé a por la Giant, y me dispuse a empezar a rodar justo a las 9:00h. Pero en ese rato todo había cambiado. Forcarey estaba cubierto por una neblina, y no dejaba de lloviznar. La cosa estaba como para volver a meterse en casa. Aun así, decidí continuar, confiando en que la previsión fuera acertada, y tuviera un respiro algo más adelante.
Empecé a rodar dirigiéndome hacia la Chamosa, donde continué por carretera, y en continuo lloviznar, hasta el Salgueiro. Allí dejé atras el asfalto, y empecé a rodar por una estupenda corredoira, que como no podía ser de otra manera, estaba empapada, llena de barro y de hojarasca. ¡Pero es que es otoño! Sería ingenuo espera otra cosa.
De nuevo sobre el asfalto, subí hasta alcanzar la carretera a la altura del observatorio astronómico. Desde allí, tomé la pista que lleva al Barazal, y emprendí la estupenda subida a A Mámoa. No pude evitar mojarme los pies al pasar sobre el arroyo de la Chamosa, que iba con bastante agua. Así que ya estaba empapado por todos lados. Llegué a A Mámoa, y no pude evitar detenerme ante una de las casas, que cuenta con una pintoresca decoración del Camino de Santiago. No en balde, el Camino d la Geira Romana y los Arrieros pasa por allí.
Al pararme a echar las fotos, dejé la bici justo en la salida de ventilación de la casa. Salía un calorcito la mar de agradable. Algo que me venía bien con la que me estaba cayendo. Nada espectacular, pero una llovizna persistente de la que te acaba dejando calado. Seguí adelante, volviendo por asfalto a la carretera de Forcarey. Desde allí, mi idea era realizar la subida al Outeiro Grande, una cima cercana a la que no había ascendido con anterioridad. Esta subida se realiza por un camino que surge de una curva abandonada de la carretera. Encontré el acceso a dicha curva, y al poco di con el camino de subida. La subida es constante, unos 550 metros desde la curva, con una media del 9% y tramos del 15%. Es un buen camino, amplio, pero con hierba, barro y algo de piedra suelta que hace que se enganche mucho. Técnicamente no es difícil, pero exige más esfuerzo de lo que parece. Tras superar esta primera subida se llega a una antena de radio, que en esa mañana se encontraba casi oculta por la niebla.
Continué a continuación con el ascenso hasta el otero en sí. Es otro medio kilómetro, pero más tendido, si bien con el mismo tipo de camino. En condiciones normales tiene que dejar unas vistas estupendas del entorno, pero en mi caso, solo podía ver niebla. Al menos, había dejado de lloviznar.
Llegué al otero no mucho después, y pude ver el vértice geodésico que marca el punto más alto (758 msnm). No me pide resistir a trepar hasta él, y echarme algunas fotos.
Ya que estaba allí, y que parecía que la niebla era menos intensa en lo alto, tampoco que pude resistir a sacar el dron y tomar algunas grabaciones por encima de la niebla. Por desgracia, el vídeo no quedó registrado, aunque pude ver en el móvil algunas tomas del banco de niebla por encima, y cómo ésta se extendía por los valles de alrededor. Una verdadera lástima que no se grabara.
Tras el rato de parada, descendí en dirección a la aldea de Carballo. El comienzo de la bajada me dejó una muestra de las vistas tan estupendas que se tienen desde este lugar, pese a la niebla:
La bajada en sí es estupenda. Mucho más acusada que por la vertiente sur, por la que yo había ascendido. Tiene dos tramos diferenciados, siendo el más escarpado el segundo, donde se llegan a encontrar desniveles del 22%. ¡Y se nota! Me alegré de ir en la Giant con los frenos de disco hidráulicos, y no en la gravel con los frenos cantilever. Si ese hubiera sido el caso, lo habría pasado bastante mal. Al final de la bajada se llega a un camino, aún en descenso, pero considerablemente más suave, que acaba llegando a las cercanías de Carballo. No era la primera vez que rodaba por ahí, y sabía que desde ese punto tenía otro camino, a ratos entre eucaliptos y a ratos entre bosque autóctono, que me llevaría a la carretera que va a la Graña de Cabanelas. Es una subida, aun por asfalto, dura, con desniveles del 14%, y que más vale tomársela con calma. Luego hay una divertida bajada hasta la Graña. Llegados allí, giré a la izquierda para tomar la carretera que va hasta Levoso, pero al cabo de un rato me salí a mano derecha por un camino que asciende directamente hasta las cercanías del observatorio, y luego, ya por asfalto, acaba llegando a la carretera de La Estrada. En la carretera, giré a la izquierda para encaminarme hacia Forcarey.
En mi rutero del día tenía previsto dirigirme a las Rabadeiras, para hacer un divertidísimo tramo de trialera que lleva hasta Córneas, pero rondaban ya las 11 de la mañana, había comenzado a lloviznar de nuevo, y pensé que era mejor reservar ese tramo para otro día con mejores condiciones meteorológicas. Y es que hacía frío, estaba calado, no dejaba de lloviznar, y había momentos en que no veía a más de 20 metros por la niebla. ¡Y estaba siendo lo mejor de toda la semana! Pero ya era hora de ir echando el cierre. Dicho lo cual, pasé Las Casetas de la Armada, y descendí tranquilamente, aunque con algo de frío (habíamos rondado toda la mañana entre los 4 y los 9ºC), de vuelta a Forcarey, dando por finalizada la etapa a las 11:07h.
Etiquetas: a mámoa, camino de geira y de los arrieros, forcarey, giant, graña de cabanelas, mtb, observatorio astronómico, outeiro grande
Hace unos días pude tomar esta fotografía en el observatorio astronómico de Forcarey, a la puesta de sol. Aparte del paisaje en sí, me llamó la atención el alineamiento que existía entre Venus, la Luna y Júpiter, que fui capaz de sacar en la foto:
Etiquetas: forcarey, júpiter, luna, observatorio astronómico, venus
El domino 23 de mayo realice una etapa ciclista en la zona de Cotobade. En concreto, recorrí parcialmente el recorrido 1 del Centro de BTT de Carballedo, cercano a Forcarey. Empecé la etapa recién pasadas las 9:00h, saliendo junto al edificio antiguo del Ayuntamiento de Cotobade. El recorrido empieza en subida, dirigiéndose por el pequeño casco urbano desde el ayuntamiento a la capilla de San Roque. Allí el camino gira a mano derecha, y continúa por carretera local.
Apenas 1 km después se llega a la PO-232, que hay que cruzar, y emprender un breve tramo de subida por carretera. En mi caso, tuve que hacer una pequeña parada para ajustar las mordazas de freno, merced al cambio de pastillas que tuve que realizar tras la etapa de la semana pasada. Reanudada la marcha, tras algo menos de 500 metros se abre a la izquierda de la carretera un camino empedrado, que hemos de tomar, en continuo ascenso por la montaña. Se trata éste de un viejo camino romano, que nos acompañará prácticamente en todo nuestro ascenso hasta Monte Coirego. La subida es sinuosa y va ascendiendo poco a poco por una montaña que se encuentra abundantemente explotada en el aspecto maderero, lo que tiene la ventaja de que los caminos se encuentran bastante limpios.
Tras un rato de ascenso, se llega a un pequeño robledal donde el camino se bifurca en dos. A la derecha está señalizado como “Carballeira de D. Elías”, y en sus cercanías se puede encontrar el Molino de la Iglesia. Se trata ésta de una calzada romana que asciende hasta las cercanías del observatorio astronómico. Siguiendo de frente se continúa por otro ramal, también acreditado como romano, que se acaba volviendo a encontrar con el primero.
El ascenso es bastante técnico, a tramos con una cierta pendiente, pero permite disfrutar en todo momento de este gran deporte, además de unas estupendas vistas del entorno.
Tras 1’3 kilómetros de ascenso desde el robledal anterior, se llega a una pequeña turbera, la Braña de las Pozas Secas. Allí realicé un pequeño descanso, donde pude observar varias cosas curiosas: un ciervo que huía en la distancia, el calvero creado por la turbera, y lo que parecían ser emanaciones de gases provenientes de la descomposición de la materia orgánica que genera la turba.
En este punto el camino desaparecía brevemente, pero tras pasar una pequeña corriente de agua, y al fondo de la turbera, junto a un abrevadero, el camino vuelve a aparecer, siempre en ascenso, en una zona en la que se había realizado una tala recientemente. Al poco se llega a una pista forestal, que se ha de tomar a mano derecha, para ascender de una manera bastante cómoda hasta el observatorio astronómico de Cotobade.
Tras dejar atrás el observatorio, se continúa por la misma pista, que describe un giro a la izquierda para alcanzar una pequeña laguna, junto a la que encontré una manada de caballos salvajes, que no pude menos que pararme a grabar.
Tras esta breve parada, reemprendí la marcha con el objetivo de alcanzar la cota máxima de la etapa: el alto de Monte Coirego. Pasada la laguna, se cruza una pista asfaltada, y se sigue de frente por una pista que serpentea el monte, buscando su cima. Al principio empieza suave, pero poco a poco va ganando en dureza, llegando en esta primera parte a alcanzar pendientes del 12%. A los 800 metros, a mano derecha se abre un atajo que permite subir de manera más rápida al monte. Rápida y brutal, con tramos al 17% de desnivel, pero con un firme fiable, aunque algo pedregoso. Tras estos 300 metros de recorte, se vuelve a salir a la misma pista de antes, que permite culminar la subida al alto 300 metros después, a 771 msnm.
Las vistas son estupendas, y en un dia tan despejado como el que tuve, se podía observar fácilmente la ría de Pontevedra, aunque el resto de puntos cardinales dejaban vistas que no desmerecían en nada la anterior, y entre las que destacaban la vista de la laguna y el observatorio, esta vez desde arriba.
Tras un pequeño descanso, emprendí la bajada por el monte, que no pude menos que grabar.
De vuelta a la carretera, tomé ésta en suave descenso hasta O Cádavo, donde destaca la Capilla del Santo Ángel de la Guarda.
Desde allí, se toma una pista que en descenso suave, con algunas subidas y bajadas, se dirige a la población de Vila de Arriba, por una pista forestal en zona explotada por madereras.
Hasta ese momento el recorrido estaba siendo estupendo, pero al llegar a las cercanías de Vila de Arriba se consumó el desastre. La pista que había ido trayendo hasta ese momento, muy clara, llegó a un cierre con alambre de espinos que impedía el paso. Tras consultar el rutero GPX, observé que me había desviado parcialmente del recorrido. Desandé mis pasos para encontrar una nueva senda, que tampoco correspondía exactamente con el recorrido GPX. Volví adelante y atrás, hasta encontrar un camino casi completamente perdido por la maleza.
Camino que volvía a desviarse del recorrido, y que moría en una nueva alambrada. Había otra pista clara, pero se alejaba bastante de Vila de Arriba, y que ni siquiera aparecía en los mapas, lo que podía significar grandes dolores de cabeza. Así que me decidí a cruzar la cerca, e intentar recuperar el camino, que supuestamente cruzaba la torrentera que tenía frente a mí. Mala decisión. No había camino, y pronto me encontré andando entre la maleza, saltando cercas y con la bici al hombro, para llegar a una plantación de la tríada galaica: tojos, zarzas y ortigas. Desesperado, salté otra nueva cerca para emprender el descenso por la torrentera, con agua hasta las rodillas. Avancé unos 50 metros de esta guisa, hasta un punto en el que el torrente estaba bloqueado por un arbol caído. Ahí salí de nuevo a la maleza, menos densa que antes, y pude avanzar entre unos eucaliptos, hasta llegar de nuevo al camino que indicaba el GPX. Cómo no, comido de maleza, aunque no tan cerrada como en espantos anteriores.
Pude avanzar sin demasiadas penurias los 300 metros que me separaban de Vila de Arriba. Tan sólo para descubrir que había pinchado. La verdad, me sorprendía no haberlo hecho antes. Me tocó cambiar de cámara, y por alguna razón que no alcanzo a comprender, la cubierta que había podido sacar sin problemas se resistió enormemente a ser colocada de nuevo. En fin. Solucionado el pinchazo, emprendí el ascenso por carretera hacia Trabazo. Al llegar a la cima me percaté de que iba de nuevo pinchado, aunque con una fuga lenta. Eso supuso la puntilla a la etapa. En vez de girar a mano derecha por una pista forestal que tendría que llevarme hacia Cuspedriños primero, y luego en descenso hasta Paraños antes de volver a Carballedo, opté por seguir por carretera a Trabazo, y luego seguir recto -también por carretera- y dar por finalizada la etapa con un recorte de 5 kilómetros sobre el recorrido previsto. Etapa, que pese a las penurias del final, no puedo menos que calificar de estupenda.
Datos de la etapa
Etiquetas: calzada romana, carballedo, cotobade, monte coirego, mtb, observatorio astronómico